Fotografía de M. Baeza, referente a la Vinagrera del Puerto de la Cruz.
Zona de Punta Brava 1887.
El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS,
remitió entonces (16/07/2020), estas notas que tituló; “DENOMINACIÓN DE CALLES”: “…Las elecciones generales de 16 de abril de 1899 en
España fueron convocadas en la minoría de edad de Alfonso XIII,
siendo regente su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena. Su base legal fue la Constitución española de 1876, vigente hasta 1923 en
la conocida como Restauración borbónica en España. En base al “Pacto de El
Pardo”, de 24 de noviembre de 1885, quedó instituido el sistema de turnos
pacíficos en ejercicio del poder entre liberales y conservadores, que consolidó
la Restauración hasta finales del siglo
XIX y principios del XX.
El 26 de junio de 1890 el
gobierno liberal-fusionista reimplanta oficialmente el sufragio
masculino en la legislación electoral. El 10 de diciembre de 1898, con
la firma del Tratado de París de 1898, finaliza la Guerra
hispano-estadounidense y España perdía las colonias de Cuba, Filipinas,
Puerto Rico y Guam; más tarde venderá las islas del Pacífico en el Tratado germano-español en 1899. El 4 de marzo de 1899 cae
el gobierno de Sagasta, dando comienzo el nuevo turno conservador dirigido
por Silvela. El 16 de marzo de 1899, siguiendo el proceso de normalización, conforme a lo
pactado entre las principales fuerzas políticas, se procedió a la disolución de
las Cámaras y a la convocatoria de elecciones legislativas.
Sirvan estos antecedentes,
tomados de Wikipedia, para
situarnos en el Puerto de la Cruz de del 5 de agosto de 1989, cuando un grupo
de treinta y seis vecinos, elevaron un escrito al Ayuntamiento para que “...en
conmemoración de la nueva fase político-legal-administrativa que ahora empieza
para nuestro municipio, acuerde las sustituciones de los nombres de la calle
Quintana, por el de Vida Nueva; la de San Juan por Tomás de Iriarte; la de la
Iglesia por Narciso Piñeiro y plazuela Concejil por plazuela de Víctor Pérez.
Era claro que Vida Nueva
respondía al espíritu de innovación y reforma de aquella época. Además, era la
expresión de los grandes anhelos sentidos por amplios sectores del pueblo “para
quebrantar los moldes gastados de las sociedades caducas y de los organismos
estériles”, según escribió el que fuera cronista oficial del municipio, Nicolás
Pestana Sánchez.
La corporación local no tomó en
consideración esta propuesta vecinal. Meses más tarde, el 18 de enero de 1900,
el Ayuntamiento nombró una comisión que habría de elaborar un informe razonado
acerca de las nuevas denominaciones que llevarían plazas y calles del pueblo.
La comisión cumplió con su cometido y a punto de concluir el año siguiente, el
19 de diciembre de 1901, adoptó un acuerdo que resumimos y del que
transcribimos algunos párrafos:
1º Que existiendo todavía en la
calle Venus la casa en que nacieron los Iriarte, honra de las letras patrias y
de este pueblo, debe sustituirse el citado nombre por el de Iriarte.
2º Que habiendo sido el primer
alcalde elegido por el pueblo, en cumplimiento de una Real Orden expedida por
Carlos III en 1772, Nicolás Blanco, que se hizo notable por la originalidad de
sus justicias, así como por la generosidad que acreditó empedrando a su costa,
la calle de Las Cabezas, desde su cruce con la de Venus hasta la Capilla de la
Cruz, debe darse el nombre de Blanco a la mencionada vía desde su comienzo de
la plaza de la Constitución hasta la indicada Capilla de la Cruz, conservando
el nombre de Las Cabezas el resto de la vía (De este particular se deduce que,
en principio, que Las Cabezas partía de la plaza del Charco, entonces de la
Constitución).
3º Que habiendo vivido en la
calle del Castaño Domingo Nieves Ravelo, en casa de su propiedad, que llegó a
ser de los herederos del Conde de Siete Fuentes, se propone sea honrada la
memoria de este Hijo Ilustre del Puerto, alcalde durante la desastrosa epidemia
de 1811, en la que acreditó su ardiente caridad y su abnegación extrema,
otorgando a la citada calle el nombre de Nieves Ravelo.
4º La calle La Soledad (desde
las actuales San Juan a Benjamín J. Miranda) pasó a denominarse Luis de la
Cruz, pintor de cámara de Fernando VII que había dirigido la escuela de dibujo
del Real Consulado de la ciudad de La Laguna. Los méritos del artista se
reflejan en retratos al óleo y en miniatura que hizo de príncipes y reyes así
como los cuadros representando la vida de Jesucristo que adornan el retablo del
Gran Poder de Dios en la Peña de Francia.
5º Un insigne portuense, el
ingeniero Agustín de Bethencourt y Molina, cuyos restos descansan en San
Petersburgo, tiene también su calle entre Santo Domingo y Cupido. Sustituye en
el callejero a la rotulada como calle de La Oposición.
6º “Proponemos (dice el acuerdo
de la comisión) que la calle de la Iglesia lleve el nombre de Esquivel”, en
reconocimiento al que fuera párroco Manuel Esquivel, con cuyo donativo fue
construida en aquellos años la torre de la iglesia de la Peña. “Señaló desde el
altar los espléndidos y luminosos horizontes de la virtud y del bien”, dice la
propuesta.
7º La contribución a la vida
municipal de Tomás Cólogan, que fue alcalde del municipio, especialmente en el
impulso dado a la dotación de alumbrado público y construcción de aceras, fue
merecedora de que el apellido le fuera dado a otra de las vías céntricas de la
localidad.
8º Aquel quien con toda
propiedad pudiera decirse que elevó un monumento a su patria, al escribir su
“Historia de las Islas Canarias” y otras varias obras de indiscutible mérito,
ha prestado tantos servicios a la cultura de nuestro país, no necesita que nosotros
le honremos consagrando un recuerdo a su memoria. Somos nosotros los que
necesitamos honrarnos recordando a las generaciones presentes y venideras que
vivió y se educó en nuestro pueblo José de Viera y Clavijo. La plaza de
Martiánez, desde entonces, lleva su nombre.
9º Por último, un canario que
es gloria española, el inmortal autor de los Episodios Nacionales y de tantas
obras literarias relevantes, traducidas a muchos idiomas, Benito Pérez Galdós,
es también distinguido con el nombre de la plaza ubicada en el sector Mequínez-La
Ranilla que conserva su nombre desde entonces (Popularmente es conocida como
plazoleta y también la placeta).
La propuesta fue suscrita por
los señores Agustín Estrada y Adolfo Pérez quienes hacen constar que los
nombres de las calles y plazas del Puerto de la Cruz deben “vulgarizar el
conocimiento de los todos los elementos de riqueza y cultura que influyeron
poderosamente en su creación y desarrollo”…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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