El amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN ARMAS
HERNÁNDEZ, remitió entonces (2014) estas notas que tituló; “EN LA CAPILLA DE LA
VIRGEN DEL CARMEN DEL MUELLE PORTUENSE.
(REFLEXIÓN)”: “…Lo último que queda en la resaca festera portuense, la celebración y
devoción por la Virgen del Carmen en la tradicional e histórica Capilla del
Muelle Pesquero portuense, construida por los marinos, pescadores y pescaderas
del famoso Barrio de La Ranilla.
Pocos días quedan ya,
para terminar el mes de julio, ¡que rápido pasa el tiempo! mes a lo largo del
cual se celebran las fiestas principales del Puerto de la Cruz. En honor al
Gran Poder de Dios y a la Santísima Virgen del Carmen, como todos
sabemos, se organizan numerosos y variados actos, religiosos unos y lúdicos
culturales otros.
Miles de personas,
cada año muchas más, se acercaron a la ciudad turística (Puerto de la Cruz)
para disfrutar de los festejos programados. Unos vienen atraídos por la
fe que le profesan a las sagradas imágenes y otros con la intención de
participar en los actos lúdicos o simplemente a pasear o curiosear. Muchos
atractivos tienen el Puerto de la Cruz para ello.
Dos días al año
le son gratos a los portuenses: el domingo en que se celebra la festividad del
Gran Poder de Dios, y el martes dedicado a la Virgen del Carmen con su embarque
y el paseo marítimo terrestre.
Los ciudadanos del Puerto
de la Cruz nos sentimos muy orgullosos y contentos al contemplar la multitud de
personas que con motivo de las fiestas nos visitan. Vienen de todos los pueblos
de la isla e incluso allende los mares (del resto de las islas Canarias y,
también, extranjeros que pensando en sus vacaciones eligen el mes de
julio para poder participar con nosotros en las fiestas).
¡Qué bonitos y
solemnes estuvieron este año los actos litúrgicos dedicados al Gran Poder de
Dios! La procesión fue de un recogimiento y silencio extraordinariamente
admirable. Solo el sonido de las tracas y ruedas de fuego al Gran Poder de Dios
ofrecidas, rompían el silencio y la quietud de la noche. Miríada de cohetes y
cascadas luminosas subían y bajaban explosionando e iluminando con profusión de
lindos colores el espacio portuense.
¡No pasa nada, la
Virgen está embarcada! Con esta exclamación jubilosa, cada año más arraigada,
se expresaban eufóricos los jóvenes pescadores portuenses al terminar de subir
a la lancha a la Virgen del Carmen. Miles de personas, unas cuarenta mil,
venidos de afuera se unen a esta gran alegría que brota espontáneamente del
corazón de todos los ranilleros. Ver a su patrona y “Reina de los Mares”
entronizada en la barca, y que salga bien, es de una gran alegría para
ellos, y respiro de alivio para todos los que contemplan el embarque en la
inestable y balanceante lancha.
Tenemos que coincidir,
este año, también, con el satisfecho y entusiasta Juan Carlos Marrero (concejal
delegado de las fiestas del Puerto de la Cruz) al decir que: “el comportamiento
de los cargadores de la Virgen del Carmen fue ejemplar y correcto”. Mucho mejor
que el año anterior, sin duda alguna. Pero mucho nos queda en general, para que
nuestras fiestas, mayores, vuelvan a ser o parecerse a las que antaño, se
programaban. Ejemplo de espiritualidad y respeto en los actos litúrgicos. Se
traían invitados a la iglesia matriz de la Peña de Francia a los mejores
oradores sagrados conocidos, que con su santa y docta palabra conmovían, las
entrañas de los fieles creyentes.
Actuaban por calles y
plazas de la localidad (antaño pueblo, hoy opulenta ciudad) las mejores bandas
de música de la isla: la del Regimiento de Infantería de Tenerife que solía
acompañar al Gran Poder en su procesión, la de Arafo, Santa Cruz de Tenerife,
Orotava, Realejos, etc. Eran fiestas ofrecidas al Gran Poder de Dios y a
la Virgen del Carmen. Por lo tanto, sobresalía tanto la solemnidad
litúrgica-religiosa como las funciones artísticas-culturales. Se introducían y
toleraban actuaciones lúdicas, pero imperaba y sobresalía lo religioso y
artístico. A las dos sagradas imágenes se les ofrecía lo mejor precisamente
porque de ellos nos viene lo mejor...
Si al acto de la tarde
(embarque y procesión de la Virgen del Carmen) asiste mucha gente, no muchos
menos concurren en la mañana de ese mismo día a la misa que en la capilla del
muelle pesquero se le ofrece a la Santísima Virgen del Carmen, allí ubicada.
¿Qué les atrae? Puesto que cada año vienen a la misa muchas más personas. Sin
duda alguna, la fe y el amor que le tienen a la Virgen del Carmelo. Pero
también la curiosidad y la novelería. Mucho tiene que ver la dicha
curiosidad y novelería con el recital poético que al terminar la función
religiosa se le ofrece a la Virgen. En la actuación que resulta ser espontánea,
no organizada, suelen participar buenos poetas y populares rapsodas, estos
últimos casi siempre pescadores y pescaderas que con su simpatía y labia hacen
la delicia de los que ahí acuden. Participa todo el que quiera y se sienta
inspirado, entre ellos me cuento. Se aplaude lo sobresaliente y lo que no lo es
tanto, actúan personas versadas y otras de bajo nivel literario. Se aprecia y
se perdona también, como solemos hacerlo los nobles y buenos ranilleros. Y al
final, todos alegres y contentos por haber participado en la eucaristía y el
recital poético en honor y por amor a la “Reina y Estrella de los Mares”.
Señor Marrero,
concejal de fiestas, sugiero quitar la paja y dejar el trigo, más solemnidad en
lo religioso, (dialogo con el párroco), belleza en lo artístico y amplitud y
calidad en lo cultural. Aunque para ello tenga que eliminar algunos actos
lúdicos que no concuerdan ni vienen al caso. Lo valoraríamos mucho y le
felicitaríamos por ello. Que las fiestas de julio de nuestro pueblo vuelvan a
ser lo que fueron está en sus manos y en la de sus colaboradores. Si no los
tiene, o faltan buenos, ¡búsquelos, los hay, seguro que aceptarían con
gusto!…
Un caso que tendríamos
que corregir para el próximo año sería, por anómalo, el siguiente: no abrir la
caseta al público donde se sirven los desayunos (chocolate y churros) hasta que
termine totalmente el acto que, en la explanada del muelle, se le ofrece a la
Virgen del Carmen. No solamente la misa sino, al igual, el recital poético. Acabadas
las dos funciones sírvase a los convidados. No antes, pues el ruido de sillas y
personas hablando y en movimiento entorpece el empiezo y concentración de los
bates que se disponen, terminada la misa, a actuar.
Por otra parte,
aprovecho la oportunidad que me ofrece el periódico “El Día”, para felicitarle
por los actos festejos que han mejorado mucho, sobre todo en las exhibiciones
pirotécnicas, y a la Hermandad del Gran Poder de Dios por la procesión tan
ordenada. Además, al señor cura párroco que tanto tiene que sufrir por mantener
el orden y el silencio en la iglesia. ¡Felicidades a todos! Especialmente a los
cargadores y coro de la Virgen del Carmen. ¡Qué superación, en cantidad y
calidad!...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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