LUIS PERERA “JUNIOR”, remitió entonces (12/08/2020),
estas notas, referentes al texto de su padre LUIS PERERA LUIS, que leyó el
pasado día 10 de Agosto del 2020 en la misa celebrada en el templo Parroquial y
Matriz de Nuestra Señora de la Concepción de la Villa de La Orotava, atribuida
a su abuelo: ANTONIO OTAZZO fallecido en trágicas circunstancias en su domicilio
particular de Venezuela, a los 91 años de edad: “…En
nombre de la familia de Antonio Otazzo Padrón, también de la Asociación
Cultural que lleva su nombre y del mío propio agradecemos, MUY SINCERAMENTE, la
presencia de todos ustedes hoy aquí, en momentos en los que las numerosas muestras
de condolencias, de ánimos y de sentirnos arropados como hoy, supone ENERGÍA
para seguir con la lucha diaria.
La noticia de la
trágica, injusta y horrible muerte de mi Padre me afectó muchísimo, nadie
merece morir así, menos aún un creador y humanista como él. Precisamente hoy
cumpliría 91 años. Desde aquí desearles a mis hermanos y hermanas de Venezuela
mucho ánimo, salud, fuerza y amor.
En el año 1954, con
25 años, mi Padre emigró a Venezuela. Fue en 1980 cuando regresó puntualmente a
Arafo para homenajear, con la realización de una escultura, a su abuelo (mi
bisabuelo) Aarón Luis Otazo Marrero fundador de la primera Banda de Música,
dentro de los actos de Hermanamiento entre los municipios de Arafo y La
Orotava. Ese día mi amada Madre, Luisa Perera, me acompañó para que conociera
personalmente a mi Padre. Fue la primera vez que lo vi. Estuve todo un mes con
él ayudándole a modelar y montar la escultura… la vena artística ya la sentía
en mi interior.
Tengo tantísimos recuerdos
de mi infancia y de mi juventud que lo mejor es quedarnos con las cosas buenas
que cada uno tiene, todo es un aprendizaje continuo y EL ARTE, como la vida,
tiene muchos caminos.
Recuerdo cuando
pintamos juntos este “Cristo Crucificado” en mi casa. Yo, ese día me encontraba
en mi estudio pintando un Teide de gran formato; en otra habitación se
encontraba él, vino a dar conmigo y me dijo de pintar, entre los dos, el Cristo.
Yo me adapté rápido a su estilo de pintura y disfruté, sobre todo, con los
colores.
Siempre lo he dicho:
“La vida es color y sin color no hay vida”. Y ÉSTE FUE EL RESULTADO.
Nuestra gran amistad
con el Padre Antonio Hernández, por aquel entonces párroco de esta Iglesia, dio
lugar a regalárselo como muestra de aprecio y respeto.
Agradecerle a mi
Padre Antonio Otazzo los genes artísticos que heredé… y quisiera recordar a mi
otro “Padre” y amigo el gran escultor imaginero don Ezequiel de León Domínguez,
quien me orientó en mis primeros pasos artísticos en su taller de su casa en La
Perdoma, donde compartí con él y su familia años de una gran amistad y
felicidad. Dos grandísimos genios villeros y universales, Otazzo y Ezequiel de
León, amigos en su juventud, atraídos por el amor a las
artes plásticas y que la Villa de La Orotava tuvo la suerte de verlos nacer.
Agradecer la
presencia de todos y un grandísimo abrazo lleno de amistad, luz y color…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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