Este espacio
público nació al amparo de la antigua ermita de San Roque, junto a la
cual se construyó más tarde el templo y el convento agustino de Nuestra Señora
de Gracia.
Por ello, su
denominación primigenia era la de llano de San Roque. El nombre de plaza de La
Constitución lo tornó oficialmente en 1820 por ser aquí donde se juró por
segunda vez la Constitución de 1812.
Según nos cuenta
el amigo de la Villa de La Orotava: JOSÉ MANUEL HERNÁNDEZ; “… en 1823 se colocó una placa conmemorativa en la plaza que provocó
airadas protestas de los vecinos de la Villa de Arriba, que querían dar también
ese nombre a la plaza de San Juan…”
La panorámica corresponde
a los años 10 del siglo XX, puesto que el kiosco está recientemente construido.
El cual se realizó en el año 1914 de estilo neo mudéjar realizado por los
hermanos don Nicolás y don Diego Álvarez.
Durante la
primera mitad del siglo XX esta dicotomía villera se escenificaba a diario de
forma muy palpable en la céntrica plaza de La Constitución, también llamada de
La Alameda o del Kiosco de la Música. Sucedía en aquel entonces que por el
costado sur de la plaza paseaba la gente adinerada, mientras que los menos
pudientes lo hacían por el costado norte, sin riesgo de mezclarse. La
fotografía evidencia la diferencia social de los orotavenses.
Al fondo
observamos el gran Hotel Victoria, el cual ocupaba la actual residencia de la
tercera edad, y antigua sede de la sociedad cultural del liceo Taoro.
Fundado en el
año 1912 por don Eulogio Méndez Machado, posteriormente fue dirigido por su
heredero don Tomás Méndez. Poseía los más bellos jardines de Tenerife, que
pertenecieron a los marqueses de la Quinta Roja. El hotel Victoria tenía
un huésped de excepción, un fotógrafo catalán de apellido Roda fotografiaba a
todos los visitantes del jardín.
Al fondo a la derecha la edificación que a medio terminar adquirió don
Casiano García Feo y que habían sido comenzada por los señores del Casino
Orotava que no pudieron concluir debido al mal funcionamiento de las derramas,
en su solar que previamente lo ocupaban tres casas antiguas: La primera
lindando con la de don Antonio Puerta, en la que vivían Martín Rodríguez, su
hermano Secundino y el resto de su familia. La segunda (la del medio) era una
casa de comida denominada “del cabo Ramón” y en ella vivía doña Encarnación y
los que parece que eran sus hijos; Ramón, Antonio (vivió por ultimo en el Llano
de San Sebastián) y María. La tercera la ocupaba don Francisco Sosa y en ella
tenía, en su planta baja, una zapatería.
El Casino con la producción de la venta de la fábrica a medio terminar,
adquiere bajo el aval de su socio don Fernando Salazar, la mansión de la calle
de Tomás Pérez (Home), para instalarse definitivamente allí, actual biblioteca
municipal.
La calle El Calvario entonces empedrada, llegaba a la misma altura de la
plaza, que 1912 se habían colocados sus losetas de piedras molineras en sus paseos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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