El amigo desde la infancia y compañero de pupitre en
los colegios: La Milagrosa y San Isidro de la Villa de La Orotava: BERNARDO
PIZARRO HERNÁNDEZ, remitió entonces (01/04/2020), esta fotografía que encontró
en el baúl de los recuerdos, referente al curso escolar 1956 – 1957.
Grupo de párvulo del Colegio de la Milagrosa de las
Hermanas de la Caridad de La Villa de La Orotava.
La Milagrosa era entonces un colegio simplemente y
exclusivamente femenino, se admitía el parvulario y la primaria mixto pero
separados en clase; dos filas a la izquierda para niños y dos filas a la
derecha para niñas.
En ese recordado colegio estudié el párvulo con Sor
Catalina de origen cubano y la primaria con la oriunda de San Juan de la Rambla
Sor Dolores Borges, así hasta la primera comunión que realizamos en el templo
de Santo Domingo de Guzmán del ex convento dominico de San Benito de la Villa
de La Orotava.
Los recuerdos con sor Catalina eran muy embrujados, se
trataba de una monja vetusta encargada de tocar la campana que estaba en la
terraza del patio interior del colegio de entrada y salida de clases.
La tocaba de una forma tan apesadumbra que unas veces
nos ponía tristes y otras un poco alegres.
Con sor Dolores, hacíamos veladas de niños,
excursiones caminando hasta el popular Barrio orotavense de la Florida (caminos
de tierras y piedras con la merienda en la cestilla), también visitábamos el
Jardín Botánico, en esto sor Dolores se adelantó a la ilustración, al siglo de
la luces.
Campeonato de fútbol en una cancha de césped en el
jardín del colegio, escribíamos la célebre caligrafía de aquellos recordados
cuadernos de dos rayas etc.
Con esta impresionante mujer tengo una anécdota,
estaba compartiendo pupitre con el amigo y convecino de la Villa; Fernando
Zarate Salazar, él estaba sentado frente a mí, se me ocurrió empujarlo con las
dos piernas, tal fue mi fuerza que lo lancé contra la pizarra de la pared.
A primera vista me pilla sor Dolores y me deja
arrestado como castigo. Pero mi querido y recordado padre Juan Álvarez Díaz,
acostumbraba a buscarme todo los días al colegio, casi siempre me llevaba un
regalito para regresar a casa contento. Y siempre me esperaba en el muro del
jardín por fuera del colegio.
Al ver que no bajaba, se encontró con mi prima hermana
Centa Álvarez Acosta que salía del colegio, le preguntó que donde estaba
metido, que llevaba tiempo en mi aguardo. Mi prima subió inmediatamente al aula
de Sor Dolores, y me ve que estaba arrestado, entra y le dice a Sor Dolores que
su tío Juan está esperando abajo por mi primo Bruno. Sor Dolores le contestó
vete y dígale a su tío que el niño está arrestado a mi orden. Tanto fue la
sorpresa que a los cincos minutos Sor Dolores me dice Brunito váyase que tu
papá te espera en el muro de a fuera. Salí como un cohete, pero enseguida pensé
que Sor Dolores respetó la decisiones de mi progenitor.
La foto está tomada en la escalera de bajada por la
izquierda hacía una pista de césped natural.
Son muchos los conocidos, no me gusta nombrar, puesto
que de muchos no me acuerdo de sus nombres y otros no los identifico.
Prefiero que sean ellos los lectores, los que se
identifiquen por sí mismo.
El grupo pertenece al parvulario del mencionado centro
docente que estaba a cargo de la entonces longeva Sor Catalina.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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