lunes, 1 de mayo de 2017

HISTORIA DEL BARRIO DE LA CARIDAD. (ANTIGUO PAGO DE GUAMASA)




Artículo que remitió entonces (2015) el amigo de Tacoronte NICOLÁS PÉREZ GARCÍA.
Que tituló “HISTORIA DEL BARRIO DE LA CARIDAD. (ANTIGUO PAGO DE GUAMASA)”: “…Indagando detenidamente en los fondos históricos que revelan el origen y primeros pasos de la evolución de Tacoronte, los documentos estudiados son precisos y contundentes, aunque ha sido necesario realizar un examen trabajoso y exhaustivo para ordenarlos y poder ofrecer un relato lo más coherente posible. En ello, llegado al punto de una cronología pormenorizada, el nexo de unión logrado ha sido vital para enlazar épocas y llenar el objetivo de descubrir lo que es incógnita para muchos.
Como es sabido, a comienzos del siglo XVI, a raíz de la erección de la ermita de Santa Catalina (sobre 1507), allí mismo comenzó a gestarse el primer nudo poblacional de Tacoronte, y a medida que avanzaban los años, muy lentamente se fueron abriendo senderos y a su vera pequeños núcleos vecinales que se convertían en caseríos donde se levantaban pequeñas iglesias. Tales son por orden de antigüedad: barrio de San Sebastián, al soco de la ermita dedicada a este santo, década de 1590, en cuyos cimientos se levantó el santuario del Cristo de los Dolores al cuidado de los frailes agustinos. Barrio de San Antón (hoy de San Juan) con su ermita, década de 1630. Barrio de San Jerónimo, con ermita fundada en 1654. Y barrio de Guamasa, con ermita dedicada a la virgen de La Caridad, década de 1690, aproximadamente.
Mención aparte para la zona que hoy se conoce por Fuente del Alcalde y El Cantillo, enclave de los más antiguos del término por su papel de receptores y distribuidores del agua que fluía por canales de madera procedente de la naciente Madre del Agua en el monte de Agua García, cuyo antecedente data de los primeros decenios del siglo XVI, época en que se canalizó el imprescindible líquido para abastecer a la parte más poblada del término.
De las ermitas tradicionales de Tacoronte la menos antigua es la de Nuestra Señora de la Caridad, cuyo origen se estima de fines del siglo XVII o comienzos del XVIII. Y en cuanto al nombre del pago o barrio, siempre se conoció con el nombre de Guamasa hasta el segundo decenio del siglo XX. A partir de aquí se hace común la denominación La Caridad de Guamasa o La Caridad, siendo este último nombre el que finalmente designe al barrio, en atención a la advocación mariana que preside la ermita.
HISTORIA DE LA PRINCESA GUAMASA. El antiguo pago de Guamasa del lugar de Tacoronte debe su origen a una historia de amor que se remonta al tiempo de los guanches. Guamasa y Tejina eran hijas de Acaymo, éste descendiente de Rumén y nieto de Tinerfe el Grande. Acaymo fue el último mencey de Tacoronte, uno de los nueve reinos o menceyatos de la isla. La joven Guamasa se enamoró del gallardo Teguaro, surgiendo entre ambos un idilio prohibido por la diferencia de linaje. Buscaban el encuentro a escondidas y comprendiendo que su amor no sería aceptado se pusieron de acuerdo para escaparse. Lo hicieron así y marcharon hacia los aledaños de la laguna de Aguere, donde construyeron su cabaña en un paraje extraviado. Al enterarse Acaymo se enfureció y la pareja recurrió a Tejina, hermana de Guamasa, para que mediara ante el enojado mencey, quien no daba su brazo a torcer. Sin embargo Acaymo acabó por aceptar la relación amorosa y Teguaro se casó con Guamasa, recibiendo ésta en dote una llanura junto a los predios del Rodeo. Al tiempo, Teguaro faltó al respeto conyugal y protagonizó historias de amor con otras mujeres, lo que motivó que Acaymo lo desterrara. Teguaro se fue a las montañas y una noche perdió la vida al caer por un barranco, mientras que Guamasa murió de soledad y tristeza en la llanura que lleva su nombre.
