El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR
GARCÍA LLANOS remitió entonces (16/08/2019) estas notas que tituló; “LIBRO DE EFEMÉRIDES”: “…Podrá parecer una figura en desuso pero no puede negárseles una
contribución decisiva para conocer la historia de un municipio. Horas y horas
de estudio, repaso e investigación, seguro que en condiciones físicas o
ambientales muy precarias. Cientos, miles de anotaciones. Consultas y
contrastes. Algún dato incompleto y otro roto o deteriorado. El cronista, el
cronista oficial estaba allí, para alumbrar un pregón o una entrada a insertar
en el programa de las fiestas de la localidad o un texto alusivo a algún
acontecimiento, suceso o personaje sobresaliente merecedor de ser perpetuado.
Al cronista oficial se le debe el rescate y la conservación de documentos,
gráficos o escritos. Su celo, su sensibilidad y su profundo amor al lugar donde
nacieron o se criaron fueron determinantes para reconstruir no pocos episodios
históricos y conocer mejor figuras destacadas y populares del municipio.
Mucho mérito, desde luego,
tuvieron aquellos que se desenvolvieron entre carencias e incomprensiones, con
muy escaso respaldo y sin otra satisfacción que ver publicados los resultados
de algunos trabajos caracterizados por la constancia. Y donde no había máquinas
de escribir, manuscribían sus propias impresiones, sus expurgos, y pasaban en
limpio anotaciones. Los que daban un paso más, hasta oficiaban de archiveros.
Fueron baluartes del costumbrismo y las tradiciones locales. Fueron personas
respetadas, a quienes consultaban dudas y requerían aclaraciones sobre hechos y
conexiones familiares.
Con el paso del tiempo y la
evolución de las comunicaciones, el papel del cronista empezó a ser otro.
Cierto que su valoración depende del interés con que en su ayuntamiento se
tomen la historia y la proyección. Deberían ser los munícipes más sensibles con
la intrahistoria y dedicar más recursos a la archivística y a los departamentos
supuestamente encargados de guardar, conservar y reciclar todo ese material
merecedor de mayor atención. Desgraciadamente, los gabinetes de las corporaciones,
aquéllas que los tienen, no han dedicado a estas tareas -salvo en muy contadas
ocasiones- la atención suficiente. En Canarias existe una Junta de Cronistas
Oficiales que se desenvuelve con mucho entusiasmo a la hora de editar o
publicar. Los cronistas son los primeros interesados en cultivar la memoria y
los elementos históricos de sus respetivos pueblos o ciudades. Son treinta y
uno, mientras que los municipios son ochenta y ocho. La ex presidenta del
Parlamento, Carolina Darias, sugirió en el curso de una recepción en la Cámara,
que se podía impulsar la creación de la figura a través de las federaciones
canarias de islas y municipios (Fecai y Fecam).
En el quehacer de los antiguos
ejercientes, figuraba la confección y custodia de un Libro de Efemérides en el
que recogían los acontecimientos notables sucedidos en la localidad. En 1962,
por ejemplo, el gobernador Ballesteros Gaibrois dictó una orden según las cual
todos los ayuntamientos debían designar cronista oficial. El 6 de agosto de
aquel año, la corporación municipal del Puerto de la Cruz, entonces de trece
concejales, presidida por Isidoro Luz Carpenter, aprobó el nombramiento
correspondiente de NICOLÁS PESTANA SÁNCHEZ. Era secretario Manuel Florián de
Tomás Ibáñez e interventor de fondos, Pedro Martínaez López. Pestana hace
constar (y firma) en aquel Libro de Efemérides, con fecha 14 de agosto de 1962,
que no encontró en los archivos libro o documento similar, “costumbre que data
de los tiempos de Carlomagno y que los cristianos escribían en blanco de los
libros sagrados que guardaban en sus archivos como depósitos sagrados y que se
transmitían de generación”. Así se estrenaba, ni más ni menos, hace cincuenta y
siete años. El libro es una delicia para quienes puedan estar interesados en
los orígenes turísticos del Puerto de la Cruz y en los entresijos de la
política local e insular de entonces.
Pestana cesó, según su propia
anotación, por acuerdo del pleno del 30 de diciembre de 1963, comunicado el 11
de enero del siguiente año, fecha en que finaliza las anotaciones en el
presente libro, donde consigna “trabajos históricos realizados por el que
suscribe durante el período de tiempo que desempeñó el cargo de cronista
oficial” de la ciudad portuense…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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