Salvador García Llanos vio publicada su primera entrevista en el semanario
"Aire Libre" cuando solo tenía 11 años. Nacido en mayo de 1953, hijo
de emigrantes, comenzó desde ese momento a colabora regularmente con
periódicos y publicaciones.
Lo conocí en el año 1969, cuando un servidor entrenaba al Infantil Águila
del Valle de Baloncesto, en la recordada cancha de Franchi Alfaro, además
estudiaba Preu Universitario en el Instituto Cabrera Pinto de la Laguna.
Salvador jugaba en el infantil Ucanca del Puerto de la Cruz y estudiaba preu
universitario en el colegio San Agustín de los Realejos, me tenía admiración
como técnico en el baloncesto, pues sabía que conocía técnicas que entonces en
su Puerto de la Cruz no tenían el nivel de aquellos años. Alternaba
sus pinitos de cronista deportivo y jugador de baloncesto a la vez.
Posteriormente cuando me encontraba estudiando el Profesorado Mercantil en Las
Escuelas de Comercio en el edificio neoclásico Imeldo Serís de la capital
Tinerfeña, compartíamos de colaborador deportivos en el desaparecido
diario La Tarde, Salvador hacía las crónicas del Puerto de la
Cruz y yo de La Orotava. Una vez en un partido de rivalidad
comarcal en el estadio Municipal Los Cuartos entre los rivales UD. Orotava y
CD. Puerto Cruz, llegó a llamarme la atención cuando puse en la alineación del
equipo portuense “Manzanilla” en vez de “Acosta”, nombre del recordado
habilidoso jugador y gran extremo del CD. Puerto Cruz y de la UD. Orotava en
paz descanse, pues había que tener mucho cuidado con los seudónimos, tal como
dice mi amigo Andrés Chávez, la Ranilla portuense está compuesta por
una larga lista de seudónimos para todos los ciudadanos del pueblo, pero
especialmente en la Ranilla estos nombres cobran especial importancia,
ya que muchas veces sus habitantes eran empadronados con sus seudónimos.
Cuando bajábamos a Santa Cruz a la redacción entonces en la calle
Suárez Guerras antiguo edificio de la fabrica de cigarros El Águila del
rotativo desaparecido y decano del periodismo tinerfeño La Tarde a
llevar las crónicas deportivas domingueras, un servidor siempre se la entregaba
al Jefe de la sección deportiva don Juan Ramírez, él se las entregaba al amigo
Andrés Chávez convecino suyo del Puerto de la Cruz. Elinolvidable don
Juan Ramírez de grato recuerdo para todo los deportista de Tenerife, siempre me
decía, que Andrés Chávez le daba prioridad a las crónicas de Salvador, por qué
eran del Puerto dela Cruz, la verdad que me lo decía con cara de fruición, pues
don Juan siempre quería mis colaboraciones, pero todo esto es una simple
anécdota, ya que a Salvador le admiraba y le respetaba como un buen muchacho,
amigo y futuro periodista, puesto que jamás sacrificó a nada su innata
abnegación vocacional –sobreponiéndose a discrepancias y éxitos, a holguras y
escaseces, ya que de todo hay en su vida. Pudiera ser el ejemplo arquetípico
del periodismo puro- con toda la grandeza.
Recuerdo que Salvador hizo por primera vez de comentarista en el Estadio
Peñón del Puerto de la Cruz con una cámara de ocho por ocho, en un
partido entre el Puerto Cruz y el UD. Orotava que terminó empate a cero goles,
al final entrevistó a personajes importantes en el mundo del fútbol
regional entre ellos al doctor Cardiólogo entonces presidente del UD. Orotava
don Buenaventura Machado Melián.
En fin, cada cual emprendimos dos caminos profesionales independientes, yo
con los números, la contabilidad, la gestión financiera y de profesor de
Formación Profesional, aficionado a lo autografiar y él siguió con su
faceta de periodismo. Años más tarde, fundé y dirigir para una televisión Local
un programa desaparecido definitivamente y de gratos recuerdo denominado
“Tertulia Villera”, Salvador participó en dos de ellos, uno dedicado a la
conmemoración del 350 aniversario de la fundación del Puerto de la
Cruz y otro sobre el perfil de gran amigo de infancia y excelente alcalde
del Puerto de la Cruz el llorado Paco Áfonso.