En las fuentes documentales consultadas se recogen los términos “pago o barrio de Guamasa” desde 1647, y también se citan otros términos referidos a lugares de la zona, como “barrio del Peñón” en 1637 y 1639, donde vive Amaro Hernández y Ana Hernández, su mujer. Asimismo en 1669, aparece la mención “vecinos de la atalaya”, nombre de una de las montañas del lugar por el que se conoce hoy día. Tales vecinos son Juan Rivero y Antonia Francisca. La otra montaña, hoy con el nombre de La Caridad, se llamó anteriormente “de Albornoz”, apelativo que actualmente designa una calle sin salida al pie de la montaña. El origen de dicha mención lo encontramos en el siguiente documento datado el 25-8-1681: «Doña Luisa Carrillo de Albornos, por su testamento otorgado ante el escribano público Diego Ramires Machado, ciudad de La Laguna, el 25-8-1681. Fundó una capellanía disponiendo que en las tierras que tenía en el Peñón, término del lugar de Tacoronte, se fabricase una ermita, y se colocase en ella una imagen de Nuestra Señora con el título de la Estrella, dejando para el adorno de la ermita ciertas alhajas. Y dispuso que se dijese en la citada ermita una misa rezada todos los domingos y días de fiesta de cada año, y las nueve misas que se dicen de la Luz, para alivio de aquellos vecinos. A tal fin pensionó un patronato de legos que hizo de sus bienes»
Luisa Carrillo de Albornoz era hija legítima del matrimonio formado por Juan Carrillo de Albornoz y Clara de Victoria.
En el documento reseñado anteriormente se menciona la pretendida ermita de Nuestra Señora de la Estrella, que quedó en el deseo de la testadora ya que no llegó a erigirse. Transcurrido más de un siglo desde el otorgamiento de la capellanía sin llevarse a la práctica, el sucesor y tenedor del patronato, José Antonio de Molina, marqués de Villafuerte, solicitó al obispado que le eximiera de la obligación de fundar la referida ermita, recibiendo el conforme de su ilustrísima el señor obispo don Antonio Tavira y Almazán, su decreto de 30-4-1796.
Otros términos o topónimos relacionados con el pago de Guamasa van apareciendo en los documentos. En 1692 se menciona por primera vez “Reventón”: «… en el pago de Guamasa (…) que linda por arriba con la montaña de Alvaro Baez y por el pie el barranco que va al Reventon» El barranco de que se habla es el de las Cañas, que cruza el barrio de La Caridad y en su descenso pasa por el poniente de la ermita de San Juan.
Existen muy pocos, aunque suficientes, documentos clave que son fundamentales para probar la fundación de la ermita de Nuestra Señora de la Caridad en el pago de Guamasa de Tacoronte, y aunque no se fija la fecha exacta del hecho, los relatos son bastante precisos para deducir con certeza que la erección del pequeño templo tuvo lugar en los últimos años del seiscientos o primeros del setecientos. Una inscripción aparece registrada en el segundo libro cuadrante de capellanías y otras memorias perpetuas formado por el notario público y colector de la parroquia de Santa Catalina, José Martel y Espinosa, encabezado con fecha dos de enero de 1805. En el citado libro se asientan noticias, escrituras, memorias y otros instrumentos antiguos de la parroquia. En él aparece la siguiente inscripción: «El Capitan Dn Juan Diaz Gomes Calificado y Alguacil mayor del Santo Oficio fabricò una Hermita en el pago de Guamasa en la que colocò à Nuestra Señora la virgen Maria con el titulo de la Caridad; y para su perpetuidad otorgò dos escrituras, la una à 16 de Diciembre de 1719 ante Pedro de Urribarri, Escribano publico, y la otra à 27 de enero de 1734 ante Baltasar Bandama Escribano publico por las que dotò dicha Hermita, segun se dexa ver del Auto de la visita que de la expresada Hermita hizo el Y. S. Don Juan Francisco Guillen à 24 de Abril de 1748 cuyo derecho de Patronato le concediò el Y. S. Don Lucas Conegero de Molina por su titulo dado en Santa Cruz de Tenerife à 29 de Mayo de 1724 que se halla en el protocolo 18 de testamentos con mandas à su numero 81 folio 415 al que se siguen las visitas de la expresada Hermita, hasta la del Y. Y. R. S. (ilustre y reverendo señor) Don Fr. Joaquin de Herrera que se halla al folio 430 y buelto por la que se prebiene al Patrono de ella que cumpla con lo que se le tiene mandado, de que compre un libro para que se ponga en el el titulo, ò copia del de Patrono, cumpla con poner en Colecturia testimonio de las escrituras antes sitadas (que aun no se ha verificado) con