miércoles, 3 de mayo de 2017

¿ES LA CRUZ DE LA CASA MIRANDA LA QUE FERNANDEZ DE LUGO CLAVARA EN UNA ROCA EN LA RIBERA MARINA PORTUENSE?



El amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ. Remitió entonces (2016) estas notas que tituló; “¿ES LA CRUZ DE LA CASA MIRANDA  LA QUE FERNANDEZ DE LUGO CLAVARA EN UNA ROCA EN LA RIBERA MARINA  PORTUENSE?: “…Fotografía de  la calle Las Lonjas (Puerto de la Cruz) a principios del siglo XX. En primer plano, a la izquierda, la Casa Miranda con una Cruz adosada a su fachada.  Cruz que no es tal, sino una funda que encerraba una Cruz. La verdadera Cruz que, según la tradición, es la que pusiera el conquistador Fernández de Lugo, sobre  una roca volcánica, en los aledaños de lo que hoy es el muelle pesquero portuense. El hecho tuvo lugar no más terminada la conquista de Tenerife que, como todos sabemos, concluyó en lo que hoy se conoce como Realejo Alto. “Bajó y plantó una Cruz”, nos cuentan algunos historiadores. En los años cincuenta del siglo pasado  todavía, yo soy testigo, se podía ver el estuche que contenía la verdadera  Cruz colgada en la pared de dicha casa tal como se ve en la fotografía. Seguramente, la retiraron por  encontrarse en mal estado debido al paso de los años, dejando a la vista la verdadera Cruz,  que muchísimos años atrás, el histórico personaje, plantó en dicha roca. Este acontecimiento, sin darse cuenta, daría nombre al  que sería, con el transcurrir del tiempo el  Puerto de la Cruz.
 La  trasera de las casas que se ven a la derecha de la imagen, molino de gofio del Señor Topham, en primer término,  y herrería de D. Félix, en segundo, seguidas de otras más humildes, lindaban con el mar  y bajío  conocido como “Bajío de las Lonjas”. Todos estos habitáculos, acepto la capilla  de la “Cruz de las Lonjas” y la Cofradía de Pescadores, desaparecieron para  construir la actual Plaza de Europa. ¡Cuántos errores Dios mío, quitar la vista al mar!
Las edificaciones de esta calle,  y  la calle misma, rezumaban salitre, debido a la  cercanía del mar, que al chocar contra las rocas, cuando había temporal, levantaban y espolvoreaban, todo, con la típica merecía. También, al introducirse en dicha calle se podía percibir un fuerte olor a pescado  por la cercanía del muelle pesquero y, también, a que en ella y su entorno, estaban ubicadas las lonjas de pescado salado. De ahí el nombre de esta calle.   Tiempos idos que no volverán.  
POSDATA: El Santo Madero que está actualmente en esta misma casa, se cree que es la auténtica que el conquistador colocara en el muelle pesquero que, por causas desconocidas, la trasladaron  a dicha casa…”

BRUNO JUAN  ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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