lunes, 2 de agosto de 2021

DOÑA LOLA LUIS BORGES EN LA VENTANA DE SU CASA

Esta sorprendente fotografía me lleva en la memoria a la infancia y a la adolescencia. Una fotografía que me es familiar, una familia que aunque eran vecinos, éramos como familia, nos comunicábamos tanto por fuera que por dentro de nuestras casas en la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava.

Este matrimonio que vivió anexo a mi casa familiar, lo formaban y le recuerdo con mucho cariño y amistad; la abuela doña Flora Borges. Los padres; don Vicente Delgado Expósito que conocíamos por “Vicente Lucas”, su señora doña Lola Luis Borges y sus dos hijas; Flori y Loli.  

Anécdotas son muchísimas, pero la que más me llamó la atención en la infancia, un día de vuelta a casa desde el Colegio, me encuentro a Doña Lola leyendo la prensa en la ventana de su casa con el papel virado. Meditando como era posible que doña Lola leyera las noticias con el periódico al revés, enseguida me di cuenta que lo que leía eran las noticias que en ese instante trasmitía la radio que tenía en el fondo de su habitación.

A don Vicente lo recuerdo, con un maletín cobrando facturas y recibos, en el Estadio municipal de Los Cuartos en los partidos de fútbol (decía que había jugado de portero en el Sporting Orotava, suplente de Olmo), y recuerdo su fallecimiento, ver su cadáver por la ventana que daba a la calle, lo que me supuso una depresión infantil terrible que me tuvo una semana en cama con mi tía Consuelo Abréu González mi segunda madre que vivía con nosotros. A doña Flora no la recuerdo mucho, era demasiado pequeño, ni recuerdo su fallecimiento.

Los juegos infantiles eran monumentales, tanto en mi casa como en la suya, siempre con el espectáculo de realizar veladas de niños.

La fotografía habla por sí mismo, vemos en la ventana de su casa, (la única, pues por la derecha estaba la puerta de entrada principal); a doña Lola con sus hijas Loli y Flori.

Doña Lola era una gran modista de caballero había trabajado en los talleres de don Lorenzo Villavicencio, y en su casa hacía su propios trabajos.

Con el tiempo alquiló la habitación que daba para la ventana de la calle, convirtiéndola en portada, siendo el primer inquilino el amigo y convecino desde la infancia de la misma calle Tino Santos Cruz. El cual montó una especie de pequeño comercio que a lo largo del tiempo sufrió una metamorfosis en el argumento del tipo comercial. Llegando a tener; Pollería, frutería, Bazar, juguetería, hasta una relojería que se le montó al amigo Eduardo en un despacho acristalado que se le ubicó a la entrada por la izquierda.

En el tiempo, ambas familias nos mudamos del lugar, sin cambiar de calle; nosotros vendimos y fabricamos encima del salón industrial que teníamos en la misma acera unos cincuenta metros más abajo y doña Lola y sus hijas, permutaron su vivienda por un piso a seis metros de diferencia.

Y así hasta que Flori y Loli contraen matrimonio y se marchan a vivir a Los Realejos y a Santa Cruz de Tenerife, quedándose doña Lola sola en el piso hasta su fallecimiento. Puesto que la última noticia que me llegó como un jarro de agua fría fue el fallecimiento de Loli en la capital tinerfeña, siendo aún joven.

Todo una familia, querida por todos, una madre de la calle El Calvario orotavense y unos recuerdos que hacen revivir la esperanza y los tiempos románticos de glorias y luces.

 

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

 

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