todo lo demas que en dicho Auto de visita, y los antecedentes que està mandado. Ademas por el testamento que por si y como apoderado de doña Maria Rodrigues su muger, otorgò ante Josè Rodrigues Bello Palenzuela Escribano publico, su fecha à 11 de Abril de 1744 cuyo testimonio se halla en el Protocolo segundo de Capellanias à su numero 42 folio 359 fundò un patronato de legos, con fuerza de vinculacion, y aseo de ella, quidando de los ornamentos, y basos sagrados para el Santo Sacrificio, cuya obligacion de reponerlos han de ser de los seis Capellanes de las Capellanias que instituyò. Y pencionó al Patronato, y poseedor del vinculo a que habia de costear todos los años la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad con visperas, misa cantada, sermon y prozecion, y que habia de dar todos los años dose botijas de aseite para la lampara que ha de arder à la Santisima Virgen, y poner sobre su sepulcro quatro hachas encendidas el dia de la commemoracion de los Difuntos, desde primeras visperas»
Otro testimonio cuya evidencia reza en un cáliz que se encuentra en la ermita, dice: «DIOLO DE LIMOSNA A NTRA. SRA. DE LA CARIDAD DE GUAMASA EL CAPITAN JUAN DIAS GOMEZ EL AÑO 1704». A los antecedentes citados se añade que el tipo de edificación y diversos elementos arquitectónicos sugieren que la ermita pudo haber sido levantada, muy probablemente, durante el último decenio del siglo XVII. Por entonces el capitán de Milicias Juan Díaz Gómez debía tener unos treinta años de edad, a quien vemos más adelante, en 1718, de mayordomo en las cofradías del Santísimo Sacramento y de las Ánimas, ambas pertenecientes a la parroquia matriz de Santa Catalina. En 1744, además de su grado militar, aparece que es calificado y alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición, en cuyo año, el once de abril, otorga testamento por sí y como apoderado de su mujer, María Rodríguez. Entonces funda cuatro capellanías y los sufragios estipulados han de tener lugar en la ermita de Nuestra Señora de la Caridad en el pago de Guamasa, de la que es patrono, señalando la obligación que tienen los capellanes de asistir con sobrepelliz a la festividad de la Santísima Virgen desde las primeras vísperas.
La última noticia que se tiene de este importante benefactor del barrio es por su codicilo de 21 de mayo de 1750, en el que instituye otras dos capellanías dotadas con los bienes ya señalados en las anteriores, con destino a un hospicio para socorro de los vecinos e instrucción de la juventud, e igualmente los sufragios y memorias instituidas se han de oficiar en la ermita del lugar. El capitán Juan Díaz Gómez debió fallecer poco después de 1750, quedando como sucesor del patronato y tenedor de sus bienes el también capitán miliciano Nicolás García Gómez, a quien vemos ejerciendo su derecho en 1794.
Prosiguiendo con las pruebas documentales que señalan la identificación del barrio de Guamasa de Tacoronte, a finales del siglo XVIII reseñamos algunos retazos: “en el camino que va para Guamasa”, “ermita de la Caridad del pago de Guamasa”, “en Guamasa de atrás”. Asimismo vemos que por 1801 se nombra el barranco de las Cañas, el que cruza aquellas tierras, el mismo que a su paso por San Juan y Los Perales se conoció también por barranco del Valle. Es obvio que la mención “de las Cañas” obedezca a los cañaverales que proliferan en su curso, denominación que subsiste actualmente.
En 1843 surge un problema con la plaza de La Caridad que acaba en litigio entre el Ayuntamiento y un vecino, Pedro Fernández del Castillo, natural del Valle de Guerra. Éste inicia la construcción de una vivienda en terreno que supuestamente es público (plaza de la Caridad), y el Ayuntamiento ordena paralizar la obra y se suceden denuncias de ambas partes que acaban en juicio. Pedro Fernández demuestra con escritura de propiedad haber comprado el terreno con toda legitimidad, pero aún así la Corporación continua el pleito hasta las últimas consecuencias con el noble propósito de defender un patrimonio que considera comunal, lo que le cuesta muy caro. Finalmente el Tribunal Superior de la Audiencia Real falló a favor de Pedro Fernández y condenó al ente municipal al pago de las costas, que con gran esfuerzo hubo de satisfacer la importante suma de 5.377 reales vellón y 9 maravedíes. Hoy día la casa de dos plantas construida colinda con lo que resta de la plaza y en el paramento frontal se puede leer “1845”, aludiendo al año de su terminación.
