El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ.
Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces
(13/08/2015) estas notas que tituló; ““JULES LECLERCQ Y EL PUERTO DE
LA CRUZ”.
Publicadas en el periódico tinerfeño La Opinión de Tenerife el día 13 de
agosto de 2015: “…El escritor belga Jules Leclercq escribió,
tras su paso por las Islas, una obra bajo el título de “Viaje a las Islas
Afortunadas: cartas desde las Canarias en 1879”, siendo editada en 1990 gracias
a la traducción de Ángel Hernández y un exhaustivo prólogo de Antonio Rumeu de
Armas, editando el relato la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno
de Canarias.
Leclercq llegó a Tenerife
atraído por la fama de su belleza que había leído en diferentes publicaciones
de la época, pretendiendo disfrutar de la misma en su totalidad. Nació en
Bruselas en 1848, adquiriendo formación en Humanidades. Gracias a su posición
económica, pudo viajar a lo largo de diversos países. A Canarias llegaría en
1879, centrando su viaje en Tenerife, pero visitando también Gran Canaria y
Lanzarote. Son múltiples los detalles que señala sobre el núcleo portuense,
tras dejar una interesante descripción de su paso por La Orotava, anotando la
presencia de un paisaje de gran fertilidad con multitud de cultivos que por
entonces dominaban el Valle. Asimismo, se sorprende en observar una gran
cantidad de terrenos destinados a la cochinilla, explicando su importancia en
tal contexto, lamentándose de la situación que presentaba el enclave portuense
al afirmar lo siguiente: “el oídio ha matado la prosperidad del Puerto, que se
ha quedado triste y silencioso. Los ingleses lo han abandonado, y los barcos
extranjeros sólo aparecen, de vez en cuando, a recoger algún cargamento de
cochinilla”. Asimismo, el escritor belga dejaría interesantes datos sobre el
Jardín Botánico de Aclimatación, ubicado en el Puerto de la Cruz, anotando
algunas características sobre su creación y resaltando el importante papel que
en su mantenimiento tenía Hermann Wildpret, no dudando en criticar el poco
presupuesto destinado a su mantenimiento, exponiendo unas cifras que no
premiaban suficientemente la labor de H. Wildpret en tal espacio, afirmando que
“el presupuesto asignado por el gobierno español para el mantenimiento del
jardín es de sólo 20.000 reales (5.000 francos), 6.000 de los cuales son para
el director y 4.000 para el jardinero; el resto se destina a los gastos de
mantenimiento y a los jornales de los peones. ¡El director –que está de más-
recibe, pues, mil quinientos francos anuales, mientras que el Sr. Wildpret, que
es el alma del establecimiento, sólo recibe mil!”, añadiendo algunos otros
detalles sobre una estancia en el Puerto de la Cruz que finalizaría con una
cena en la casa del propio Hemann Wildpret, situada en la entrada del notable
jardín botánico.
Un interesante relato de un
viajero en cuyas palabras se refleja una cierta nostalgia por la importancia
que el enclave portuense había tenido y cuyos ecos continuaban mediante tímidas
huellas en el tiempo…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
La fotografía que acompaña a este texto no corresponde a Jules Leclercq, sino al poeta grancanario Domingo Rivero (1852-1929).
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