El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ.
Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió entonces (07/08/2015),
estas
notas que tituló; “LA HACIENDA DE LOS PRÍNCIPES”.
Publicadas en el Periódico tinerfeño "La
Opinión de Tenerife" el jueves 6 de agosto de 2015: “…Los
Realejos cuenta en la actualidad, afortunadamente, con toda una serie de
infraestructuras que forman parte de la arquitectura civil del lugar; nos
referimos a las haciendas, ubicadas por diversos puntos de la geografía del
municipio realejero tal y como manifestarán en su capítulo sobre arte en la
obra Los Realejos. Una síntesis histórica, los profesores de historia del arte
de la Universidad de La Laguna, Gerardo Fuentes Pérez y Margarita Rodríguez
González.
En ese sentido, podemos
destacar la Hacienda de Los Príncipes. Un inmueble que el investigador
Guillermo Camacho Pérez-Galdós (1898-1995) estudiaría en su obra La Hacienda de
los Príncipes, donde expondría diversos datos relacionado con el origen y la
evolución histórica de tal lugar, destacando un origen que se remonta al
Adelantado Alonso Fernández de Lugo, conquistador de Tenerife y La Palma. La
obra resalta la enorme importancia que el agua tuvo en el lugar, anotando el
importante papel de la caña de azúcar, pues llegaría a ser el primer producto
cultivado en la Hacienda, pasando luego a destacar el cultivo de la vid.
Al respecto, podemos obtener
una visión del lugar a partir del mercader inglés Marmaduke Rawdon, pues el
mismo estuvo en Tenerife en el siglo XVII. Teniendo en cuenta la obra que se
escribió sobre él y la posterior edición a cargo de José Carlos Guerra Cabrera,
podemos llegar a observar toda una serie de datos que nos aproximan al
conocimiento e importancia que lograría alcanzar tal espacio durante esa época,
siendo la Hacienda arrendada a M. Rawdon por Antonio Jorge de Leiva Fernández
de Lugo, príncipe de Asculi. Se destaca en la descripción sobre M. Rawdon la
importancia de la Hacienda, por dar un beneficio superior a las seiscientas
pipas al año. Asimismo, resulta evidente el significado que el agua pudo tener
en el lugar. Al parecer, M. Rawdon disfrutó de una holgada posición en el
lugar, pues recibió, por parte del arrendatario principal, “el título de
gobernador y, como resultado de este título, había otros lugares que
pertenecían a la Hacienda; por todo ello, los isleños sentían por el señor
Rawdon un gran respeto”. Al respecto, se llega a destacar el carácter
privilegiado del que disfrutaba el lugar, al no poder ordenarse la entrada ni
siquiera del alcalde aunque algún soldado hubiera querido esconderse en la
misma para evitar una leva. Durante cinco años, tal notable viajero inglés y su
primo rigieron el lugar, destacando diversos beneficios relacionados con el
clima y los alimentos que se podían obtener de tal espacio, pues contaba con
diversos animales y un riachuelo que podía ser canalizado dependiendo de la
circunstancia.
Resaltan nuevamente los
profesores Gerardo Fuentes Pérez y Margarita Rodríguez González en Los
Realejos. Una síntesis histórica, las transformaciones que afectarían al
inmueble, ya que, durante el siglo XIX, “había perdido buena parte de todo su
conjunto arquitectónico que abarcaba todo el entorno de la actual plaza de San
Sebastián y sus aledaños”. Asimismo, de entre los diferentes testimonios sobre
la hacienda realejera, no podríamos pasar por alto la estancia en tal espacio
durante varios meses de 1878 del notable antropólogo francés René Verneau
(1852-1938), tal y como nos describe en su obra Cinco años de estancia en las
Islas Canarias.
En definitiva, hemos tratado un
espacio único por su carácter en la fisionomía arquitectónica del núcleo
realejero, y cuyo valor e importancia es posible constatar a través de los
diversos testimonios de aquellos viajeros que alabaron la situación y
características de un inmueble muy ligado a la evolución histórica de la Islas…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario