Los labradores que cada año custodian a los Santos Patronos del municipio
de La Villa de La Orotava. Primer premio de Artesanía y Patrimonio Villa
de La Orotava, está conformada por unas 60 personas, con niños desde 1 año de
edad hasta mayores de 86 años.
Los más veteranos llevan más de 40 años custodiando y velando a los santos
patronos. Pero no todos son villeros, pues curiosamente un gran número son
vecinos del municipio de Santa Úrsula y en concreto del barrio de La Corujera,
y otros de la comarca de Acentejo, ya que desde antaño sus familias están
ligadas a esta tradición villera.
GOYO JORGE, remitió entonces (2013) estas notas: “…que la hermandad se
constituyó oficialmente con estatutos hace trece años, pero resalta que se
trata de una tradición que se remonta al siglo XVII, y que se pasa de padres a
hijos. La primera data es de 1700 y hace referencia a los labradores que
veneraban a San Isidro: Como aquellos labradores que en la segunda mitad del
siglo XVII celebran una misa anual en honor al Santo patrón y que el 15 de
febrero de 1700 hicieron fiesta, ocasión en la que hubo misa, sermón y
procesión hacia la Alameda, donde se bendijo el ganado.
Desde aquella fecha no se ha dejado de realizar su festividad. En un lugar
próximo al antiguo Calvario, se mandó a construir una ermita. Ya a principio de
la segunda década del sigse llevaron las imágenes de San Isidro Labrador y
Santa María de la Cabeza. La citación de la Alameda se refiere a la alameda de
la Iglesia de San Agustín lo que después pasó a ser Plaza de la Alameda y hoy
conocida como Plaza del Kiosco o de La Constitución. Y según los datos
históricos, los cultos se mantuvieron en la citada Iglesia de San Agustín hasta
finales del siglo XIX…”
El Amigo de la Villa de La Orotava; MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, remitió
entonces (2013) estas notas: “…afirma que la Iglesia de la Concepción registró otros importantes
documentos que hacían referencia a la labor religiosa de los labradores que
participaban en los actos propios de los santos patrones de la localidad, pero
éstos, del s. XVII y XVIII, se han perdido con el tiempo.
Otra referencia de antaño, en la que ya se nombra por primera vez el tema
de varas y vestimentas, es la de Mariano Nouguell Secall, quien narra en 1868
que las fiestas del Santo Patrono San Isidro Labrador de la Villa de La Orotava
iban precedidas de 12 labradores pobres, con varas muy largas cubiertas de
flores. De cada vara colgaban infinidad de cintas de colores diversos que
representan las flores y frutas de nuestros campos. También un pañuelo de tela
en forma de lazo Y en la parte superior de una barra, espigas entrelazadas.
Además destaca que entre los labriegos había costumbre de rifar una yunta de
buey, honrando con este acto la caridad del Santo, igual que se hace en la
actualidad.
Por tanto, desde aquella fecha han sido los labradores los que se encargan
de los actos religiosos y populares de San Isidro, y en el pasado siglo XX le
dio continuidad el conjunto de medianeros del Valle que trabajaban las tierras
de señores y familias importantes. Encontrándose, la gran mayoría, sólo por
estas fechas. Casi 150 años después los labradores continúan cada año
descolgando sus varas, remozándolas con cariño y esmero. Y su mayor anhelo es
velar por la protección y conservación de esta tradición, pasándola de padres a
hijos y nietos.
Las tradicionales varas, que pueden medir entre 4 y 5 metros y pesar entre
15 y 30 kilos, según la ornamentación y el número de cintas, son el elemento
más característico que distingue a los labradores. Las cintas son en muchos
casos regalos o promesas de ciudadanos, y algunas vienen incluso del
extranjero. Con frecuencia, turistas que visitan en estos días de las fiestas
la Villa, conocen esta tradición, y luego al regresar a sus países envían a
algún labrador alguna cinta.
Es un orgullo para los labradores llevarlas, y cuántas más cintas mejor.
Subraya el representante de esta hermandad de labradores, Goyo Jorge. Asimismo
explica que cada año se sacan del lugar en que se guardan cada vez que termina
la fiesta, y se inicia el planchado de cada cinta, lo que puede llevar días,
pues hay algunas que tienen más de 150 cintas. Éstas son de múltiples colores
porque la intención es imitar con ellas a los otros tantos colores que se
encuentran en las flores y frutas del campo. Luego se van colocando una a una y
se sujetan a la parte alta de la vara. Y ésta se corona con una ornamentación,
trabajada con mucho detallismo, y elaborada con espigas, claveles variopintos y
un lazo. Por ello, todas las varas son diferentes, y cada labrador tiene ya su
propio sello personal, por lo que ellos nada más verlas saben a qué familia o
persona pertenece.
A su vez el palo en sí, que puede ser de diversas maderas (de duraznos,
castaños, naranjeros salvajes...) cortadas en los montes del Valle o de la
comarca de Acentejo, se le decora con chinchetas de bronce con las que hacen
curiosos dibujos que tienen una doble función, por un lado para remozarlos y,
por otro lado, porque se colocan justamente sobre los nudos de la madera para
que no entren insectos y no se pudra.
Recordar que San Isidro Labrador (Isidro de Merlo y Quintana) nació casi
finalizado el siglo XI, en 1082, en un pueblo de Madrid. Desarrolló sus labores
como agricultor y pastor para su patrón Iván de Vargas, pero también se dedicó
de lleno a ayudar a su pueblo, y en especial a los niños, desvalidos, y los que
sufren. Y a lo largo de su vida realiza varios milagros, más de cuatrocientos
se contemplan en su Proceso de Canonización. Murió el 30 de noviembre de 1172,
sobre los 90 años, y es sepultado en el cementerio de San Andrés, su parroquia.
Cuarenta años después, en 1212 fue descubierto, por revelación divina, su
cuerpo incorrupto. San Isidro es Beatificado por Paulo V el 14 de junio de
1619, fijando la celebración de su fiesta el 15 de mayo. Gregorio XV canoniza a
San Isidro el 12 de marzo de 1622. Sin embargo la muerte del Pontífice hizo que
se retrasara la expedición de la Bula de Canonización de San Isidro
"Rationi Congruit" hasta el 4 de junio de 1724, firmada por Benedicto
XIII. San Isidro es patrón de Madrid desde 1212, y día de precepto en la
capital de España desde 1621. El Papa Juan XXIII extendió el patronazgo de San
Isidro a los agricultores y campesinos españoles por Bula "Agri
Culturam" dada en Roma el 16 de diciembre de 1960.
Santa María de la Cabeza, esposa de san Isidro Labrador, se llamaba María
Toribia, nació en Uceda y vivió en Torrelaguna hasta que conoció a San Isidro,
que había huido a esta localidad tras ser conquistada Madrid por los
almorávides, Se cuenta que se le aparecía la Virgen María y que cruzaba el río
Jarama extendiendo su mantilla sobre las aguas. El matrimonio tuvo un hijo que
un día se cayó a un pozo; ambos esposos rezaron hasta que milagrosamente las aguas
subieron hasta el brocal devolviéndoles el niño sano y salvo. Su festividad se
celebra el 9 de septiembre…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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