Fotografía referente de los Copos de Nieve, en el estadio municipal El Peñón
del Puerto de la Cruz el día 3 de Febrero de 1946, antes el comienzo del
partido de vuelta frente al Real Unión de Tenerife, donde perdieron por 2 – 3,
y con ello la eliminatoria del entonces ansiado asenso a la primera categoría
regional del fútbol tinerfeño: De izquierda a derecha; Montañés, Jesús
“Borbolla”, Eulogio, Salavarria, Ignacio, Fernando “Monago”, Gustavo Dorta,
Manolo Quintero, Zamora, Chicho “El Vaca”, y Servando (entrenador –
masajista y de paisano).
En el final del mes de enero de 1946, se juega el campeonato provincial de
segunda categoría del fútbol regional para ascender a la máxima categoría.
Tengo un recorte de la prensa deportiva de entonces en Tenerife, que firma el
recordado Domingo Rodríguez fundador de “La Jornada Deportiva”. Como Ese Teide
gigante… ¿Quién decía que el Valle sólo daba mujeres guapas y plátanos
riquísimos? La leyenda ha caído también, dentro del floren de sus bellezas, un
equipo de fútbol. Blanco como la capa del Teide, con fuego en el corazón…
Porque el Orotava es de nieve en su semblante; pero tiene, amigos míos, una
artillería en sus jugadores, que lleva dentro mucho fuego y la mayor y única
realidad en el fútbol: juventud. Nos hablamos obstinados tanto en la “cátedra”,
que cuando hemos visto disparar como el domingo en los noventas minutos de
zafarrancho, llegábamos a creer que el Valle no tenia escondido un gran
secreto… Y ahora hemos comprendido cómo cayeron ante su artillería todos los
equipos de la zona norte y el marcador se iba siempre por las nubes como
el Radar. La expectación quedó justificada. El Orotava, por lo que vimos el
domingo en el Estadio en su primera salida “en grande”, agrupa un conjunto de
primera línea. Una delantera que se lleva bien la pelota y que tira fácil y
reiteradamente. Sus cinco delanteros son chutadores. Una media que sujeta y
sabe servir. A Ignacio le va mejor el eje de la medular, dentro de su
temperamento aplomado, que el vertiginoso puesto de extremo. Y los dos alas,
Miguel y Salavarria, cierran bien por la banda y no pierden de vista a sus
delanteros. Quizá el trió defensivo no esté a la altura del resto de las
líneas, pero hay también allí nervio y entusiasmo para frenar al que de enfrente.
En la vanguardia orotavense, Dorta es el más cerebral y el más creador. Y el
extremo izquierdo, Quintero, apunta clase y se va al gol con mucha intención.
De entrada nos brindó el domingo un tiro que murió en la esquina del larguero.
Y lo prodigo luego con mucha emoción. El Unión de Tenerife se encontró un poco
sorprendido. No esperaba un rival tan fuerte, acostumbrado a las páginas rosas
de la segunda categoría casera. Y le fue muy difícil sostener el empate. Porque
aunque fuera el Orotava el que igualó la contienda en el marcador, aquella
catapulta sobre el marco que Florencio defendiera en esta jornada con tanta
alegría y seguridad en sus intervenciones, no cesó de funcionar hasta el minuto
último del cronometro. Era un agobio. El Unión no tuvo media que pudiera
sujetarles y la delantera resultaba casi siempre inocente. A ratos, las
escapadas del extremo izquierdo, Padrón, que jugó de anteayer con mucha
codicia. De resto, muy flojo el andamiaje de este ataque con que el Unión ha
iniciado sus vacilantes pasos promocionales. Y en Servando, Isidoro, Manolito,
Gómez y Florencio bajo los postes, radicó todo el peso de un encuentro que dejó
entristecida a la afición del Cabo. Con solo la esperanza de que en el Puerto
de la Cruz pueda resurgir el domingo aquella “furia” de los tiempos pasados.
Que siempre fueron mejores. Los dos equipos marcaron en la segunda parte.
Primero el Unión de un tiro raso muy bien cogido de Tatono, a los 27 minutos.
UN cuarto de hora después apareció el empate del Orotava, del que fue sus autor
el extremo derecho Jesús “Borbolla”. Empalmó un remate fuerte y colocado, sin
que la rápida estirada de Florencio pudiera evitar el tanto. El colegiado
Castro Fortuny llevó como sumo acierto la dirección del encuentro. Dando a cada
cual lo suyo y con el reglamento en la mano. La lluvia restó brillantez al
encuentro,. Pero fue tan agradable ver jugar a los orotavenses, que la gente se
olvidaba del tiempo y de los refriados… El Valle desplazó su mejor afición y
pudo apreciar la calurosa acogida que tuvo en nuestro Estadio su equipo
representativo. No por obligada cortesía, sino porque se hicieron acreedores a
ese aplauso espontáneo de la afición santacrucera. Por su juego y su ejemplar
corrección. ¡Estábamos tan acostumbrados a no ver tirar a gol, que aquello del
domingo nos tenía un poco desconcertados…!.
