Y, aquí, la imaginación de un pintor desconocido nos
traslada al interior de algunas de sus obras. ¿Sabéis quien fue Maximiliano
Delgado “Febles”? Pintor, joyero, dibujante, es quizá, la figura señera de uno
de los periodos más creadores de la historia orotavense. Era un hombre genial,
y en todas sus actividades dejó impresa una garra de luz. Pero esa luz creaba
el bienestar, la impresión y la solidaridad. Sus obras son tan desconocidas,
aparecen arrinconadas o expuestas en los domicilios particulares de sus
familiares, las cuales han sido de una gran devoción y de un gran esfuerzo. Me
cuentan que marchó a Cuba con sus padres aun con pantalones cortos. Ante
pintaba y dibujaba en su casa villera de la pina calle de San Juan, allí llovía
a cántaro. Se oía golpear el agua en los tejados y caer a las losas del patio
como un ancho río. La tempestad era terrible. Relámpagos surcaban la negrura
reluciente de los vidrios. Pero en el fondo de esos ruidos severos, con la
torre de San Juan Bautista silenciosa ¡que calma! A lo lejos retumbaba la
tormenta sorda y majestuosamente; pero ninguna voz humana, ninguna voz falsa,
embustera, chillona, presuntuosa o estúpidamente arrogante se alzaba para
irritarse. Allí se podía crear, allí se tenía la inteligencia libre, era
dichoso. Se estaba allí por todo eso entero en lo que merece la pena de que uno
le posea; y el seno de un pincel se entreabría; comenzaba a esculpir rostros
viviente, colores, y colores, se estremecían bajo el lienzo, dando libertad a
cada una de sus pincelada. Que salían de la materia...., hablando....
oyendo..... Y pensando........etc...
Me viene a mis manos un folleto de una seductora exposición de Obras al
Óleo aglutinada por el entonces joven pintor Maximiliano Febles, exposición
acaecida en el Casino Orotava el día 25 de Agosto de 1934, relativa a una época
y realidad histórica muy concreta, la proclamación de la segunda República en
España. En ella se expusieron una relación de obras: “El Hijo de nadie”,
“Campesina Tinerfeña”, “El Molino”, “La Ermita”, “Balcón Típico”, “Flores”,
“Jesús”, “María”, “Un Ángel”, “Una Calle”, “Carretera Arriba”, “Casitas en el
Campo”, “Carmita Martín”, y Dibujos académicos al lápiz”. Muestra de un pintor
desconocido en nuestra villa que desarrolló su labor en el citado periodo,
obras que forman parte del testimonio artístico del pintor en los años veinte y
treinta, encontrándose dibujos y óleos, trabajos inspirados en lugares típicos
de La Orotava. Una excelente colección fruto de la esmerada observación de la
realidad y de la extraordinaria labor artística de líneas que tanto caracterizó
a este gran artista. Evento, que empezó a latir en La Orotava hace ya mas de sesenta
años, sirve a la vez, como cómputo y revisión del significado a parecer
de un colectivo villero nacido en la Academia Municipal de Dibujo, que fundara
el insigne maestro Don José María Perdigón, en la que se formó un comunal de
entonces jóvenes artistas que no originaron ningún movimiento o escuela
definida, solo quedó esto en el anonimato de muchos de ellos, cuya fama
traspasó a la Villa en la confección y realización de los tapices florales de
su Corpus, no cabe duda que a pesar de este arte fugaz y divino que adorna las
pinas calles de La Orotava solamente en un día de gloria y de fe, fecunda en
estos enigmático artistas; la naturaleza, el paisaje, la sismología, la
virtuosidad cosmopolita, la figuración y la sotistificación intelectual,
elementos armónicos constantes que integran el discurso de esa generación, que
debería renacer a la perpetuidad entre los bellos rincones de la Villa
orotavense, en este colectivo destacamos a otro pintor desconocido, llamado
Máximo Escobar, pintor de delicadeza, temperamento, titubeos, sensibilidad. Con
una obras importantes; “Paisaje del Ortigal”, su mejor paisaje, en el que se
entrevé una emocionada lucha con la forma y la luz. Los acordes plásticos, en
los que intervienen todos los matices y las mezclas más atrevidas, entonan
ambiente todo el lienzo. Otra obra de envergadura de Escobar, “El Embarcadero
de Morón” nota de color que recoge un paisaje tropical. Los colores
puros que se emplean, sobre todo en el agua, llegan a “chillar”, pero la
naturaleza del tema lo requiere. Y por ultimo “Otoño” es un cuadro de árboles,
esos árboles que Escobar pintaba con devoción. El desaparecido rotativo
tinerfeño “La Tarde”, en la sección del 21 de febrero de 1935, escribía;
“Elogio de un pintor tinerfeño”, porque en esas fechas, se verificó en Madrid
una exposición de Maximiliano Febles, en la que aportó dos de sus obras de
verdadera categoría; “El Hijo de nadie” y “Molinos y Casas”, que fueron muy
bien recibidos por la critica. “La Revue Modern et ilustrée des Arts et de la Vie”
de París, hacía un comentario muy elogioso de la Obra de Maximiliano Febles,
incluyendo reproducción de los dos cuadros y una fotografía del autor, un
pintor lírico profundamente cordial, capaz de sintetizar la pintura en poema de
amor y de la admiración por la imagen de la mujer a la que atribuye el sitial
noble de la vida y del realismo hogareño, su pintura era connatural a la
sensibilidad del hombre solidario, es decir una pintura que impresiona lo
esencial elevada a la cima del Arte....
