El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS
remitió entonces (03/09/2019) estas notas que tituló; “CUANDO
SALVARON EL DRAGO...”:
“…Carmelo Méndez Quintero, primer alcalde de Icod de
los Vinos tras las elecciones municipales de abril de 1979, nos recordaba
recientemente, durante un acto en el que fue galardonado el primer presidente
de la Comunidad Autónoma de Canarias, Jerónimo Saavedra, el proceso que hubo
que afrontar para salvar el Drago, el totémico árbol. Carmelo estaba allí, en
las entretelas de aquel proceso, 1983-87. Entonces, salvaron el Drago y
sembraron la semilla del parque que hoy lo acoge, de un noble y digno entorno
que hace honor a su simbología.
Y es que el Drago, en efecto,
se encontraba realmente enfermo. A principios de la década de los ochenta, el
ingeniero agrícola icodense, Juan Alberto Rodríguez, hacia llegar tan
desagradable noticia a qjuienes ya tenían responsabilidades de gobierno en el
Ayuntamiento. Nos recomendó contratar los servicios de un técnico especialista
en grandes árboles que él conocía. Fue así como llegó a Ycod el californiano
Kenneth Allen. Inmediatamente se puso a trabajar y detectó la gravedad del
problema. El Drago presentaba una deficiencia estructural complicada, el peso
que soportaba el árbol era desproporcionado con su tronco (los dragos antiguos
son huecos en su interior). Era necesario, como primera medida, descargar el
peso de alguna de sus gigantes ramas para que no se produjera un colapso y se
partiera por la mitad, como por cierto había sucedido con los de la Orotava y
La Laguna. A lo largo del tiempo se comprobó que fue una decisión acertada,
pero difícil de asumir en aquel momento. Recuerda Méndez que “unos cuantos nos
pusieron verdes con sus comentarios; éramos a su juicio, unos sacrílegos, que
estábamos mutilando a al árbol sagrado”.
Pero lo cierto era que la masa
interna del tronco presentaba signos de putrefacción. Era necesario abrir más
en la base, hacer una cavidad que posibilitara la entrada de aire y que éste se
renovara. No obstante, también se introdujo un ventilador de aire para que ésta
circulara con mayor rapidez y paralizara el exceso de humedad. Para favorecer
que las raíces aéreas alcanzaran el suelo se le inyectó una hormona que
facilitara su crecimiento con el objetivo de que contribuyeran al sostenimiento
de la masa arbórea.
Estas fueron las medidas de
carácter urgente que se adoptaron, pero Kenneth Allen recomendó otras de mayor
calado:
a) La carretera que pasaba a
escasos centímetros del árbol debía desaparecer. El peso de coches, guaguas y
camiones, sus vibraciones estaban haciendo mucho daño.
b) la putrefacción del interior
del árbol era debida a un exceso de humedad producida, sobre todo por el riego
de la flora de los jardines diseñados hacia algún tiempo. Se debía de dejar de
regar o cambiar las plantas por otras especies que necesitaran nada de agua.
c) Era necesario estudiar la
posibilidad de poner una estructura artificial en el interior del árbol al
objeto de sujetar su peso. En este caso se contactó con el estudio de
ingeniería Torroja de Madrid, especialista en estructuras, que visitaron al
Drago y concluyeron que no se atrevían a intervenir con un ser vivo. Ellos
podrían hacer la estructura más difícil de un puente, un acueducto, pero no con
un árbol.
Ante esta situación, relata con
precisión memorística Carmelo Méndez, y ante la escasez de medios del
Ayuntamiento, “decidimos intervenir a más altos niveles. Llamé telefónicamente
al presidente del Gobierno de Canarias. Creo que fue una de las llamadas
telefónicas más importantes de mi vida y le expuse el problema que padecía el
Drago. Ahora, después del tiempo transcurrido y después de escuchar a Jerónimo
el pasado viernes, entiendo por qué acogió tan calurosamente nuestra petición
de ayuda. Su amor por estos ejemplares de la flora canaria, quedaba al
descubierto”
Después de recabar la ayuda de
Saavedra, recibe la llamada del director general de Medio Ambiente, Francisco
González, para decirme que el consejero de Obras Públicas y Medio Ambiente,
José Medina Jiménez, había recibido indicaciones claras del presidente para
estudiar la situación del Drago Ycod.
En primer lugar, se redacta el
proyecto técnico del desvió de la carretera, cuyo ingeniero fue el icodense
José Andrés Domínguez. El proyecto se ejecuta allá por el año 1991. Con el
árbol y el parque había que proceder de otra manera: Incorporar a los terrenos
de siempre, los situados al este de la carretea, los que recientemente habían
adquirido a don Jacobo de Lorenzo Cáceres con la ayuda del Cabildo de Tenerife
y con su conjunto convocar un concurso de ideas y anteproyectos para que estos
fueran evaluados por un jurado de técnicos de prestigio. Debía de hacerse de
esa manera y no encargar un proyecto a un técnico concreto, como se solía
proceder, por la importancia y trascendencia de la obra..
Y llegaron las ideas, vaya que
sí. Por parte de la Consejería de Obras Públicas se nombra al jurado formado
por el vasco Luís Peña Ganchegui, el madrileño Francisco Javier Sáenz de Oiza,
el catalán Joan Busquets y los canarios Félix Juan Bordes Caballero, Federico
García Barba y Eduardo García. Después de un detallado estudio de todas las
propuestas, acuerdan elegir el trabajo presentado por el estudio Pastrana,
Artengo y Menis, a los que más tarde se les encarga el proyecto definitivo del
Parque del Drago.
La obra se va ejecutando por
fases y están a punto de culminar con la apertura del Centro de Visitantes.
También se contó con la inestimable colaboración del botánico, experto en flora
canaria, Wolfredo Wildpret de la Torre.
El ex alcalde icodense, siempre
atento a la evolución de su pueblo, estuvo presente en el acto y, como los
demás asistentes, pudo disfrutar de la belleza y frondosidad del parque del
Drago. Seguro que se congratuló que aquella simiente plantada cuando Saavedra
era presidente fructificara y seguro deseó que el Drago, que ahora goza de
mejor salud, siguiera produciendo raíces más profundas, para abrazar más fuerte
si se puede, a la totalidad de los canarios…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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