Esta sorprendente
fotografía me lleva en la memoria a la infancia y a la adolescencia. Una
fotografía que me es familiar, una familia que aunque eran vecinos, éramos como
familia, nos comunicábamos tanto por fuera que por dentro de nuestras casas en
la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava.
Este
matrimonio que vivió anexo a mi casa familiar, lo formaban y le recuerdo con
mucho cariño y amistad; la abuela doña Flora Borges. Los padres; don Vicente
Delgado Expósito que conocíamos por “Vicente Lucas”, su señora doña Lola Luis
Borges y sus dos hijas; Flori y Loli.
Anécdotas
son muchísimas, pero la que más me llamó la atención en la infancia, un día de
vuelta a casa desde el Colegio, me encuentro a Doña Lola leyendo la prensa en
la ventana de su casa con el papel virado. Meditando como era posible que doña
Lola leyera las noticias con el periódico al revés, enseguida me di cuenta que
lo que leía eran las noticias que en ese instante trasmitía la radio que tenía
en el fondo de su habitación.
A don
Vicente lo recuerdo, con un maletín cobrando facturas y recibos, en el Estadio municipal
de Los Cuartos en los partidos de fútbol (decía que había jugado de portero en
el Sporting Orotava, suplente de Olmo), y recuerdo su fallecimiento, ver su
cadáver por la ventana que daba a la calle, lo que me supuso una depresión
infantil terrible que me tuvo una semana en cama con mi tía Consuelo Abréu
González mi segunda madre que vivía con nosotros. A doña Flora no la recuerdo
mucho, era demasiado pequeño, ni recuerdo su fallecimiento.
Los
juegos infantiles eran monumentales, tanto en mi casa como en la suya, siempre
con el espectáculo de realizar veladas de niños.
La
fotografía habla por sí mismo, vemos en la ventana de su casa, (la única, pues
por la derecha estaba la puerta de entrada principal); a doña Lola con sus
hijas Loli y Flori.
Doña
Lola era una gran modista de caballero había trabajado en los talleres de don
Lorenzo Villavicencio, y en su casa hacía su propios trabajos.
Con el
tiempo alquiló la habitación que daba para la ventana de la calle, convirtiéndola
en portada, siendo el primer inquilino el amigo y convecino desde la infancia
de la misma calle Tino Santos Cruz. El cual montó una especie de pequeño
comercio que a lo largo del tiempo sufrió una metamorfosis en el argumento del
tipo comercial. Llegando a tener; Pollería, frutería, Bazar, juguetería, hasta
una relojería que se le montó al amigo Eduardo en un despacho acristalado que
se le ubicó a la entrada por la izquierda.
En el
tiempo, ambas familias nos mudamos del lugar, sin cambiar de calle; nosotros
vendimos y fabricamos encima del salón industrial que teníamos en la misma
acera unos cincuenta metros más abajo y doña Lola y sus hijas, permutaron su
vivienda por un piso a seis metros de diferencia.
Y así
hasta que Flori y Loli contraen matrimonio y se marchan a vivir a Los Realejos
y a Santa Cruz de Tenerife, quedándose doña Lola sola en el piso hasta su
fallecimiento. Puesto que la última noticia que me llegó como un jarro de agua
fría fue el fallecimiento de Loli en la capital tinerfeña, siendo aún joven.
Todo
una familia, querida por todos, una madre de la calle El Calvario orotavense y
unos recuerdos que hacen revivir la esperanza y los tiempos románticos de
glorias y luces.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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