El amigo de la Villa de La Orotava EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”,
remitió entonces (08/08/2021) estas notas que tituló; “DESCANSEN EN PAZ, AMIGOS VERDADEROS”: “…Cuando llega ya el final de nuestros días, algunos amigos y conocidos de
toda la vida se empeñan en irse antes a lo que el amigo Bruno Juan llama “el
paraíso eterno”.
Y en estas últimas fechas se
nos han ido dos. No voy a decir sus nombres de pila para que este comentario
mío, empobrecido y encorsetado por el correr de los años, surta efectos
misteriosos.
Uno de ellos, apareció, estos
últimos veinte años, por la geografía física de la Villa de La Orotava, e
hicimos amistad casi sin darnos cuenta. E hicimos también algunas excursiones
por esta isla Barataria y Picuda, de nombre Tenerife; llegamos una vez en
Viernes Santo a comer en el casco de Granadilla de Abona, con regreso por San
Cristóbal de La Laguna vespertinamente.
Otra vez recorrimos la parte
alta del municipio de Buenavista del Norte, en esa zona de montaña donde el
diablo perdió los calzones, en la cual, si llegas ya casi al límite con otro municipio,
Santiago del Teide, el primero del suroeste, puedes divisar los días claros las
islas de La Palma y La Gomera.
Otras veces, por el verano, nos
dábamos los baños de playa, y en la piscina de la Punta del Hidalgo---piscina
seminatural con tanto o más atractivo que la de Bajamar---en cierta
ocasión, estaba la mar llena y en el muro pasaban las olas por encima. Y
haciendo de tarzanes improvisados, nos botábamos a la ola para dentro del
charco o para afuera, indistintamente.
El otro personaje fallecido
llegó en un tiempo a presidir la administración de sociedades
culturales y recreativas hasta lograr un primer paso para su
equipamiento con elementos culturales, lúdicos y de recreo en
plenitud.
Con este hombre, todo un señor,
y un grupo de amigos, una vez fui de excursión hasta la Playa de San
Juan, en Guía de Isora, donde nos bañamos. Pero a una de
las chicas mayores le dio lo que el recordado humorista canario Pepe Monagas
llamaba un “histérico”; y nuestro biografiado, al ver a la mujer algo
paralizada y nerviosa con el agua por la cintura, exclama desde la orilla:
“¡mira a ver si tenemos que traer una grúa para sacarte del agua!”
Descansen en paz ambos
personajes fallecidos, tan dispares y tan dignos de recordar.
Lamentamos su pérdida en la etapa final de nuestras vidas…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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