El amigo del Puerto de la
Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS. Remitió entonces (15/07/2021) estas notas
que tituló; “CIEN AÑOS DE EMBARQUE”: “…Se han cumplido cien años del primer
embarque de la imagen de la Virgen del Carmen, una referencia primordial en la
historia local, en las Fiestas de Julio del Puerto de la Cruz. Se está
conmemorando, hasta finales de mes, con una exposición fotográfica en el
Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) del Puerto de la Cruz.
Son,
en efecto, los ecos de un centenario, cien años de embarque, una veintena de
fotografías de distintos autores y cuyo archivo o conservación habrá que
agradecer. Dos portadas o primeras páginas de periódicos de la época certifican
los acontecimientos. Se trata de La
Gaceta de Tenerife (Diario católico, órgano de las derechas) que
aparece el sábado 2 de julio de 1921, anticipando la actividad; y La Prensa que, el 14 de julio,
recoge el programa de los festejos.
Las
foto más antiguas de cuantas se conocen muestran a la Virgen del Carmen sobre
una base de varales, a la que luego se añadió el baldaquino con el que
procesionó hasta 1953, momento en que fue retirada del culto. Ese año,
recordemos, es cuando el escultor portuense Ángel Acosta, afincado en Tortosa,
entregó al pueblo su talla más célebre y venerada, la actual imagen de la
Virgen confeccionada con maderas de pino soria y abedul policromadas. Las fotos
del que debió ser emotivo momento de la embarcación son de Adalberto Benítez.
Muchos portuenses presentes han ido transmitiendo verbalmente sus impresiones
de entonces, de manera que la jornada debió vivirse con una emoción
incontenible (Unos cincuenta años después, en ocasión de ser nombrado Hijo
Predilecto del municipio, Acosta revivió aquellos momentos indescriptibles y
realizó el mismo trayecto procesional).
Según
se recoge en breves textos insertos en la exposición, la década de los sesenta
del pasado siglo fue decisiva para acometer algunos cambios en la imagen y en
el cortejo procesional que discurriría por las aguas más próximas del litoral
(San Telmo hasta Punta Brava), al que se incorpora la imagen de San Telmo,
talla dieciochesca albergada en la ermita del mismo nombre. A partir de los
ochenta, ya con la democracia recuperada, la imagen de Ángel Acosta es
embarcada por la orilla del refugio pesquero. Desapareció el acompañamiento de
la banda municipal de música y se conservó que el sacerdote y los monaguillos
viajaran en la misma falúa, habitualmente la ‘San Ramón’, junto a alcalde,
reina de las fiestas, autoridades y concejales.
Los
testimonios gráficos permiten contrastar la evolución. Por ejemplo, los viejos
marineros o pescadores dieron paso al organizado grupo de cargadores.
A
las fotos de Adalberto Benítez hay que añadir las de Antonio Padrón –una de
ellas, con la desaparecida pescadería al fondo, frente al chorro,
verdaderamente atestada, es conmovedora-, del archivo municipal, del gran
Baeza, de Carmelo Pérez, de Eduardo Zalba y de Francis Álvarez, para completar
una serie muy llamativa, aunque algunos revelados pongan al descubierto las
debilidades de recursos cuando fueron tomadas. Luego llegarían los testimonios
impagables de la multitud envolviendo el entorno del refugio.
Los
ecos del centenario, de los cien años de embarque, se van sucediendo con
inevitable nostalgia. El montaje se le debe a Iris Barbuzano y Ashimi Nethmi,
que proporcionaron el toque adecuado para que la secuencia y la magia de esta
colección gráfica quedasen para la posteridad.
Así
han llenado, en el IEHC, un vacío histórico. Qué bien…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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