Según mi estimado amigo de toda la vida y gran periodista, literato,
escritor, editor del grupo Prisa el portuense Juan Cruz Ruiz; Salvador García
es un tipo estupendo, tiene la grandeza de los humildes. Nunca presumió de
nada; de chico era un estudiante de todo, quería ser periodista, llegó a la
plaza del Charco con unas cuartillas y se expuso, con la humildad que sería
luego su grandeza, a la opinión de los otros. Afrontó su vocación como un
ejercicio corriente, nunca se envaneció con el poder que da el periodismo, y
siguió siendo un chico del Puerto, educado y solícito, generoso. Siempre fue un
servidor público, también cuando no era un político. Él es quien te avisa de
los éxitos ajenos, y quien se conduele de las desgracias, muchas veces en el
silencio de su modestia. Con ese espíritu afrontó la tarea de ser alcalde en un
pueblo, el nuestro, el Puerto de la Cruz, donde la historia dejó alcaldes
heroicos. En su estela estaba un hombre radicalmente bueno, Paco Áfonso, cuya
muerte nos marcó a todos. Dejó un día la pavesa de la fama política y se situó
ante la vida como si empezara de nuevo. Nadie le podía reprochar, en un mundo
tan poblado de reproches, y tan merecedor de reproches, ni un solo desvío en lo
que era el servicio público. Cuando lo dejó, con las manos limpias y el corazón
enorgullecido de haber hecho lo que tenía que hacer, se sometió a la prueba de
abandonarlo todo, de regresar al oficio que había abordado por primera vez
siendo un niño. Aceptó llevar la comunicación de José Segura, y una imagen que
tengo de él, detrás de todo, en las bambalinas, solícito pero en su sitio;
Salvador tal como es. Ahora le cae sobre su espalda tranquila la tarea de
representar en las Islas al Gobierno del Estado. Yo me alegro que un hombre de
su talante asuma una obligación que se me antoja generacional: la de generar la
corriente de entendimiento que necesitan todas las Islas, todas, para juntarse
en el objetivo común de ser un territorio solidario, generoso, capaz de superar
rencillas chicas en busca de objetivos grandes. Él está en la mejor
circunstancia personal para allanar erupciones a favor de un futuro más
creativo, menos mezquino. Ojala.
Salvador García Llano es padre de dos hijos. Periodista, técnico de
radiotelevisión. Es miembro de número de la Federación de
Asociaciones de la Prensa de España (FAPE). Pertenece también ala
Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET) y
a la Asociación Española de Prensa Deportiva (APD).
Redactor-jefe (en excedencia) de Diario de Avisos. Ha trabajado en Radio
Nacional de España, Radio Club Tenerife (SER), Radio Popular de Tenerife (COPE)
y Onda Cero. Actualmente, colabora en varios medios insulares y edita en
Internet su propio blog.
Está en posesión de III Premio Internacional de Periodismo “J&B” y de
un accésit del premio nacional de periodismo “Aurora Mateos”. Ha sido
distinguido con el “Micrófono de oro” (único concedido por los clubes de fútbol
de Tenerife) y el “Silbato de oro”, otorgado por el Colegio Tinerfeño de
Árbitros de Fútbol.
Autor y editor de los libros titulados “Tipos y personajes del Puerto
de la Cruz”, “Turismo. Reflexiones en la crisis” y “Textos y manifiestos
políticos (1995-99)”.
Ha prologado varias publicaciones y ha sido ponente en varias convocatorias
relacionadas con la comunicación, el periodismo y la política. Ha intervenido
también como conferenciante, pregonero, mantenedor y presentador de
destacados acontecimientos sociales y culturales.
Alcalde del Puerto de la Cruz en dos ocasiones (1995 y 1999).
Presidente de la Mancomunidad del Valle de la Orotava en
otras tantas (1983 y 2001). También ejerció como primer teniente de alcalde del
Ayuntamiento de su localidad en el mandato 1983-87.
Director General de Relaciones Informativas del Gobierno de Canarias
(1991-93) y Director de Comunicación del Ministerio para las Administraciones
Públicas siendo su titular Jerónimo Saavedra Acevedo (1993-95).
Vocal miembro de las comisiones de Turismo y Transportes de la
Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y de la
Federación Canaria de Municipios (FECAM) durante el ciclo 1999-2003.
Candidato al Parlamento de Canarias por la circunscripción de Tenerife en las
elecciones autonómicas de 1987. Desde mayo de 2004 y hasta febrero de 2008
ejerció como director del gabinete del Delegado del Gobierno de España en
Canarias, cargo que ostenta en la actualidad. En la actualidad es miembro del
Comité Federal (máximo órgano entre congresos) del Partido Socialista Obrero
Español. Ha pertenecido a la Comisión Ejecutiva Regional del PSC-PSOE
(1984-88) y al Comité de los Socialistas Canarios (1988-2000). Fue
vicesecretario general de la Comisión Ejecutiva Insular de Tenerife y
presidió la Agrupación Local del Puerto de la
Cruzdesde 1995 A 2007.