Un siglo después casi se repite la historia. En 1944 se registra la denuncia que formula el guardia municipal Leovigildo Fuentes Neda, en cumplimiento de su obligación, sobre que la vecina Benilda Bencomo y Fernández del Castillo abrió unos hoyos en la plaza argumentando que era el patio de su casa, la misma que había edificado Pedro Fernández en 1845. El Ayuntamiento inició un expediente sobre el asunto y llamó a declarar a varios vecinos para determinar si el lugar era suelo del común o propiedad de dicha señora. En esta ocasión la Corporación ganó su derecho ya que hizo valer el uso público de la plaza adquirido por prescripción o usucapión conforme al Código Civil.
Rebasando la primera mitad del siglo XIX, los datos encontrados refieren que el pago de Guamasa gana importancia dentro del término municipal. En el año 1868 el padrón vecinal señala que viven en el lugar 32 vecinos, el equivalente a unas 160-180 personas. El padrón señala que 21 familias viven en el camino de la Caridad, 6 en el camino de Albornoz y 5 en el camino Cruz de la Caridad. Destacan en ese tiempo algunas familias de posibles, como los Dorta-Abad, Hernández-Abad, Álvarez-Pérez, Fernández del Castillo, Pérez-Hernández, Palma-Fernández, que cuentan con ganado, carros, caballerías y criados. De estas familias se derivarían personas significativas como Domingo Pérez Díaz, alcalde de Tacoronte en 1868; Valentín Pérez Hernández, alcalde varios años en la década 1870 y otros tantos en la década 1890; Blas Dorta Abad, alcalde en 1883; José Fernández del Castillo Hernández, alcalde en 1899-1900; José Fernández Abad, juez municipal varios años en las décadas 1870-1890; Lázaro Álvarez Pérez, alcalde accidental en 1927 y concejal en numerosas ocasiones.
En el barrio de La Caridad de Guamasa encontramos la ascendencia materna del significado periodista y escritor Alfonso García-Ramos Fernández del Castillo (1930-1980), Hijo Predilecto y Medalla de Oro de la Isla de Tenerife, en la línea de sus bisabuelos y abuelos; y de su hermano Fernando, poeta y escultor en activo. Sus abuelos maternos, José Fernández del Castillo y Petra Álvarez Pérez, vivían en el camino del Trazo (Trazo de Llarena).
En 1885 se crea la primera escuela de niños en Guamasa. El sueldo del maestro lo satisface el ayuntamiento de La Laguna, y el material y alquiler de la casa los sufraga el ayuntamiento de Tacoronte. En 1887, el vecino del barrio, Valentín Pérez Hernández, en su calidad de teniente de alcalde, informa al pleno sobre un dinero anticipado por un vecino para la adquisición de enseres de la escuela de Guamasa. Realmente, los vecinos contribuyeron en mucho a la instalación del centro. Prácticamente casi finaliza el siglo XIX y todavía el barrio lleva el nombre de Guamasa, aunque en el padrón de 1881 se nombra La Caridad, sin duda en alusión a la ermita, lugar donde se instala una mesa electoral para recoger los votos de los comicios municipales. En unas actas municipales de 1886-1887 aparecen estas otras versiones: «En Guamasa y que confina con el camino del Lomo Colorado próximo a la calle de la Caridad, y cuya pared quiere construir (un vecino) desde el Barranco de las Cañas a empalmar con la expresada calle de la Caridad»
«Instancia de Juan Ramos Amador, que pide anotación en el Registro de la Propiedad de un trozo de tierra con dos pequeños colgadizos donde dicen el “hoyo” en Guamasa, que linda al norte con camino del Lomo Colorado»
«Un trozo de terreno en el pago de Guamasa, donde denominan Montaña de Albornoz, que linda por el poniente con Camino que va al Puerto de la Madera»
En 1887, entre los mayores contribuyentes de Tacoronte figuran varios vecinos del barrio de Guamasa: Blas Dorta Abad (concejal), Rafael Álvarez Conde, Narciso Díaz Dorta (concejal), Juan Ramos Gómez, Valentín Pérez Hernández (concejal y alcalde), Leodegario Dorta Abad (concejal), Felipe Palma Fernández, Gabino Pérez Hernández (síndico). En 1904 se nombra alcalde pedáneo de Guamasa a Telesforo Hernández García, que repetirá varios años. Otro alcalde pedáneo posterior fue Luis Dorta Pérez. La mayoría de vecinos del pago de Guamasa tenían que surtirse de agua tras recorrer un largo y tortuoso trayecto hasta la Fuente del Alcalde, donde estaban los estanques y abrevaderos para el abasto público y para los animales. Seguían el curso del camino Adelantado, calle Calvario hasta la Placeta y subida por la calle primera del Cantillo. Otros lugares asociados al barrio de Guamasa son: cercado de Chavoco o Las Breveras, El Hoyo, Las Bonitas, Garimba.
