En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La
Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo
que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se tituló “MI PASO POR LA PEÑA DEL CASCO”: “…De jóvenes creo
que por el año 1960 nos reuníamos varios amigos en la plaza de la Alameda (la
Constitución) en el banco de piedras, en frente del kiosco. A veces jugábamos
en el kiosco, al dominó, y escuchar los conciertos los jueves, y domingos a la
banda de música. Ya lo he manifestado en otras ocasiones, en aquellos tiempos
la banda en su repertorio nunca faltaba algún fragmento de zarzuela, y Melchor,
Luis, Paco Quintero, Chicho, Agustín Machado, y otros que las conocían, las
cantaban al compás de la banda, y fue así como yo al escucharlos me aficione, y
empezó a gustarme.
Más tarde vino a La Orotava una
compañía de Zarzuela, en aquel entonces al Cine Orotava poniendo en escena Doña
Francisquita; fuimos y al día siguiente también al Teatro Topham del Puerto de
La Cruz a ver Los Gavilanes. Recuerdo que fuimos al gallinero, yo ignoraba esa
faceta de ellos, y como no, a echarnos las perras de vino y si el vino era
cantor, terminábamos cantándola.
Ya en el año 1963 fue Agustín
Machado quien dio la idea de hacer una Murga. Creo que oyó ensayar a una murga
en Sta Cruz estando en el servicio militar, lo cierto es que lo logramos, y en
1964 salió por primera vez con la fantasía de los Cosacos. Los trajes los
confeccionó Doña Lola González, tía de Agustín Machado, las polainas de cartón
teñidas de negro, sombreros y escobitas que servían de instrumento. Se hicieron
en el cuarto de ensayo en la casa Sindical cedido en aquel entonces yo por mi
compromiso con la Orquesta, no pude salir el primer año, pero al tener a mi
novia cerca, acudía a todos los ensayos. Era una novedad.
Fuimos la primera Murga del
Norte. En aquel tiempo era muy difícil salir, teníamos que pagar para hacerle
frente a los gastos; no recibíamos ninguna subvención vendíamos rifas, Lotería,
y los cancioneros las letras de las canciones eran hechas por algunos de los
componentes, y la colaboración de Manuel Mesa, Juan Báez, y mías, por las
cuales fuimos en su día nombrados “Componentes de honor”, de lo que me siento
muy orgulloso. Algunas enriquecidas con la música de los pasacalles de los
cosacos de Katiusca y Amigos siempre amigos de los Gavilane, había que
llevarlas a Información y Turismo para la censura y de ellas se encargaba el
amigo Carlos Arguelles, a quién le debemos el nombre del Carnaval Villero, las
traía casi todas censuradas; las cantábamos con mucho miedo, pero no las
podíamos imprimir.
Según nos contó el director de
la murga Agustín Machado estando actuando en la calle por fuera del antiguo
Liceo, se acercó un guardia municipal preguntándole por el permiso por orden
del alcalde, y sacándolo del bolsillo se lo mostró. Por aquel tiempo teníamos
muchos temas que criticar, el puente y la fuente del Calvario estaban a medias
, la poca luz y el asfalto, era un desastre. Que distinto a hoy que La Orotava
esta muy bonita, pero siempre hay algo que criticar; por ejemplo seguimos sin
tener donde hacer pipi.
Salíamos de La Piedad a ritmo
de bombo y platillo hacia el Calvario para coger la guagua que nos esperaba
para trasladarlos al Puerto de La Cruz, buscando algún dinero para ayuda de los
gastos. Me encantaba la murga, pero solo pude salir en pocas ocasiones por mi
compromiso con la Orquesta.
