El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA
ESTÉVEZ Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna y Presidente
de la Asociación Cultural Humboldt de Tenerife, remitió entonces (23/08/2019)
estas notas y fotografía que tituló; “EFECTO DE LOS INCENDIOS EN NUESTROS MONTES”: “…Mientras vivamos, toda la generación actual está
escribiendo su testamento en el ambiente que le rodea, y todo lo que haga para
aumentar o disminuir la riqueza de la región donde viva será lo que reciba la
próxima generación, será el patrimonio, rico o pobre, según haya laborado la
generación actual. Con estas palabras, el geólogo portuense Telesforo Bravo
Expósito (1913-2002) llegaría a reflexionar respecto a la necesidad de actuar
de forma consciente sobre el medio. En estos días de tristeza marcados por la
cantidad de incendios presentes en Canarias y que, con especial intensidad han
afectado a la isla de Gran Canaria, recordamos la lectura de una conferencia
pronunciada por Telesforo en el Círculo Mercantil bajo el título “Aspectos
geológicos y biológicos del futuro próximo de Tenerife” y cuyo resultado sería
editado junto a otras dos ponencias en 1952 por Goya Ediciones. No dudaría en
recordar la presencia de incendios que se han sucedido en episodios definidos
por eventualidades y descuidos a lo largo de nuestra historia. Sobre ello destaca
la fortaleza del pino canario, cuya gruesa capa de corcho llega a alcanzar los
15 cm de espesor, aunque anota que solo resiste la acción del fuego cuando
alcanza una edad superior a los 30 años. A través de las comprobaciones ya
realizadas en terrenos del cuaternario se llegaría a determinar la presencia de
grandes depósitos de carbón vegetal procedentes de incendios. En la reducción
de los bosques también llegaría a influir, tal y como señala Bravo Expósito,
las lluvias de cenizas así como la práctica en el pasado del uso de la tea como
material de construcción. A pesar de afirmar que la resistencia del pino al
fuego es un elemento importante a tener presente lamenta, por otra parte, la
circunstancia de que la laurisilva no posea tal propiedad. A la desoladora y
triste imagen compuesta por troncos quemados tras un incendio se asociaría,
además, el calor y las brasas que permanecen sobre el terreno. Todo ello
llevaría a una destrucción de la vegetación herbácea, los líquenes y musgos,
así como la capa de residuos vegetales y gran parte del humus, produciendo una
verdadera esterilización de la flora bacteriana del suelo.
Aspectos asociados a
los efectos posteriores del fuego sobre el suelo forman parte de su exposición
a lo que añade que, por desgracia, la inclinación de nuestras tierras repercute
en aumentar las consecuencias negativas en caso de incendio.
Son, en definitiva,
apuntes que nos aproximan ante la reflexión de un ser comprometido con su medio
y que, con sus numerosas investigaciones y enseñanzas, dejó un legado para comprender,
respetar y valorar el medio en el que vivimos…”
BRUNO
JUAN ÁLVAEZ Z ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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