En el partido de vuelta celebrado en el Estadio “El Peñón” del Puerto de la
Cruz el día 3 de Febrero del año 1946. El Real Unión venció al Orotava por 3 –
2. Un partido emocionante. Dominio abrumador del equipo del Norte en el segundo
tiempo, con una actuación soberbia de “FLORENCIO”, el meta unionista. El campo
del Peñón va dejando de ser una pesadilla para los equipos de la capital.
Allí pudo el Price escapar de la “cola” y ahora ha logrado el Unión lo que no
consiguió en el Estadio: vencer al Orotava y conquistar el campeonato regional
de segunda categoría. Las resonantes victorias del equipo de la Villa, imbatido
en todo el campeonato de la Zona Norte, y su excelente actuación del domingo
anterior en esta capital, llevaron al campo del Portuense una enorme masa de
aficionados de todo el Valle. El ambiente era propicio a una tarde triunfal del
Orotava y su público le alentaba con enorme entusiasmo. El Unión inició bien
sus pasos. Jugó tranquilo y sosegado el primer cuarto de hora del encuentro y
logró marcar tres goles con escaso intervalo. Servando rompió la marcha al
rematar de cabeza un saque de esquina lanzado por el extremo izquierdo, Padrón.
Otro centro de este jugador produjo el segundo tanto, rubricado a la red por el
extremo derecho. Y pasado un poco de tiempo, volvió la inspiración de Padrón al
marcador. Una rápida escapada suya y un tiro sobre la marcha ya cerca del gol,
despintado la posición del guardameta orotavense. El Unión se consideraba
ya satisfecho con aquel 3 – 0 y solo pensó en defenderse para mantener una
ventaja que creían bastante holgada para entregarse a una táctica defensiva. Y
escaparon los interiores y desplegó los tres medios. Así pudo llegar al final
del primer tiempo con su portería imbatida. El Orotava no había “entrado en
caja” y sus delanteros disparaban desde lejos, pero sin precisar la puntería.
Los balones iban generalmente por encima del larguero y a Florencio era el
domingo muy difícil encontrarle el fiasco. Estaba tan entero bajo los palos,
que fue su actuación la nota más brillante y de más cuajada emoción de toda la
tarde.
Llagamos a la segunda parte con una impresión en todo el campo de que el
Orotava no podía ya sobreponerse a la derrota del primer tiempo. Y no fue así.
El equipo del Valle logró marcar en los primeros minutos, tras una impetuosa
entrada con el balón de su centro delantero, recogiendo un pase del ala
izquierda. El gol levanta la moral y la reacción fue de una profundidad
aterradora para el “once” de la capital. Los blancos se multiplicaban en el
campo y su público les jaleaba incesantemente. Vino el segundo tanto, en un
acoso a la portería unionista, con la desgracia de que González llevara el
balón a su propio marco, al tratar de despejar aquel embrollo. Y a partir de
este momento, presintiéndose en cada minuto el empate, la lucha se redujo a un
duelo de la mayor emoción entre los cincos delanteros del Orotava y el joven
guardameta del Cabo. Se aguantó la figura de Florencio y sus
paradas se ganaron la admiración del público y lograron mantener aquella
victoria que tantas veces estuvo a punto de quebrarse en las duras arremetidas
de la vanguardia orotavense. Esplendida actuación la del guardameta unionista,
en la seguridad de sus estiradas y en el alegre bullir que puso en aquellos
cuarenta y cinco minutos de una segunda parte en la que la nave unionista
navegaba al garete sobre la arena del Peñón. Presenciamos un encuentro que nos
deja grato recuerdo. Aquella inspiración del equipo del Cabo en sus primeras
andaduras de la jornada, que le trajo los tres milagroso tantos y aquel
resurgir pictórico de juventud y de espíritu de los muchachos del Orotava, con
su Salavarria en la media que nos traía a ratos a la memoria aquel incesante
“martilleo” sobre el campo enemigo del gran José Mari Peña. Fue el mejor hombre
del Orotava sin que por ello se puedan restar méritos todo un conjunto que vio
escapar de sus manos aquel empate que tuvieron tan cerca.
El Real Unión se trajo para su casa un titulo y la esperanza de volver a su
puesto en la primera categoría. Tienen ahora el camino más despejado, con la
moral de esta victoria resonante del domingo. Y a la vista, el mismo
contrincante del año anterior; el Unión Portuense y los mismos escenarios de la
lucha. Ángel Padrón llevó con energía y competencia la dirección del partido,
dejando jugar y atajando todo intento, de violencia. El partido fue correcto,
pese a la pugna y al calor que pusieron los dos contendientes. Y otra gran
jornada, de fuertes tonalidades campeoniles.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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