sábado, 13 de mayo de 2017

59 AÑOS DE MI PRIMERA COMUNIÓN (1958 – 2017) (II)



Esta fotografía que en mis años de infancia estaba custodiada en el álbum familiar de casa de mis padres en la calle El Calvario de la Villa de La Orotava, desapareció de mi poder desde el año 1966, cuando cambiamos de domicilio familiar.
La verdad que la mudanza fue tan distribuida, por varios lugares, perdiéndose muchos documentos importantes, entre ellos fotos de incalculable valor y partituras musicales escrita por mi abuelo materno Bruno Abréu Rodríguez, músico de las Bandas de Música Municipales;  de La Villa de La Orotava e Icod de Los Vinos, que en la actualidad le hubiesen hecho falta a mis hijos fidedignos músicos profesionales, para su conversión, estudios y composición. Una pena de verdad, una autentica pena.
Hace años unas alumnas mías en el IES La Orotava Manuel González Pérez (antiguo Instituto de Formación Profesional de San Antonio), me indicaron que habían visto la foto de mi primera comunión en casa de una amiga. Le indiqué que me la trajeran para hacer copias (en aquella época aún no teníamos scanner), pero nunca me la aportaron, quizá por desconfianza o por olvido no lo sé.
La verdad que el tiempo pasó y me olvidé de la foto. Esto me precipitó demasiado, por lo que obsté por llamar a compañeros que recodaba que estaban en la fotografía; Juan de la Guardia Romero, Francis Luis Valencia, Minita Sánchez García, todos me contestaron lamentablemente y con el sentimiento de amigos, que tenían la suya individual pero la colectiva no la tenían.
Enseguida me acorde de mi amiga de la infancia y juventud Magdalena García Ruiz -ATS-, que vive en la calle El Cantillo.  Le llamé por teléfono, me indicó que la tenía, que me la ponía en un sobre para que la fuese a buscar. Esto me llenó de alegría, inmediatamente a la salida de clases del IES La Orotava Manuel González Pérez, pase por su casa a recogerla, me indicó que no se la perdiera, le dije que por la noche se la traía para que estuviese tranquila, así lo hice, por lo que le estoy totalmente agradecida de todo corazón.
La panorámica como la pueden observar, trata de una autentica coreografía, escenificación o parodia religiosa de la época, organizada por las hermanas de La Caridad de San Vicente de Paul del Colegio de la Milagrosa, en el templo de Santo Domingo de Guzmán, puesto que la entonces capilla (en la parte alta del edificio donado a la Villa por la gallega Sor Soledad Cobián) colegial era muy pequeña para pernoctar el gentío del acto litúrgico. En Santo Domingo preparamos una gran escenificación entre niñas mayores vestidas de ángeles y nosotros con siete u ocho años para recibir la primera hostia, característica de la religión católica por tradición.
El acto se desarrolló el día 15 de Mayo de 1958, en el templo de Santo Domingo de Guzmán del ex convento dominico de San Benito, entonces era festivo, hacíamos la primera comunión los colegiales del aula mixta de primaria que estaba a la orden de la recordada Sor Dolores Borges. En la panorámica hay muchas caras conocidas de mi infancia y de la Villa, algunos nos han dicho adiós definitivamente.
Primera fila de izquierda a derecha;  Juan de la Guardia Romero, un servidor, Francis Luis Valencia, Pepito Sacramento, y Pedro Martín  Sálamo. Segunda fila; hermana de Fernando Lugo Salazar vestida de ángel, Paco Hernández Álvarez, Fernando Zarate Salazar, Melchor León, Nono Domínguez Quijada –procedía del Colegio de San Fernando-, y la ultima de la fila, creo que es la hermana de Melchor. En la tercera fila; Aurorita González (del Ramal), Charo Morales Rodríguez, y Mercedes Vivas. En la cuarta fila vemos a Chelo Ramos Méndez vestida de ángel, Magdalena García Ruiz (propietaria de la foto), Carmen Emma Hernández “Pulido” y la ultima de esta fila la recuerdo pero no me acuerdo de su nombre. En la quinta fila; Minita Sánchez García, detrás Toña Cruz González vestida de ángel, por detrás veo a María del Carmen Martínez (de La Palmita) y a partir de aquí conozco a todas, claro eran de mi clase, pero no recuerdo ni sus nombres, ni sus procedencias, que me perdonen de todo corazón.
Para mí este acto fue único en la vida, un acto incondicional, impresionante, sumergido en la infancia, en la imaginación infantil, en la magia de la religión católica devocional y vocacional, que hoy respeto de todo corazón, por haber participado y disfrutado de su escenografía, siendo aun un niño de siete años, en este impresionante acto litúrgico en el marco de un templo dominico que fue cuna de la ilustración del siglo de Oro, del romanticismo y que en la actualidad es un verdadero monumento en la historia de los conventos de la Villa de La Orotava.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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