El amigo del Puerto de
la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS remitió entonces (22/10/2019) estas notas que
tituló “ARCHIPIÉLAGO NÓMADA, DE GONZÁLEZ RUANO”: “…Un viaje geopoético, se define El archipiélago nómada (Azulia 2018), original de José Luis
González Ruano (Gran Canaria, 1957), a quien tuvimos oportunidad de entrevistar
ayer noche en la jornada inaugural de Periplo, el festival internacional de Literatura de viajes
y aventuras.
El subtitulo nos acerca a los
contenidos y al mensaje de la obra: Un
viaje libre y salvaje por las islas Canarias. Claro que González
Ruano es un viajero literario que exprime cada desplazamiento para obtener zumo
de las peculiaridades isleñas. Por eso interpreta la isla como un símbolo vital
y un espacio narrativo propio. Por eso hace un periplo atrayente, penetrante,
que plasma en páginas desbordantes de interés. No conocemos antecedentes de una
descripción insular tan desmenuzada desde una óptica naturalista. Ayuda su
condición de reconocido activista en defensa de la naturaleza pero enhebra una
escritura tan sugerente, tan original, tan entretenida, tan pletórica de
matices y metáforas, que las páginas van pasando a ritmo de inusitado interés.
El estilo literario de González
Ruano prende y cautiva pues. "Enigma y destino. Conocimiento". Van
sucediéndose las definiciones, algunas de ellas oración final adjetivada que
cierra un párrafo. Por lo tanto, este no es un relato más: "Ninguna isla
-escribe- parece estar lejos de nuestra mente". Es un canto
reivindicativo: "El mucho andar y mucho leer me ha enseñado que la
posesión privada no opera a favor de la preservación de la naturaleza
salvaje", revela el escritor, que arranca en los territorios más próximos
al continente africano, al norte de Lanzarote, y hasta amplía su
horizonte hasta las islas Salvajes, "cimas emergidas en la misma placa
africana". Refuerza con ello su tesis de que la insularidad es una
práctica salvaje, un sentimiento compartido, porque desde las islas el
horizonte es una llamada. Esta afirmación, "el límite del mundo para el
isleño está al final de un relato que se cuenta a los hijos para que no se
pierda en la inmensidad del océano y del tiempo", pone de relieve el
propósito del escritor, dominada su conciencia "como un poema océanico, a
la deriva".
Y así se va abriendo paso el
poder del lenguaje en el mapa de la naturaleza. Escribe Eduardo García Rojas
que José Luis González Ruano se siente Ulises. Entonces le vemos lanzarse hacia
mundos por descubrir, en una aventura literaria merecedora de atención. Huye de
tópicos y hasta de sentimientos que pudieran ser comunes, le concede una chance
a algún hecho histórico y describe, con meticulosa y fascinante prosa y empleo
de de rica lexicografía, la geografía por la que, cuaderno en mano, se desliza
con grácil y contundente estilo. "La certeza de una búsqueda también hace
viajar", otra de las frases que suelta para invitarnos, escuetamente, a
seguir leyendo.
Eduardo cree que para describir
Canarias de la forma que lo ha hecho González Ruano, desde Alegranza hasta
Orchilla, cuenta con unas pocas herramientas, "las suficientes para
contagiar al lector de sus sensaciones "y de cómo alcanza a ver ese
archipiélago original que lo transforma como hombre y viajero. Una mirada feliz
-adivina García Rojas- pero teñida también de melancolía sobre una(s)
isla(s) salvajes que se resisten a desaparecer aunque apenas tengamos memoria
de ellas.
Por eso, por la entrevista y
por la interactividad con el público asistente, vivimos una interesante
experiencia de activismo literario. El viaje geopoético que es el libro tuvo un
excelente añadido…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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