Fotografía tarjeta postal color sepia de los estudios portuenses “BAEZA”, referente
a la ermita, playita y camino de San Telmo del Puerto de la Cruz, al
principio del siglo XX.
La Ermita cuenta con planta rectangular con cubierta de teja árabe a dos
aguas. Los muros son de mampuesto y barro revocados de cal. Dos pórticos
idénticos de cantería basáltica son los únicos elementos decorativos que
interrumpen los paramentos encalados. Ambos han sido dispuestos sobre sencillas
pilastras que sostienen sendos arcos de medio punto.
La fachada principal está orientada hacia el poniente. Destaca -sobre una
pequeña moldura, en la parte superior derecha- una espadaña de dos cuerpos: el
primero, en el que se halla la campana, tiene forma cuadrangular y cornisa; el
segundo es de menor tamaño y acaba en pináculo. El frontispicio remata en una
pequeña cruz.
Una grada recorre, a modo de zócalo, las dos fachadas (norte y oeste) que
cuentan con pórtico. La sacristía, en la cabecera del templo, tiene
proporciones distintas al resto de la fábrica: la techumbre es de una sola
vertiente y de menor altura; cuenta a su vez con una pequeña puerta en el
testero.
En el interior de la ermita podemos apreciar una armadura de raíz mudéjar,
de par y nudillo en forma de artesa. Los tirantes, tallados a base de motivos
geométricos y lacería, descansan sobre pares de canes labrados en forma de
volutas.
En pared posterior, tras del altar, destacan unas pinturas decorativas a
base de hojarasca, cartelas, etc.; una decoración
típicamente barroco que enmarca y complementa la del retablo, y que
se extiende en sentido vertical hacia el tablero ocupando parte de la cubierta
(hasta el primer tirante).
Orillando la plaza se conservan los restos de la antigua Batería de San
Telmo: la garita y empalizada - muro a media altura y pilotes hincados en
punta- se hallan frente al hastial, hacia el presbiterio, sobre una cueva excavada
por el mar, encontramos un pequeño cuarto circular y abovedado: el polvorín.
En esta histórica fotografía, hay elementos muy originales totalmente
autóctono, que las generaciones de hoy y del mañana se quedan asombradas.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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