miércoles, 15 de marzo de 2023

LOS HUEVOS DEL CAMPO

Fotografía de mi colección particular tomada de  mi cámara.

 

En el muro del FACEBOOK del amigo de la Villa de La Orotava JESÚS ROCÍO RAMOS, aparece un magnífico y extraordinario trabajo suyo que comparto con su permiso, adaptado por ÁNGELA PÉREZ ROCÍO, que se tituló “LOS HUEVOS DEL CAMPO”: “…Cuando yo era un adolescente, la calle del castaño (Domingo Glez) era la más transitada. Estaban las ventas, donde la gente del campo tenían asignadas las libretas de las raciones.

Todos los molinos de gofio funcionando, la lonja del pescado, y las panaderías, y al no tener transporte la gente de los altos: de Aguamansa, Pinoleris, Barroso venían caminando por el Sauce directos a La Piedad, y así llegaban a la calle, donde estaban sus ventas, regresando con la compra en cestas por el mismo camino. Al igual que las del Camino de Chasna, el Paso, y Montijo, salían por La Candelaria del Lomo y venían por aquel entonces por la calle tiralamanga (hoy La Candelaria), directos a salir a la calle del castaño.

Mi madre me ponía en la puerta de mi casa para cuando pasaran las mujeres le preguntara si traían huevos, y si los traían que la llamase; muchas los traían, pero pocas los vendían, los querían para cambiarlos por millo (en aquel tiempo no se conseguía para hacer gofio). En el pueblo no había huevos, y en el campo al estar las gallinas sueltas, había algunos, pero la gente tenía que venderlos para hacerles frente a otras necesidades.

En el pueblo era muy difícil conseguirlos, pero pasado el tiempo, empezaron las primeras granjas, y los huevos se conseguían más fácil, pero eran con las yemas pálidas; las claras al freírlos salpicaban. En verdad, no nos gustaban a pesar que, algunos de los dueños de la granja, para que la gente los comprara le ponían un poco de pimentón junto con el pienso para que las yemas no fueran tan pálidas.

Nosotros nos acostumbramos a los del campo de yema amarilla, nos costó adaptarnos, pero pasado el tiempo la cosa cambió a mejor, ya la gente del campo no criaban a las gallinas para vender los huevos, al contrario, los llevaban del pueblo para el campo.

Se da el caso de que una vecina tiene unas gallinas sueltas en su casa, y le ponen más huevos que los que consume, y los sobrantes no los puede vender; la gente no se los compra, porque dicen que las yemas son amarillas, ¡¡¡qué les parece!!!...”

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario