sábado, 28 de mayo de 2022

FELIZ CUMPLEAÑOS JUSTO

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se titula “FELIZ CUMPLEAÑOS JUSTO: “…Hoy 28 de mayo es tu cumpleaños, ya ves que no me he olvidado, y al igual que lo he hecho con los demás hermanos, hoy voy a tratar de contar parte de lo vivido contigo; en verdad que no sé por dónde empezar.

Tal vez no sea lo más propio comentando a cuantas bodegas y guachinches fuimos, con todos los amigos. Yo creo que no se nos quedó ninguno porque los conocías todos ¡Cuántas veces nos pasábamos bebiendo! Al final cantábamos, discutíamos y si la cuenta o el vino no nos gustaba, tu eras el que dabas la cara y por eso tenías fama de protestón. Tu tenías la fama y nosotros el provecho. Cuántas veces nos marchabamos enfadados, y al día siguiente sonaba el teléfono y me decías: ¿Tú me llamaste?

Eras un buen ebanista, todavía conservo el juego de cuarto que con tanto cariño me hiciste para mi dote. Qué bien se te daba la cocina y tu especialidad eran los conejos en salmorejos y el bacalao encebollado.

Cómo disfrutabas cuando el domingo de la romería nos invitabas a pasar por tu casa, que ese día se convertía en un ventorrillo, a tomarnos un vaso de vino y probar tus almaderos. Las papas bonitas que se las descogías al bueno de Domingo, para reservarlas para ese día, lo mismo que con el vino que si te gustaba donde íbamos, traías una botella, para reservarlo para ese día.

Que gracia me hacía cuando le decías a tu hija: “Carmen vete a la bodega y trae vino”, en verdad te esmerabas y había que ver la cara que se te ponía cuando te decíamos que nadie los arreglaba como tú

Qué bien lo pasamos cuando fuimos con Pepe Calzadilla, a las Fallas de Valencia, llevábamos todo pagado con anticipación por una agencia en La Orotava. No sé cómo te las arreglabas, todas te las encontrabas, la primera noche que pasamos en el hotel, te levantaste el primero y te llamo el director para comunicarte, que no habían recibido el pago por la agencia, que dicha agencia estaba en la lista negra, pero que no nos preocupáramos, que gozáramos de las fallas que cuando regresáramos le enviáramos el dinero, había que ver cómo te quedaste, me lo comunicaste y en ese mismo instante yo me puse desde el hotel en contacto con la agencia y bajo amenaza judicial, le comunique la situación y nos fuimos a dar una vuelta y de regreso al hotel ya habían enviado el dinero.

Recuerdo como si fuera hoy cuando eras novio de Guillermina, yo siendo un chaval iba a la casa a verla porque era muy cariñosa conmigo, me quería mucho. Qué buena era, guapa, trabajadora y con el tiempo una buena madre. Recuerdo en aquel patio, al pie de los bastidores cerca del granero, entre las helechas y corales, tenía su pequeño taller de calados. Me encantaba oírlas cantar la canción calle de Elvira (donde habitan las manolas). Fue una mujer que amaba a la familia y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, lo demostró no solo ayudando a las hermanas, sino a mi hermana Onelia en los bailes en el camino de Chasna y a mí en la venta. Espero en otra ocasión poderle dedicar mi baúl a ella y contar todas sus virtudes, la pobre no merecía la fatal enfermedad, pero puedo asegurar que no le falto los cuidados y el cariño de sus hijos quedando los médicos asombrados con la delicadeza que la trataban.

Recién casado emigraste a Venezuela, no te fue bien y regresaste más pronto de lo previsto, y seguiste trabajando en tu oficio y más tarde con Guillermina de ventero.

Como son las cosas, la venta de casa no te gustaba, estabas muy orgulloso de tus hijos: Ernesto, Enrique, Margarita, Carmen María y Milagrosa. Tal vez a ellos no se lo demostrabas, pero a todos nosotros y a los amigos si. Siendo más tarde tu nieta Sara, la niña de tus ojos, (todo te parecía poco para ella) si la vieras hoy toda hecha una señorita, con su carrera terminada.

Tu hijo Ernesto como todos sabemos emigró a Venezuela y después de tantos años de trabajo se vio afectado como tantos por el dichoso régimen (fue demasiado duro) y más tarde se le declaró una maldita enfermedad, que terminó con su vida. La que a mí me la tuvieron silenciada y (todavía me cuesta creerlo) sufriste una delicada operación, pero, cómo la llevabas, madre mía con aquella muleta y sin poder caminar y de repente nos sorprendiste a todos viajando con tu hija Magali y tu Sara a Venezuela, esta vez a ver a tu hijo.

Yo no me lo podía creer de la forma que estabas, hacer ese largo viaje. Fuisteis muy atrevidos en ir a Canaima y coño, ¿No te picaron los mosquitos?. Magali no podrá decir lo mismo, te montaste en las lanchas y fuisteis para todos lados, menuda fiesta cuando al regreso me enseñaste las fotos y contándome como lo pasaste y como lo gozaste increíble.

Se te daba bien cantar cuando estabas entonado, recuerdo que dentro de tus canciones preferidas era La cieguita, Lamento borincano, Amapola y Sivoney, y otras a cuantos les hacías creer que eras músico enseñándoles la foto que te hiciste con el uniforme de Lalo, el tapicero, en verdad que no eras músico, pero a veces te hacías. Tenías cada ocurrencia.

Voy a terminar por hoy contando cómo me la pegaste, fue en una Navidad, en la venta me sobraron unas cajas de pasteles y ya pasada la Navidad a quien se los iba a vender y tú te enteraste, me llamaron por teléfono, preguntando que si era la venta de Rocío y si teníamos pasteles, que si teníamos cantidad que llamaban del Hotel Las Vegas, coño yo vi los cielos abiertos, dije menos mal, yo esperando a que vinieran a buscarlos y no aparecieron, pasada unas horas llegaste a casa y me preguntaste si habían venido a por los pasteles y muerto de risa me dijiste que habías sido tú quien me llamó, coño, que bien la estudiaste. Otra, cuando le dijiste a Ángel que salías con él a por el coche que si no lo hubieras tenido te mandaba al carajo y cuantas cosas más que las contaré en otra ocasión si todavía estoy por aquí.

En verdad que te echo de menos porque no solo fuiste mi hermano, sino también mi amigo.

Feliz Cumpleaños, un abrazo Jesús…”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

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