Fotografía de los estudios Baeza, referente a la histórica Casa de Yeoward
del Puerto de la Cruz, con sus atractivos balcones y corredores de estilo
canarios, pudo ser la panorámica más preciosa de Europa. Y antes fue fonda
u hotel La Marina, ubicada frente al muelle pesquero del Puerto de la Cruz
(década de los cuarenta del siglo XX).
En primer acto a la derecha podemos ver la que fue pescadería portuense,
donde se adquiría entonces el pescado fresco, estaba confeccionada de una
celosías de madera color verde.
El
amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (04/08/2020),
estas notas que tituló; “EL MECENAZGO DE LOS YEOWARD”: “…La noticia de su
fallecimiento, que trascendió a media tarde de ayer, entristeció a cuantos le
conocieron, especialmente a toda la familia futbolística de la U.D.
Longuera-Toscal. Y es que Sir Anthony Yeoward, que llegó a la isla en 1947 en
luna de miel, dejó huella: una respetable y fructífera actividad empresarial
así como una generosa actitud de compromiso con la sociedad en la que se
desenvolvía.
Nieto de uno de los impulsores
del turismo en el Puerto de la Cruz, a finales del siglo XIX, su familia
estableció la primera línea de cruceros Liverpool-Lisboa-Madeira. La firma
Yeoward, por otro lado, se convirtió en la mayor exportadora de plátanos al
Reino Unido.
La figura de Anthony Yeoward
imponía. Alto, siempre bien vestido, con aspecto de ‘gentleman’, cortés, sobrio
y atento. Le conocimos gracias al portuense Felipe Fumero, que fue un fiel
colaborador suyo y de la empresa. Nos relacionó el tratamiento de algunos
asuntos vinculados a la administración municipal. La seriedad británica, el
gusto por la conversación de temas de historia, de los avatares de la familia
en la isla.
Anthony Yeoward se ocupó de
promover la urbanización El Botánico y luego de la actividad inmobiliaria.
Estuvo muy presente, pues, en ese Puerto de la Cruz que surgía para consolidar
un destino turístico diferenciado, muy atrayente para personas de alto poder
adquisitivo. Siempre se quejó del trato de incomprensión de los gobiernos
socialistas de los ochenta, cuando se produjo la expropiación de Rumasa y la
falta de entendimiento para llevar a cabo la instalación de placas de energía
fotovoltaica en el marco de un programa experimental de energías alternativas
que coordinaba el Cabildo Insular de Tenerife.
En los años setenta del pasado
siglo, cuando ya declinaba el transporte de frutos y mercancías por vía
marítima, accedieron a que el Ayuntamiento pudiera hacer uso del viejo
empaquetado de El Penitente que albergó a los damnificados del incendio de la
ciudadela de San Francisco, junto al tempo del mismo nombre. Los Yeoward
también tuvieron que ver con el colegio hispano-británico que lleva su
apellido, en el parque Taoro, al lado de la centenaria English Library.
Anthony Yeoward da nombre al
campo de fútbol del sector Longuera-Toscal, en el que juegan los equipos del
sector, justo en el límite territorial con el Puerto de la Cruz. Una entidad
futbolística que adquirió gran prestigio en un muy poco tiempo y cuya labor de
formación, en todas las categorías de base, ha sido muy apreciada y reconocida
incluso en los estamentos deportivos peninsulares. Para su consolidación y la
disponibilidad de unas instalaciones dignas, fue primordial la relación negociadora
que mantuvieron con Anthony Yeoward Alfonso Fernández Molina y Santiago Palmero
García. Un trabajo encomiable. Yeoward fue para esta empresa social y deportiva
un auténtico mecenas.
Quizá, por todo lo expuesto, se
podría decir que el Puerto de la Cruz está en deuda con los Yeoward…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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