Fotografía que remitió entonces (12/12/2013); FÉLIX ÁLVAREZ PÉREZ. Con
Maximino su amigo en el Estadio Municipal de La Villa de La Orotava “Los
Cuartos”.
ÁNGEL GONZÁLEZ GARCÍA cariñosamente conocido por “JALICO”, el pueblo de la
Orotava, su pueblo le honra en su memoria con una plaza y un obelisco,
exactamente donde estuvo el famoso estanque veraniego que los chavales
llamábamos La Piscina del “Peluja”, apelativo con todo respeto se conocía a su
patrón don Eustaquio Díaz, justamente donde él vivió, trabajó y se educó.
Aquellos que quieran recordarle, basta por darse un paseo por LOS FRAILES -
CARMENATI y observar en el horizonte la huella de este personaje popular.
ANGEL GONZÁLEZ GARCÍA, el popular
“JALICO” nos dejó para siempre y con las botas puestas. En el baloncesto,
casi no cuelga a Quintana desde los laureles de indias existentes en Franchi
Alfaro, con la UD. Orotava fotografías de rigor con la famosa copa de Heliodoro
Rodríguez López, que en muchísima ocasiones lograron los copos de nieve y en la
lucha canaria la Florida era su punto de mira.
Desde la finca
de LOS FRAILES - CARMENATI, allí a la
orden de su patrón don Eustaquio Díaz, trabajando con los animales a ultranza.
Desde lo bajo de la Villa, hoy hecatombe del cemento y del asfalto. El
deporte, la acérrima afición, seguir los colores con entusiasmo a
lo grande, con la piel del toro dentro del deportivo.
JALICO toda
una institución deportiva en la villa, devoto de la Virgen del Carmen de San
Juan, y de María Auxiliadora, cargador del Señor de Huerto en San
Francisco, de las Andas Barroca del Corpus de la Concepción.
Una deuda de
oro con los villeros, no solo los clubes que siguen vivos, CB. San Isidro, UD.
Orotava, San Diego, CL. Florida, CB. Perdoma, sino todos los desaparecidos:
Unión Piedad, Calvario CF., San Pablo, Rechazo, Imperial, Atlético Orotava,
Juvenil Plus Ultra, Juvenil Iberia, Aficionado La Palestra, CB. Independiente,
CB. Águila del Valle, CB. Medina Orotava, CL. ECHEYDE etc.
Están en deuda
con este hombre popular, temperamental, caprichoso, celoso, que sufría las
derrotas de sus paisanos, que preparaba el compromiso repartiendo los carteles,
que hacía de utillero, incluso de masajista en difíciles momentos y que
pedía con su sudor y su calor vendiendo rifas y loterías en beneficio del
deporte de su pueblo, de su villa, de sus hombres y mujeres.
JALICO
todos, todos, estuvimos en el sepelio de La Concepción, algunos detalles
faltaron, quizá la bandera terciopelada de tu UD. Deportiva Orotava, pero
lógicamente, los detalles o curiosos detalles los tenemos que perdonar,
todos no tenemos en nuestra mentes aquellos detalles que impresionan, a veces
somos culpable los que exigimos, todos tenemos que respectarnos. Sin
embargo estoy seguro que arriba, en la gloria te encontrará con aquellos
que te querían de verdad en tu pueblo en tu deporte, en la Unión Deportiva
Orotava, arriba te están esperando para cantar el RIQUI RACA, para cantarle al
UD. Orotava ¡ARRIBA DE´LLOS! , gracias JALICO, un abrazo y hasta siempre.
La amiga de la Villa de La Orotava, CARMEN SUÁREZ BAUTE, publicó en la
prensa Tinerfeña estas notas biográficas tras la muerte del popular y amigo JALICO acontecida en el mes de Junio
del año 2003: "...Que en el mes de junio del año 2003.
Perdimos un verdadero hijo de la Orotava. ANGEL GONZÁLEZ GARCÍA,
"Jalico". Amante de su pueblo, sus costumbres y sus gentes. A dos
escasos meses de su muerte, me vino a la memoria el recuerdo de este orotavense
bueno, honrado y trabajador. Servicial con todos y como no podía ser menos,
hombre de gran fe y practicante como hermano en las cofradías, en la mayoría de
los actos religiosos que se celebran en este pueblo nuestro de
carácter conventual y espíritu ordenado. Donde destacaba su humilde pero
auténtica presencia.