En 1910, la escuela de Guamasa se hace pequeña. La maestra y algunos padres piden al alcalde que son muchos los alumnos que concurren, y que se necesitan más bancos para acomodarlos a todos, así como más libros, una destiladera y un armario para colocar los enseres. Los vecinos habían facilitado el local para la escuela, la maestra cobraba 60 pesetas mensuales y vivía en una casa de Lázaro Álvarez Pérez, quien no dejaba de reclamar al Ayuntamiento los alquileres atrasados. En este tiempo todavía no existe ninguna venta en el barrio, por lo que tienen que desplazarse a San Juan por el callejón de Miranda. Lázaro Álvarez Pérez era en su tiempo uno de los mayores contribuyentes por rústica de Tacoronte, con un depósito de agua en el Molino de San Agustín (El Peñón), del que se surtía mediante una tubería. Era una persona influyente que figuró mucho en la vida municipal, así como su hijo Valeriano en menor medida.
A partir de 1926 se generaliza el nombre “La Caridad” para designar al barrio, quedando postergado el antiguo término Guamasa, aunque aún aparece la expresión “La Caridad de Guamasa”. En 1936 se crea el equipo de fútbol “Unión Caridad”, con su campo de deporte; pocos años adelante se conoce la “Sociedad Unión Segunda” y en la década de los sesenta surge “La Caridad Sociedad Deportiva”. La fiesta en honor de la Virgen de La Caridad se celebra desde la década de 1840, según está documentado, y la celebración suele caer en el entorno del día de Pentecostés, antigua fiesta movible que se celebra 50 días después de la Pascua de Resurrección. En 1950 la población de hecho del barrio de La Caridad es de 379 personas, en proporción muy por debajo de los otros del municipio. Entonces el barrio aparece poco desarrollado, debido principalmente a su lejanía y a las pocas conexiones con las vías importantes y con el centro del municipio.
Sin entrar en la historia más reciente del barrio, cuyos datos están muy cercanos, el interés de este relato se ha centrado en el conocimiento de un pasado que ya escapa de la memoria. En un análisis global de la época estudiada, hemos visto que el nombre de Guamasa es el que ha identificado al lugar desde su origen, que a juicio de este investigador es el que debiera prevalecer, ya que Guamasa, hermana de Tejina, fue hija del mencey Acaymo de Tacoronte y es la llamada a titular con su nombre el barrio por evidente derecho histórico.
En los tiempos actuales, el barrio de La Caridad ofrece un desarrollo equilibrado, dotado de una importante infraestructura con centros culturales y docentes, locales sociales, parques, jardines, zonas recreativas, instalaciones deportivas y viviendas de protección oficial. Es un núcleo poblacional que se adorna de un excelente marco ecológico al abrigo de sus dos montañas, la Atalaya y la Caridad. También resulta grato apreciar el impulso que desde hace muchos años se conserva respecto a la práctica del folclore tradicional. Precisamente, el campo de luchas construido por 1984, tiene hoy un destino diversificado al reconvertirse en centro cultural. La ermita se encuentra en excelentes condiciones después de ser rehabilitada en el año 2000, y la plaza fue remodelada en el año 2001. La red viaria y sus conexiones con los barrios limítrofes y carreteras comarcales han mejorado y la población puede superar actualmente los 1.200 habitantes...”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


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