Salí de Madrileño, de Mary
poppins, y aunque no saliera me hacía el disfraz, y al no poder salir se me
ocurrió prestárselo a mi hermano, que era gran seguidor de la Peña para que
saliera con ellos a vender los cancioneros; y cuál sería mi sorpresa: me
llamaron diciéndome que la Peña no quería que mi hermano saliera con ellos, me
sentó mal, y yo les dije que si mi hermano no cabía yo tampoco, y sin pelearme
con ninguno, desde ese momento deje de ser componente el último año que salí
según me decía Carlos Arguelles, que el Ayuntamiento le había dado 50.000pta
para organizar el carnaval (que eran las fiestas de invierno), y lo bautizó
como el “Carnaval Villero”.
Nos dio 5.000ptas a cada Murga
por fuera de la ermita de La Piedad para un garrafón de vino, actuábamos junto
con otras murgas en la plaza del Ayuntamiento, y terminando con una gran
verbena con serpentinas y confetis en dicha plaza; la que estaba a rebosar. Nos
ganamos muy bien el nombre del casco, porque tanto al salir de los ensayos,
como en tantas ocasiones, nos tomábamos unos vasitos de vino.
Por aquel entonces teníamos
muchas bodegas donde elegir: en casa de Anuncia, Braulio, Juan el cojo, Pedro
el del poyo, Domingo el crusantero, Tomás el de la policía, Marcelino, y
Onelia. Nunca pude saber quiénes eran los directivos, porque en realidad
trabajaban todos, el director era Agustín Machado, y los demás fundadores
éramos: Melchor Luis, Paco Quintero, Pepe Calzadilla, Julián Oliva, Felipe Hernández,
Ruco, Manuel Estrada, Antonio Méndez, Abelardo, Goyo Oliva Chicho, Julián
Escobar Manuel (ejemplar) Víctor Hdez Sálamo, Manuel Cabrera, Santiago Hdez,
Antonio Trujillo, Jesús Martin, Santiago Toste, Reimundo Rodríguez, Leonardo
Ruiz, Tomás Carrillo, Luis Escobar, Antoñito Rodríguez, Manuel Suárez y Jesús
Rocío.
Después se incorporaron otros
amigos: Agustín Glez y Carmelo Glez, Pepe Oliva, Jaime Machado, Eugenio
Bolaños, Antonio P, Bernardo, Germán, y Falo. Al terminar los carnavales
(fiestas de invierno) se hacía un almuerzo; uno de ellos fue a la casa de mi
hermana Onelia que batimos el record, llegamos a las doce del medio día, y
salimos a las doce de la noche. Ya más tarde lo hacían como premio a las
señoras de los componentes invitando a los presidentes de otras murgas:
presidente del Liceo, letristas y colaboradores en una bonita cena baile.
A veces en lo bajo de la
Sindical en el Restaurante el Lagar, y otras en el Liceo Taoro, la Peña del
Casco es mucho más de lo que yo reseño, en mi comentario. No hay que olvidar en
todos los elencos que participaba: la vuelta ciclista al valle, la batalla de
flores, destacando el homenaje a la vejez, en tantas ocasiones dándoles un
paseo y terminando con un gran almuerzo; baile con espectáculos y regalos.
Entre todas elegían a la reina. ¡Qué bonito era verlas con la ilusión que lo
esperaban! No solo se celebraba en La Orotava, si no en varios pueblos de la
isla invitando a los ancianos de Sta. Rita y los de La Cruz Blanca del Puerto.
Ya más tarde cambió a
Fanfarria; a mí me encantaba, pero no puedo hablar de ella por no haber
pertenecido. Todos los años los fundadores nos reunimos el lunes de carnaval en
un almuerzo, para recordar aquellos viejos tiempos, y terminábamos cantando
nuestro repertorio. De momento no hemos podido celebrarlo por esta pandemia,
pero con la esperanza de que pronto volveremos a vernos.
En el vídeo aparecen las
portadas de los cancioneros cedidas por el componente Manolo Cabrera, fallecido
en estos días, y fotos de Arzola proporcionadas por gentileza de Fran García.
Música de fondo: Arturo Castillo. Orquesta Orotava con la actuación estelar de
Chago Melián…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario