El amigo de la infancia de la Villa de La Orotava;
EVARISTO FUENTES MELIÁN, “ESPECTADOR”, remitió entonces (04/02/2020) estas
notas y fotografía que tituló; “EL
AVIÓN DEL CD MÁLAGA, SEPTIEMBRE DE 1956”:
“… Un amigo me envía por correo SMS una foto de la Avenida de La
Trinidad lagunera, en la década de los años cincuenta, siglo XX. Es una
panorámica a lo largo de dicha avenida, en la que en la acera del lado Este,
lado del mar, no había ninguna edificación.
Yo tuve la experiencia en la ULL de
matricularme en el Selectico Común de Ciencias, y empecé a ir a clases en
octubre de 1956. Íbamos en la guagua del Norte, atravesando todos
los pueblos con varias paradas, por la carretera general (no había autopista).
Pero siempre tardaba cincuenta minutos, de La Orotava a La Laguna. No había
colas y más colas como ahora…
Salía del Puerto de la Cruz y media hora
más tarde desde de La Orotava. La guagua nos dejaba en la esquina de la calle
Herradores (entonces de Francisco Franco), y de allí, andando a la ULL por
Heraclio Sánchez, pues en 1956 la Avenida de La Trinidad no estaba transitable
todavía.
Quiero contar un suceso que coincidió con
los primeros días en que yo iba a la ULL. Fue el avión de Aviaco DC 6B (cuatro
motores de hélice) que, por turbulencias extrañas no alcanzó la
cabecera de la pista del aeropuerto TF Norte-Los Rodeos (antes de la
ampliación) y cayó a corta distancia del aeropuerto norteño. En el avión venía
el CD Málaga a jugar un partido de Liga de Segunda División. Pero lo milagroso
es que todos sus ocupantes –tripulación y pasajeros—salieron por su propio pie
del avión siniestrado; aunque una anciana que vivía en una chabola donde cayó
el avión, resultó ser la única víctima mortal.
Total, que el partido Tenerife-Málaga de
Segunda División, se atrasó dos días y se jugó el martes siguiente. Fue un
partido bronco, de mucha leña. Uno de los jugadores del Málaga se apellidaba
Borredá, y cuando el CD Tenerife subió a Primera en una única temporada, la
1961-62, Borredá fichó y jugó en el Tete.
El 3 de octubre de 1956, un grupo de
estudiantes del Norte de la isla fuimos andando desde la ULL a ver los restos
del avión, cerca de donde hoy está la estatua del Padre Anchieta. Seguramente
en este corto espacio de tiempo ya habían retirado parte del fuselaje del avión
accidentado, y lo que quedaba en el abrupto terreno eran algunos restos.
Nota adicional: para quienes creen en los
milagros, este accidente, del que salieron del avión todos ilesos y
por su propio pie, sin ninguna rotura ni herida de importancia, es motivo
contundente e inequívoco para reafirmarse en sus creencias…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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