Claro que Jalico era un hombre muy sencillo como para
que después de su muerte, esta hipócrita sociedad, que sólo considera a cada
cual por su estatus social o económico, sin tener en cuenta los fundamentales
valores humanos. Desgraciadamente no deja un hueco para homenajear a este tipo
de personajes que tanto ha dado la villa y que tanto han ofrecido con su
desinteresada colaboración, como en el caso de Jalico, en diversas actividades,
que al no ser reconocidas, su estado desapercibido, suele ir al olvido.
Con frecuencia, él asistía a la iglesia de San
Francisco a oír la santa misa y recibir la comunión. Muy especialmente estos
últimos meses que él sabía contar con horas y minutos. Que por su enfermedad
se hallaba ingresado en el hospital de la santísima trinidad de esta villa,
donde está ubicada la mencionada iglesia.
Jalico era un hombre inquieto. Cuando tenía permiso
para salir, que era frecuente. El andaba de un lado para otro porque era un,
hombre vitalista y activo.
El trabajó durante su vida con una familia orotavense,
en calidad de agricultor y criando ganado, en una finca situada detrás del colegio
de San Isidro de los salesianos. Tras la desaparición de la finca. Al ser
urbanizado los Frailes - el Carmenati. Jalico heredó por derecho propio y
por justicia, donde estaba el estanque, como decía él. Que conocía palmo a
palmo el terreno. Se trataba de una pequeña vivienda que anteriormente había
sido utilizada, como casa del guardián mientras estaba en obras el instituto
Villalba Hervás. Su heredero no podía ser nadie más que Jalico. Ya que cada
gota de su sudor estaba desparramada por esas tierras que labró con ahínco y
amor, como si se tratara de algo propio.
Justo el pasado año, por esta misma fecha de
principios de agosto, Jalico conversó conmigo largo y tendido y me sorprendió
la riqueza que se ocultaba en ese humilde hombre tan lleno de vivencias y tan
servicial.
Creo recordar que tenía unos sesenta y ocho años. El
vivía solo y me asombró su alegría, su entereza y su espíritu deportivo y
religioso.
me contó justamente el día de la Caridad, que la
iglesia de San Francisco y casi en voz alta mirando a la Virgen, que él tenía
en su casa tres vírgenes y que él cariñosamente llamaba: Carmen, Auxiliadora y
también la Caridad. Tres mujeres que son madre y virgen de buena fama decía. Y
que cuando llega tarde a su casa, ya conocen su verdad, nunca se enfadan
conmigo, decía, por no asustar a su niño que es pequeñito y tiene los bracitos
redondos y cuerpito de atleta. En broma, qué cuando crezcan luchadores los haré
y sonreía ingenuamente. Mi padre era luchador y yo al campo QUIQUIRÁ los
llevaré..., faltaría más que Jalico no promocionara los deportes.
El era un hombre fuerte, con aspecto analfabeto, pero
en realidad era un hombre lleno de sabiduría y de gran memoria. Era de
movimientos ligeros y siempre andaba de aquí para allá, ayudando sus
amigos que él nombraba con orgullo. El decía: ellos son gente importante,
pero yo soy feliz haciendo sus mandados. A unos llevaba el periódico, a otra
lotería, el cupón o lo que hiciera falta. Y así sin tener más ambición que
vivir. Felizmente haciendo favores. Jalico recordaba entusiasmado, con una
lucidez asombrosa, los añitos de su infancia. Él decía que la escuela lo dejó a
él y él tomó el trabajo. Nombraba a sus hermanos con cariño y mucha gracia y
hasta presumía de tener una hermana casada en Miami y otros en Venezuela.
Decía que cuando tenía doce años, él dirigía y
llevaba un grupo de casi cincuenta niños, con catecismo en mano desde la
escuela de los Poyos hasta la iglesia de la Concepción. No cabe la menor duda
que Jalico tenía madera de líder, pastoreando su rebaño por el camino de la fe.