Maximiliano Delgado(Febles), era sobrino del recordado maestro de la música
villera Don Domingo Delgado(Febles), nació en la Orotava y murió en la capital
del reino, allí en la ciudad del Oso y del Madroño completó sus estudios en la
celebre academia de San Fernando, sin embargo desde la consolidación de su
identidad orotavense, continuó unos patrones de creatividad que a veces
siguieron postulados foráneos, mientras que en otras ocasiones revelaron una
maduración personal, evolucionado dentro de conceptos estético que podemos
considerar como canarios. Maximiliano era un artista tinerfeño, apóstol de la
luz, amigo del arte. A pesar de su habitual profesión de joyero que ejercía con
habilidad y maestría, estaba considerado como uno de los mejores pintores de su
tiempo, era un filósofo enamorado del arte sacro donde retrató varias imágenes
eminentes que se conservan y veneran en los templos villeros. Su sobrino Maxi
(también pintor y joyero), me cuenta que estando en Madrid su tío, donó una
columna de oro manualmente confeccionada en su taller, al Santísimo Cristo de
la Columna de la Parroquia de San Juan, efigie esculpida por el sevillano Pedro
Roldán y conocida por EL DIAMANTE, esa diminuta columna salía adosada a la
columna del Cristo en la Procesión del Jueves Santos por la noche, pero
misteriosamente ha desaparecido, la cual esperamos verla pronto en su lugar de
origen. Maximiliano consideraba que la pintura se encuentra más allá del odio y
que gracia a ella el hombre puede ascender a una realidad superior, parece que
se expresaba de una forma inestimable, es decir había que vivir la vida como un
arte, había que vivir con este equilibrio entre espontaneidad y convicción
basado en la experiencia y la reflexión, porque no es suficiente ser racional,
no más que la intuición por si sola. Prueba de ello, hoy la juventud ha perdido
sus ideales, hay que ayudarle a construir, aunando idealismo y realismo. A este
respecto, la pintura de Maximiliano fue su principal compañero, porque su
pincelada era precisa, buscaba y plasmaba en su obra la esencia de la realidad.
Esto es, poco más o menos, el relato hecho por los familiares del
desconocido pintor villero, y su relación, en calidad de testigo presencial, es
acreedor a todo nuestro respeto. Debe, por fuera, de ser verídica, salvo las
naturales exageraciones que el compresible orgullo de la familia haya ido
introduciendo en una historia repetida con frecuencia. Se ha impugnado el
testimonio de la hermana recién fallecida en la villa, fundando la impugnación
en el hecho de que el orden de las cosas no es tan lógicamente inevitable que
permita a un incauto de las artes, por grande que sea su índole, reproducir de
igual forma que se hallan en las palabras escritas. Pero el caso es que
Maximiliano Febles, era un pintor de reputación, que pintaba la luz de la
compasión, llegando, por la simple vía de su propio razonamiento, al arte, al
majestuoso arte, resultado perfectamente creíble, si bien de todo punto
extraordinario; a decir verdad, casi maravilloso.
Maximiliano Delgado era sobrino paterno de los músicos de la Villa de La
Orotava, maestros Domingo y Braulio Delgado González conocidos por “Feble”.
Mi amiga de la Villa de la Orotava; LOLY GARCÍA GONZÁLEZ, remitió entonces
(2014) estas notas: “…Hay que ver!! Cuántos altos y
prestigiosos personajes han salido de nuestra Villa!! La pena es que para ser
merecedores tienen que salir de su tierra!!...”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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