El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS.
Remitió entonces (06/07/2019) estas notas que tituló; “PASEO “ANTONIO OLIVA ÁVILA””: “…La primera visión que uno conserva de
Antonio Oliva Ávila es, cuando siendo un niño con calzón largo, nos acercábamos
al exterior de las viejas casertas del campo El Peñón para pedirle la
alineación del infantil San Agustín, de Los Realejos. Aquel rostro serio de un
hombre amable y aspecto bonachón, de aquel entrenador que, con el paso del
tiempo, contrastamos que era un dechado de cordura, predisposición y buenos
modales.
Se lo recordamos al terminar el acto de ayer en que
fue descubierto un rótulo que lleva su nombre en una vía del municipio donde
nació, Los Realejos: 'Paseo Antonio Oliva Ávila'.
-Siempre has estado con el fútbol de la base-, acertó
a decir entrecortadamente mientras no paraba de recibir abrazos efusivos y
felicitaciones, después de que una de sus hijas agradeciera con toda sinceridad
aquella prueba de gratitud.
Allí estaban numerosos discípulos, aquellos que se
formaron y se hicieron futbolistas bajo la atenta mirada, la dirección y el
seguimiento del maestro Oliva, carpintero de oficio y entrenador vocacional,
especialmente para trabajar sin desmayo en las categorías inferiores. No iban a
faltar ni dejar de arropar a quien les había enseñado a atarse las botas, a no
calentarse con un error arbitral, a controlar el balón con el exterior del pie,
a cabecear con eficiencia, a rematar de volea y a hacer un relevo en defensa o
en ataque. Un trotamundos del valle de La Orotava y del norte tinerfeño, un
hombre al que cuesta imaginar si alguna vez se enfadó o se molestó, tal era y
es su bonhomía. No debió pronunciar insulto alguno desde los banquillos, no
debió alterarse y si lo hizo fue de tal modo que nadie se percató. Ni un grito
ni un reproche ni una descalificación.
Por eso le aprecian tanto. En el fútbol, cuando estaba
en activo; y fuera del campo, cuando se caracterizó por el respeto que
transmitía y que se granjeó sin dobleces -se diría que era algo consustancial-
y la caballerosidad de la que hizo gala aquí, allá y acullá.
Antonio Oliva Ávila (Los Realejos, 1936) ya tiene su
paseo en la expansión modernista de su pueblo, cerca de instalaciones
deportivas además. Su primer equipo fue el Oratorio Festivo de La Orotava.
Después, el inolvidable San Agustín, con el que nacía el preparador. Había
probado como árbitro auxiliar pero no era su camino. Después, el juvenil
Realejos. En 1965 se trasladó a La Vera. Quería ser entrenador titulado e hizo
kilómetros para completar su formación en la capital tinerfeña. Muchos años
después pudo acceder a los programas y escuelas de formación de las categorías
de base del Athletic Club de Bilbao, cuando sus responsables proyectaron un
formidable trabajo en el ámbito de la U.D. Orotava, uno de los equipos que
dirigió, además del Vera, Realejos, Rambla, Icodense y, por supuesto, el
Longuera-Toscal, cuando el campo 'Antonio Yeoward' era poco menos que un
descampado entre las plataneras. Oliva, apoyado por los fieles Alfonso
Fernández y Santiago Palmero (q.e.p.d.), fue todo un baluarte de un proyecto
deportivo y social. A Francisco Sánchez seguro que le hubiera encantado estar
presente.
El alcalde, Manuel Domíguez, ponderó su esfuerzo, casi
cincuenta años con juveniles e infantiles, remarcando dos valores de su
personalidad futbolística: pasión por el entrenamiento bien hecho y
responsabilidad deportiva, más allá de los resultados.
El acuerdo del pleno de la corporación, adoptado por
unanimidad -por cierto: no costaba nada reseñar en su lectura que fue a
iniciativa del Grupo Municipal Socialista-, refleja la identificación y la
determinación de la representación institucional de todo un pueblo en cuyo
callejero figura desde ayer el peatonal 'Paseo Antonio Oliva Ávila' con todos
los honores.
Entre aquellas peticiones aniñadas de alineaciones, al
lado de una cancha de tierra, y las emocionadas manifestaciones de gratitud,
escuchadas con emotividad, media... pues eso, toda una vida...”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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