Me contó literalmente muchas cosas del catecismo y mil historias llenas de
entusiasmo y simpatía. Su palabra correcta, con sencillez, bien hablada. De
vez en cuando, echaba mano a un refrán, haciendo gala de su sabiduría y
aparentando un Sócrates canario. Quién diría que no supo que había - uno ateniense,
que sin escribir palabra como él, fue sabio, libre y valiente.
El fútbol era su deporte preferido y lo tenía como
afición, lo mismo que la lucha canana.
Jalico era un hombre lleno de anécdotas, dos veces lo
dieron por muerto, pero sólo era de agotamiento y lo que se llama morir de
hambre hasta perder el sentido y sin probar bocado, por falta de tiempo en sus
diligencias. Él se pateaba los barrios de la Orotava, llevando carteles de
información de boxeo, lucha, fútbol, actos religiosos... de la Orotava a la
Perdoma, de la Florida a la Luz. De bar en bar un cartel y a cada asociación
iba Jalico anunciando el deporte y también a dios. Con la medalla en el pecho
de la virgen y del señor. Y así acababa exhausto en el
camino.
Con su humilde vestimenta, siempre entre los deportes
y donde había procesión allí estaba él. Daba la impresión que se vestía a la
carrera, pero eso sí, siempre llegaba limpio y con el pelo mojado y con su
corbata pasada de moda y desaliñada, pero tenía cierta gracia.
Cómo recordaba a su madre de manera emotiva, con
brillo de nostalgia y lágrimas en los ojos, sino... qué se lo pregunten a la
Caridad. Pero como no hay llanto sin risa, al tiempo que sonreía con un
trasfondo de pena decía: mi madre se llama Pilar García Pacheco. Ella estaba en
Santa Rita en Puerto de la Cruz, con el padre Antonio. Y continuaba, cuando la
voy a ver ella me dice: tengo un hijo que se llama Ángel y siempre me viene a
ver. Y Ángel presente y no sabía que era él. ¡OH Dios mío, paradojas de la
vida! y recordaba devotamente como una oración, el día que ingresó su madre en
el centro, para que estuviese mejor atendida y qué dolor se desprendía de él
cuando contó su muerte. Porque una madre es una madre y madres no hay más que
una, como bien decía Jalico.
Cuando Jalico
se recuperó y regresó a La Orotava, la UD. Orotava le volvió a realizar otro
homenaje donde se le obsequió con algunos detalles del club. El entonces vicepresidente,
antiguo jugador Juanito Quintero Socas, ultima persona que lo vio vivo, en el
Hospital de San Francisco donde permaneció durante sus últimas semanas de vida
y falleció, lo invitó a un flamante homenaje. Y durante la Cena que la UD:
Orotava celebró en el Liceo de Taoro, para celebrar el 80 aniversario, recibió
una emotiva y brillante distinción por parte de todos los asistentes que se
levantaron de sus asientos y aplaudieron a rabiar, durante varios minutos,
cuando apareció su fotografía en la pared del escenario. Fue algo increíble y
al mismo tiempo maravilloso. Unas semanas más tarde la Junta Directiva de la
UD. Orotava, se enteró de que iban a derribar su casa, le pidieron a su familia
(concretamente a su hermano), para que todos los trofeos, placas y demás objeto
decorativos que tuviera de Ángel, se llevaran a la sede del club y
permanecieran allí para recordarlo siempre, ya que fue parte de la historia del
club. Desde entonces, una fotografía de Jalico, junto con sus diferentes
trofeos, la medalla de la Virgen del Carmen, una foto del Cristo a la Columna y
una foto de María Auxiliadora están en la sede del equipo de sus amores la UD.
Orotava.
No quisiera pasar por alto el día de su funeral. Yo
que lo había visto el día antes de su muerte y aunque parezca mentira, yo le
vi. La muerte cerca, por su debilidad y su color. Al día siguiente murió. Yo
por supuesto le acompañé en su entierro. La parroquia de la Concepción de esta
villa, estaba repleta de gente de todas las clases sociales. Médicos, arquitectos,
asesores, políticos, de los medios de comunicación, etc., jóvenes y mayores,
todos acudimos a decirle el último adiós a un hombre, que dentro de su humildad
y en su fuero interno, se creyó importante con lo que hacía. ¡Porque lo era!..."
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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