miércoles, 10 de mayo de 2017

AÑOS VEINTE DEL SIGLO XX EN LA VILLA DE LA OROTAVA



Fotografía referente a la alfombra de don Felipe Machado y sus colaboradores en la plaza del Ayuntamiento, en la década de los años veinte del siglo XX. Curiosamente podemos observar los macetones que estaban colocados en los baluartes de la mencionada plaza correspondiente al proyecto de Mariano Estanga, que fueron destruidos al final del siglo XX de una manera no muy ejemplar y sustituidos actualmente por otros que en nada tienen que ver con el proyecto del eminente arquitecto.

En la década de los años veinte se llegó a apuntar una apasionante idea, la unión de los cuatros pueblos del Valle, formando una sola entidad, para la defensa de sus intereses, para que sus peticiones o sus protestas, tuvieran la fuerza y eficacia que iba a fructificar esa unión. No se dio el caso, de que por cualquier Ayuntamiento de los pueblos que integraban entonces el Valle, que solicitaran alguna ventaja material o consignarse alguna queja, como la que se aconteció el día doce de Febrero de 1921, con unos acuerdos tomados por el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, indicaban a la vez, alcanzar el apoyo de los otros ayuntamientos, por estimar, con razón, que tales peticiones y protestas debería de ser tenida más en cuenta. Se advirtió que no existía ninguna incompatibilidad de un pueblo con otro, respecto de las mejoras que cada uno aspiraba a obtener para su mayor adelanto, porque todos tenían como fin el engrandecimiento del Valle. Hasta la Naturaleza, esa gran maestra de la verdad, que dijo un gran pensador, parece manifestarlo elocuentemente, a los cercanos entre dos grandes cordilleras que nacen en la alta cumbre y termina en el mar. El Valle de la Orotava por su posición geográfica, por la riqueza de su suelo, por la salubridad de su clima y otras muchas condiciones más, estaba llamado a ser un gran centro de producción y de turismo, superior a los muchos que existen en el mundo, si bien a esas circunstancias naturales había que unir las materiales, como son, puerto suficiente al desarrollo comercial de la región, vías de comunicación rápidas. Y al objeto de lograr dicho complemento, para hacer de esta parte de la isla un emporio de riqueza y de progreso, precisaba que la unión o mancomunidad se realizara.
Indudablemente, no se llevó a cabo, cada pueblo actuó bajo su propia autonomía, claro está que este ultimo y celoso método, llevó a este bendito Valle a la miseria y al retroceso, porque los tres pueblos, jamás llegaron a un consenso de planificar la impresionante organización que el Valle requería, terminando por dañar totalmente a la majestuosa naturaleza, que aquellos sabios viajantes apuntaban hacía el progreso de la humanidad.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

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