lunes, 5 de julio de 2021

HASTA SIEMPRE MAESTRO OLIVA

Antonio Oliva Ávila nace en la Villa de Los Realejos en el año 1936, y falleció en la misma Villa el cuatro de Julio del 2021.

De profesión ebanista, dedicó toda su vida a la docencia y preparación de chavales en el deporte Rey “El Fútbol”.

Desde su comienzo con un equipo de muchachos en los celebres campeonatos del Oratorio Festivo salesiano en el viejo campo de deportes del Colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava, tras sus pasos por el inolvidable infantil San Agustín y juvenil de la Ud. Deportiva Realejos (de los Félix, López, Acevedo, Donato, Sedomir, Padrón y demás), hasta plantarse en los sénior; UD. Realejos, UD. Orotava, UD. Rambla, UD. Icodense, y CD Vera, y culminar su obra de la denominada de magnánimo conjuntamente con su convecino Santiago Palmero (que buena persona) “Toscal – Longuera” .

A Antonio Oliva le conocí cuando entrenaba el infantil San Agustín, que coincidíamos con el Infantil Plus Ultras de La Villa de La Orotava, en el que me encontraba integrado.

Un hombre de profesión ebanista y de vocación futbolera,  un hombre amable de aspecto bonachón, entrenador que, con el paso del tiempo, contrastamos que era un dechado de cordura, predisposición y buenos modales.

Fue arbitro de juveniles e infantiles, pero el ser entrenador, era lo suyo, y así se sacrificó en desplazarse a diario a la capital tinerfeña en busca de obtener el título, que le acreditara oficialmente lo de ser “Entrenador de futbol”.

Antonio Oliva eran sus características aquellas peticiones aniñadas de alineaciones, al lado de una cancha de tierra (piedras), y las emocionadas manifestaciones de gratitud, escuchadas con emotividad, media... pues eso, toda una vida.

Antonio Oliva Ávila un realejero de pro, una extraordinaria persona, servicial, comunicador, amigo de todos sus amigos, esposo padre y abuelo ejemplar.

Descansa en el paraíso eterno colmado de esperanza y misericordia, sigue en el futbol, en tu cátedra del balón, sigue con tus chavales, se te merece.

Un abrazo amigo, hasta siempre.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

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