El amigo de la infancia
de La Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN,
“ESPECTADOR”, remitió entonces (08/09/2019)”: “…Fui por la mañana y me adentré en el
Santuario del Cristo de La Laguna, avancé hacia el altar mayor y le saqué unas
fotos. Un momento antes, había pasado por otro lateral de la Plaza, en que
estaban esperando al Cristo para las procesiones, las andas de plata repujada
tradicionales. Una maravilla de orfebrería. Y luego, en otro rincón de la
Plaza, me comí dos churros exquisitos, antes de mandarme a mudar.
Por
la noche, regresé a la Plaza lagunera por excelencia; cuando yo era niño había
un enorme templete central de mampostería, donde se resguardaba el Cristo de
los propios fuegos artificiales en su honor; la traca recorría el perímetro
completo de la Plaza; era la noche del 14 de septiembre, fiesta de guardar y no
trabajar tampoco en la capital política administrativa, sita en
Santa Cruz.
Elfidio Alonso es
el sempiterno director del Festival Sabandeño, ahora codirector con Benito
Cabrera, del cual su cumpleaños coincide con este día; y también cumple Benito
catorce años en este cometido de dirección compartida con el maestro.
Felicidades a ‘ambos dos’.
De las diversas
atracciones musicales, fui anotando lo que me hizo sentir más emoción: un
comienzo fabuloso con el acompañamiento de un grupo
comparsa, tamborilero y ruidoso estilo guanche, procedente de la
Villa de La Orotava. Más adelante, un recuerdo para Alberto Cortez, que cantó
en La Orotava poco antes de fallecer; a La Orotava acudió entonces Elfidio,
sala Teobaldo Power, a saludar y gozar con la canción más conocida de Alberto
(‘Distancia….’), y con su repertorio y amistad sincera y noble.
Luego, llegó al
escenario lagunero, amplio y fresquito, un muchacho venezolano con su cuatro
(similar al timple canario), que nos regaló la interpretación de unas folias
canarias prodigiosas, ‘cantadas’ por su mismo instrumento. Seguidamente, actuó
Josefina Alemán, cantante melódica nacida en Venezuela, que vino
aquí desde niña (no pude comprobar si es familiar de los polifacéticos Gilberto
y Adrián, laguneros de pura cepa, q.e.p.d.).
Después, el ‘cucurrucucu
paloma’… Y luego, un muchacho cubano canta ‘Madrigal’. Y seguidamente, homenaje
a Pedro Guerra, el güimarero, con ‘Contamíname’... Y vuelve al escenario el
venezolano con su cuatro... ¡Dios mío, qué emocionante!
Y al final, el
emblemático pasodoble Islas Canarias. Y varias propinas que resonaban en la
calle con mucho empaque, cuando me dirigía a mi coche aparcado a doscientos
metros…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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