Todos los años en mi infancia, mi padre Juan Álvarez Díaz, colaboraba con
la gran Romería de San Isidro y Santa María de La Cabeza, engalanando una mula,
con un mantel confeccionado a mano en casa. Recuerdo participar primero con mis
hermanas, pero al final tuve que buscar a algún amigo interesado en
acompañarme. En ese año de 1959, a través de mi primo Enrique Abréu Rodríguez
(Quique, actualmente residiendo en Madrid) era amigo de Jesús García,
monaguillo entonces del templo de Santo Domingo de Guzmán de La Orotava que
regentaban los padres Paúles. Por entonces estudiaba los preparativos para el
ingreso, en el colegio de San Fernando en la calle de San Francisco, con el
recordado profesor y director del mismo don Fernando Álvarez Arbelo. Jesús
García cursaba en las graduadas del Colegio Público La Concepción.
Jesús García vivía con su madre, una tía y su abuela en el ex convento
dominico anexo al templo de Santo Domingo, que se llamó de San Benito, por
aquella época estaba habitado por familias menesterosas hasta que le
adjudicaron las viviendas sociales del Barrio de San Antonio.
Nunca me imaginé que años después de este acontecimiento romero, Jesús
García fundara por los años 1960 - 1961, un dúo, que con guitarras
españolas y una armónica, iban desgranando sus notas por bares, bodegas y
circos ambulantes que por aquellos años, acudían a actuar por estas tierras.
Pero Jesús García (falleció en circunstancias extrañas en el sur de la isla de
Tenerife) y entonces su compañero Julián Hernández, tenían otras metas más ambiciosas
y querían formar un conjunto musical, pero para ello necesitaban en primer
lugar, un local donde ensayar, y con gran empeño se construyeron un pequeño
cuarto de madera, al que pusieron por nombre club “J.J.”. Una vez
que ya tenían esto solucionado, se pusieron a buscar otros componentes. En
primer lugar consiguieron un batería: Carmelo Bautista “El Papaucho”, luego un
Acordeonista Organista, “Quique Hernández”, y así los cuatros después de mucho
ensayar, lograron trabajo en el Restaurante el Lagar Tamaide, de la Cuesta de
La Villa.
Más tarde Quique decidió dejar la música, había que buscar otro integrante.
Fue entonces cuando se incorporó “Rubén” un guitarra solista con muchas ganas y
que coincidía en todo con el resto del grupo. Y así quedó formado el conjunto
LOS RAYOS VERDES que con más orgullo pasearon el nombre de La Orotava por todos
los rincones de la isla.
Pero el servicio militar marcó un paréntesis, en la vida del grupo con
negativas consecuencias. Pues al no coincidir los cuatros al mismo tiempo, se
vieron obligados al término del mismo. Y tener que cambiar a algunos de sus
componentes, y a partir de ahí el grupo no era el mismo en ideas y entusiasmo
como anteriormente. Así fue como tras un corto espacio de tiempo decidieron
disolverse.
Interesante fotografía que encontré entre mis archivos, tomada en la plaza
de la Paz frente a la Ermita El Calvario, una vez finalizada la Romería
Orotavense por el recordado fotógrafo “Ortega”.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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