Según el amigo desde la infancia de la villa
de La Orotava; ANTONIO LUQUE HERNÁNDEZ: “…La Ermita de la Candelaria del Lomo.
Santuario erigido en el Lomo del Monturrio o de la Cruz de Pedraza, a
la vera del viejo camino de Chasna, en uno de los límites históricos de la
trama urbana orotavense. Pertenece a la parroquia de San Juan. Este recinto se
levanta donde antiguamente se abandonaba la urbe para encaminarse a Chasna. La
ermita originaria data de 1689 y fue auspiciada por el presbítero Manuel de
Abréu y Aday, ministro del Santo Oficio construyéndose inicialmente como una
tradicional ermita de pequeñas dimensiones, cuya espadaña campanario sobresalía
como elemento arquitectónico destacable. Debido al abandono secular la fábrica
mostraba en el siglo XX síntomas de envejecimiento, y el deterioro impuso una
reforma integral de la construcción. Ello explica que la actual ermita sea un
edificio totalmente renovado de estilo neo canario que pudo ser erigido gracias
a las aportaciones económicas de los vecinos del Lomo de la Cruz del
Monturrio. El proyecto fue firmado por el arquitecto Félix Sáenz Marrero,
comprometiéndose a entregar las obras definitivamente en 1967, el 23 de abril,
día en el que también se descubrió un busto que representa al prelado del
Obispado nivariense Domingo Pérez Cáceres.
Busto del obispo Pérez
Cáceres, se trata de una escultura de bronce sobre base de hormigón,
decreciente, revestido por láminas de mármol. Las dimensiones del busto
son: 60 cm x 70 cm x40 cm (alto, ancho y fondo). Por
su parte, el pedestal mide 216 cm x 74 cm x 55 cm.
Iconográficamente el homenajeado aparece ataviado con el hábito de prelado,
singularizada por una gran cruz que pende sobre su pecho. Su autor fue Enrique
Cejas Zaldívar, que había intervenido en el Monumento de los Caídos de la
Plaza de España en Santa Cruz de Tenerife.
Según el convecino e
historiador orotavense Antonio Luque Hernández, la Ermita de La
Candelaria del Lomo, es un Santuario erigido en el lomo de la
Cruz del Monturrio o de Pedraza, a la vera del viejo camino de Chasna. Su
construcción fue concertada por el presbítero Manuel de Abreu y Aday, en su
testamento de 15 de noviembre de 1689, ante García González Viera. La fábrica
original tenía diez varas de largo por seis de ancho, y fue construida con buenas
maderas y dotada con una campana. Esta ermita pertenece a la parroquia de San
Juan, en ella se hacía una solemne función anual con procesión por las calles
adyacentes, que costeaban los vecinos, para la que adornaban el cuadro donde
está pintada la Virgen; esa representación de Nuestra Señora es un óleo
del artista Jerónimo Cabrera, copia de otro de Francisco Martínez, que poseía
el capitán y teniente de corregidor Diego Martínez de Alayón. El año 1739 salió
en procesión por primera vez esta imagen sacra desde la ermita a la calle del
Castaño y de allí bajó a la que primero atraviesa al volver por la calle
de la Estopa, regresando al santuario. El patronato de este santuario
perteneció al historiador José Antonio de Anchieta y Alarcón (1705 -1767), en su
calidad de heredero del fundador, y con el transcurso del tiempo recayó en sus
descendientes los Ossuna. Aparte de la pintura que representa a la titular, se
guarda en el lugar un meritorio óleo sobre lienzo del pintor orotavense Gaspar
Monso de Quevedo (1616-1670), titulado la Penitencia de Santo
Domingo, además de dos lienzos de autor anónimo canario de la primera mitad
del siglo XVIII que representan la Circuncisión del Señor y San
Antonio. La vieja capilla, largo tiempo abandonada, fue ampliada y restaurada,
según proyecto del arquitecto Félix Sáenz Marrero, con Ángel García Trujillo
como maestro de obras, gracias a las limosnas del vecindario, a que el dueño de
la finca Luís González de Ossuna cedió gratuitamente el solar y al entusiasmo
del presbítero Domingo Hernández González (1893-1984), párroco de San Juan,
quien por su celo y ejemplar labor sacerdotal, a su muerte ocurrida el 1 de
octubre de 1984 fue sepultado en el presbiterio de este templo. La solemne
inauguración del nuevo santuario se hizo el domingo 23 de abril de 1967, y ese
mismo día se descubrió en el exterior un busto, en bronce, del inolvidable
obispo de Tenerife Domingo Pérez Cáceres…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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