Hacía
tiempo que buscaba fotografías de doña Regina Oliva, para poder escribir, tal
como la conocí a lo largo de mi vida.
Gracias
a su hija pequeña Regina Monasterio Oliva, he conseguido estas tan
extraordinarias, lo suficiente para escribir de una gran mujer que fue una
expendedora – artesana de productos totalmente autóctonos canarios.
En la primera
panorámica le acompañan sus hijas Cari (agente de policía local de la Villa de
La Orotava) y Carmita (madre del gran puntal de la lucha Canaria orotavense Añaterve
Abréu Monasterio). Y en la segunda su operaria de confianza en la elaboración de
los calados.
Doña
Regina Oliva era natural de Los Realejos, desde su juventud aprendió el oficio
de los calados y bordados, fue ingresada por causa de una enfermedad en el
Hospital de La Santísima Trinidad de la Villa de La Orotava, donde conoció al que
fue su esposo y acompañante en la vida Miguel Monasterio, chicharrero –
santacrucero del Cabo, que en principio estaba hospitalizado en dicho centro y
posterior se convirtió en administrador del mismo. Se casaron y se fueron a
vivir a la calle Salazar, trasladándose a la nueva Barriada de San Isidro en el
Paseo de Las Araucarias, donde montó con su propio esposo una industria de
Calados y Bordados en lo bajo de la Casona de estilo colonial - plateresca, diseñada por don Mariano Estanga,
que aún se conserva en el lugar conocido por “Los Poyos”. Producto del trabajo
y la constancia y lucha en la vida, fabricaron en el mismo lugar un nuevo hogar
que en la actualidad viven sus herederos.
La
industria de Calados y Bordados en el famoso Barrio de La Orotava “Los Poyos”
que conocíamos por “Casa Regina”, se convirtió durante tres décadas como el
centro neurálgico empresarial y turístico de la Villa, paralela al Boom
turístico del Puerto de la Cruz.
Recuerdo
ver guaguas repletas de turistas, que
partían desde la primera ciudad Turística de Canarias estacionadas en el lugar,
como visitas de cortesías y de rigor, para iniciar rutas turísticas a lo largo
de la Villa de La Orotava, Las Cañadas del Teide y el Sur de la Isla entonces
totalmente desconocido a través de largas y curvilíneas carreteras.
Doña
Regina Oliva y su esposo don Miguel Monasterio, formaron un matrimonio
ejemplar, digno de caridad, de ayudar a los demás, puesto que recuerdo, cuando
me desplazaba a su casa a dar clases particulares a sus hijos y presenciar en
ese digno hogar acontecimientos sociales y humanitarios jamás visto en mi vida.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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