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El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR
GARCÍA LLANOS, remitió entonces (14/03/2023) estas notas que tituló: “CANTUDO”: “…Era valiente, combativo, arriesgaba, tenía desmarque, iba bien de cabeza
y remataba con los dos pies. No era especialmente dotado desde el punto de
vista técnico pero suplía las carencias con aquellas otras cualidades.
Le recordamos en el juvenil
Arguijón, luego en los filiales del Tenerife, hasta que accedió al primer
equipo, con el que jugó en la temporada del célebre ascenso a Segunda División
en 1971, bajo la dirección de Javier García Verdugo. Jugó tres temporadas en el
Club Deportivo Tenerife, un total de setenta y siete partidos y veinte goles.
En agosto de 1974, fue traspasado al Sevilla en una operación redondeada en
doce millones de pesetas, un récord entonces para el club hispalense. Ayudó a
devolver al equipo a Primera división, se ganó dos años como titular en esa
categoría para cerrar su estancia andaluza (al lado de Biri Biri y Héctor
Scotta, entre otros, con setenta y ocho partidos y once goles.
Hablamos de Antonio Cantudo,
nacido en Santa Cruz de Tenerife (agosto 4, 1951) y fallecido ayer, un jugador
muy apreciado (solía acudir a los campos con su padre y familia), perteneciente
a una generación de canteranos que destacó por pundonor y talento.
Jugó también, aprovechando que
cumplía el servicio militar, en el Talavera. Después de marcar catorce goles
con el cuadro toledano, volvió a la isla, donde lució sus cualidades junto a
otros diez canarios: Del Castillo, Esteban, Felipe, Molina, Lesmes, Pepito,
Cabrera, Medina, y el uruguayo Albetrto Bergara.
Ya en el verano de 1977, arribó
al Deportivo de La Coruña, con el que jugó sesenta y cinco partidos y anotó
dieciséis goles. Estuvo a las órdenes, otra vez, de García Verdugo y de José
Iglesias, Joseíto, que también haía dirigido a la escuadra albiazul. Le hizo un
gol a su Tenerife del alma en la única ocasión en la que pisó el Heliodoro
Rodríguez López como jugador visitante (4/2/1978). Cantudo cerró con un remate
ajustado un 0-4 doloroso ante un rival que acabaría cayendo a la Segunda
División B.
De vuelta a la isla, tuvo una
breve carrera como entrenador del Esperanza y del Arona. La tarea, como
reconoció, le sobrepasó. “¡Quién me lo iba a decir, que yo estaba en Sevilla y
le decía a todos mis compañeros que podía dedicarme a cualquier cosa menos a
ser entrenador. Yo los veía a todos unos hijos de... ¡Es que es muy difícil!
Los que juegan, vale, pero los que no van ni en la lista de convocado; es que
te quieren matar!”, afirmaba en una conversación publicada en Abc.
En fin, un delantero vibrante,
con olfato de gol, que se ganó el respeto y la admiración de los aficionados y
del socio albiazul. Narramos, en Radio Popular de Tenerife, algunas de sus
consecuciones. Le recordaremos…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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