Su última faceta como alcalde de la primera ciudad turística de Canaria,
fue de un periodo fecundo de logros y realizaciones. Reproduzco sus
declaraciones como alcalde en la última reunión de la Comisión de
Gobierno: “El mandato 1999-2003 se ha caracterizado "por una ingente labor
de planificación y prestaciones que marcaron significativos avances sociales y
perfilaron el modelo y porvenir del municipio". La declaración destaca la
estabilidad que ha presidido la institución en este periodo y que, a su juicio,
se ha reflejado "en el pluralismo de la representatividad política emanada
de la voluntad popular, en el quehacer de los grupos corporativos y de los
miembros del Consistorio, en la transparencia en la gestión de los asuntos y
recursos públicos y en las virtudes del respeto y la tolerancia". En este
caso Salvador García consideró que haber hecho efectivo el principio de
cooperación interinstitucional y haber acentuado la participación social y
ciudadana son "dos referencias principales", para dimensionar
adecuadamente este ciclo. "En este haber se consigna y se reconoce el
trabajo de funcionarios, técnicos, personal laboral y eventual que, persuadidos
del serio compromiso que representa la tarea de la administración portuense, se
esmeraron en la ejecutoria de sus respectivos cometidos".
Salvador García resaltaba en el final de su mandato como alcalde, la
conmemoración del 350 aniversario de la fundación de la ciudad y el XX
cumpleaños de la Universidad Popular Municipal "Francisco
Áfonso". "Un Puerto de la Cruz pujante y constantemente
dispuesto para el progreso. Es que durante este ciclo político mereció la
dedicación y la entrega de quienes representaron la voluntad popular. La
consecución de metas, la resolución de problemas y el encauzamiento de
actuaciones decisivas para el futuro, que lo distingan como municipio de
bienestar y vanguardista, son los factores que han de impulsar los afanes de la
nueva Corporación y el progreso de una ciudad con la que la Naturalezaha
sido tan generosa.
Salvador García Llanos ha buscado grandes temas del periodismo deportivo, y
en su conjunto, precisamente lo que más le impresionó en su infancia,
facilidades para ello siempre las poseías, tanto en su dialéctica como en su
prosa de innumerables crónicas y narrativas.
En el matutino Diario de Aviso del 18 de mayo del 2008, el amigo y celebre
periodista; JUAN CRUZ RUIZ, escribía sobre El periodista Salvador García
Llanos, una crónica de prestigio y de gloria, a ser liberado de este ansiado
cargo de delegado de gobierno en Canaria: “…Querido director, he
visto a quienes zaherían a Salvador García Llanos pasarle la mano por la
espalda, pero no para apuñalarle sino para celebrar que le hicieran delegado
del Gobierno. Ahora que ya no va a ser delegado del Gobierno no sé dónde le
pondrán la mano, o si se la quitarán como dicen que le quitan hasta el aliento
a los que caen fuera de sitio en cualquiera de los partidos. Los que buscan
pesebres lo que quieren es calor; el poder es calor. Si hay frío, huyen. El
otro día me decían que hay un político local al que todos tocaban para ver si
daba lustre, pero cuando ya parece no dar lustre le huyen como de las
heladas. Pero, bueno, lo cierto es que a Salvador esas manos le dan
igual; él conserva las suyas limpias, intactas porque no han tocado, en su
tiempo político, sino servicio público, y hay manos que tocan todo lo que se le
pone por delante, para conseguir beneficio pero nunca para darlo; son manos poco
generosas, Salvador las conoce bien, él las reconoce al tacto, y sabe muy bien
su procedencia; fíjate, hace poco leí que le reprochaban hablar como los godos,
en primer lugar como si hablar como los godos fuera una culpa magnífica, y en
segundo lugar como si Salvador no fuera el chico del Puerto que se limita a
hablar sin faltas de sintaxis y poniendo énfasis en algunos signos que no
tienen por qué identificarse con la procedencia del hablante sino con la
procedencia (en sentido literal) del idioma... Pero, en fin, lo que importa en
la personalidad de Salvador, por encima de los dimes y diretes que resaltan la
envidia y sus consecuencias paranoicas, es su enorme vocación de servicio
público, mucho más que de político, de servicio público. La política (y esto lo
decía Horacio Guaraní) podría ser una canción, cuando los hombres resuelvan sus
numerosos problemas, pero de momento es una gestión obligatoria, que requiere
mucho esfuerzo y mucha honestidad, una dignidad verdadera al servicio de los
demás. Y a eso, a servir a los demás, se ha dedicado Salvador, en su pueblo,
que es el mío, en Canarias, en Madrid cuando se lo han pedido, y últimamente,
durante la época de Segura y en la época de su interrumpido interinato
(interinato que no tendría por qué haber sido tal). Un servidor público. Tú
decías en tu carta del domingo pasado que la política es cruel. Y hay gente
equipada para la crueldad (para practicarla) y otra gente obligada a sufrirla
porque es incapaz de practicarla. En este último caso está Salvador García
Llanos, el periodista Salvador García Llanos. Hace política porque es un
socialista avant la lettre, su obsesión es la igualdad entre las personas;
nació en un pueblo que fue socialista y donde el socialismo fue tachado
precisamente en razón de lo que había supuesto para la población en tiempos
menos oscuros; y en los tiempos democráticos ya el socialismo, con sus
altibajos, que los han tenido y los tienen, además, todos los partidos,
Salvador gobernó con honestidad y seguramente con desaciertos, pero nadie en
ningún sitio del mundo, ni el más cruel o el más incivil de sus críticos, puede
reprocharle otra cosa que esos errores humanos, algunos de los cuales cometió
porque es demasiado buena persona. Lo suyo ha sido, y es, el servicio público.
El servicio público, tan denostado desde antes de la dictadura, durante la
dictadura y ahora, es la gloria de los pueblos; los servidores públicos
deberían tener un monumento; hay algunos servidores públicos, desgraciadamente
muchos, pero no la mayoría, ni mucho menos, que merecerían un monumento a la
inversa, pero Salvador no está en ese caso. Poco dispuesto a la componenda y al
capricho, probablemente ahora sea víctima, y este es un concepto que tú
apuntabas en tu última carta, de "los cínicos de la política", los
que descubren tarde sus cartas para que se despiste el jugador, los trileros
que al final le roban al inocente que pasa delante de sus cubiletes el dinero,
la cartera y hasta la sonrisa; se la hielan. No sé cómo habrá quedado la
sonrisa de Salvador después de esta jugada fiera que le quitó al fin, y en un
plazo récord, de la plaza que había ocupado con enorme dignidad en momentos
difíciles, incluso el momento ese que simboliza tanto para él, para los gomeros
y para la gente del Puerto: el incendio gravísimo de los montes de la isla
colombina. Pero, en fin, ya lo sabes, ya lo conoces, él no va a decir ni pío.
Él sabe, lo imagino, y no sé si fuiste tú quien me dijo esta frase hablando de
él el otro día, o quizá fue otra persona, que "los que fuimos a Vietnam ya
vimos estallar todas las bombas". Él tiene cerca de 55 años, ya sé que no
lo parece, pero los tiene, y ha visto, en la política local, regional o
estatal, mucha tela cortada, muchas vísceras al aire, pero ha hecho de su
discreción, en este servicio público y en el otro servicio, el del periodismo,
uno de sus principales avales, y no va a levantar alfombra alguna, no va a
revolver herida alguna. Al contrario, será un buen compañero en cualquier
momento. Y regresará, quizá al periodismo, o a la actividad pública, y en lugar
de hacer el ruido que otro estaría haciendo se pondría en seguida a trabajar,
tranquilamente, observando cómo quedaron aquellas bombas de Vietnam; acaban
siempre por perder su poderío, y el tiempo las apaga, las apaga siempre. La
política debería tener su ética hasta (o sobre todo) para quitarle a alguien
del sitio; ahora hay que decir lo que se dice siempre: seguro que quien viene
(la que viene, Carolina Darias) va a ser muy buena, él mismo lo dice, y seguro
que lo dice de veras, como los ciudadanos deseamos que sea, además. Pero no se
trata de eso. Se trata de que lo que le han hecho a Salvador está mal hecho, y
es bueno que lo digamos, porque si no se nos queda en la garganta, como un
nudo. Éticamente, lo han hecho mal. Políticamente no sé cómo lo han hecho, pero
éticamente esto es un desastre; ya vi que tú mismo lo decías esta semana en el
DIARIO.
Salvador volverá a hacer lo que tenga
que hacer. Lo conocí cuando él tenía catorce o quince años, en los futbolines
del Puerto, cuando escribió su primera crónica de fútbol. Han pasado, ya ves,
cuarenta años. Es un compañero invariable, honesto, de una seguridad moral que
ahora me gusta destacar, cuando ya no manda. Como periodista tiene una hoja de
servicios que tu periódico acredita, y como ser humano merece el abrazo que
seguro que tú le darás por mi cuando le veas por las calles en las que me
imagino que ya empezará a transitar, a lo mejor cerca del periodismo. Ojala. A
esta profesión le hace falta gente así…”.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
amigo Bruno, ¡ cuanto tiempo !, pero tanto tu como yo seguimos igual y eso me congratula, un fuerte abrazo amigo. Hoy hemos tenido la suerte de tener como Pregonero de nuestras fiestas al amigo Salvador, me reconocio en cuanto me vio y nos dimos un fuerte abrazo, luego no me pude despedir de el porque estaba rodeado de politicos de esta Villa de Candelaria, y luego he ido a ver por Internet algo sobre el y me he llevado la sorpresa de que quien escribia eras tu. De nuevo un abrazo para ti y otro para Salvador.
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