Fotografía
referente a las alfombras de La Villa de La Orotava correspondiente al año 1905,
confeccionada por don Felipe Machado y Fernández de Lugo en la plaza del Teatro
(actual Patricio García).
En la
desaparecida revista semanal orotavense "CANARIAS", del mes de Junio
del año 1958, aparece un inédito título del llorado y ausente periodista tinerfeño
ALMADI Álvaro Martín Díaz, ensayista tinerfeño hijo de la Orotava, resaltando
la fiesta de las flores de la Villa, la fiesta de la Octava del Corpus.
Evidentemente me llama la atención como llora, como canta y como detalla a su
villa natal, incluso a sus fiestas exclusivamente artísticas. Por ello
reproducimos su composición para la intuición de los villeros de esta época.
ALMADI era conocido por sus famosos artículos dedicado a nuestra tierra, a
nuestro folklore y a nuestra costumbre, contextos que hacían presencia en el
también desaparecido rotativo tinerfeño "LA TARDE", con el título
"EL BALCONCITO". Las Alfombras de Flores en la Orotava, no son
preocupación de un día. No son ni siquiera preocupación, ni deber que se hace preciso
cumplir en tal día como en la Octava del Corpus. Son otra cosa. Si
constituyeran una preocupación mal hubiesen resistido ciento cincuenta años de
superación creciente. Las Alfombras, como empresa inteligentemente humana, ya
serian historia tal vez leyenda nada más, rumor del pasado. Cosas increíbles
que dicen que se hacían en otros tiempos. Repito que son otra cosa y que no se
me pida que defina esa otra cosa, que la concrete, que la explique, porqué no
sé. Ni quiero saber ni quiero que nadie intente determinarla, porque las alfombras
no tienen razones que las justifiquen, ni valoraciones que la sitúen para una
contemplación artística objetiva. Y para nada vale, al estudioso o al que
quiera imitarlas, que les descubran el secreto a voces de su urdimbre, porque
ya se sabe: un mucho de brezo, sobre la calle, que sirven de lienzo: otro mucho
de flores distintas: más brezo, molido en verde y otro poco, de brezo también,
quemado y molido, molido y quemado....Nada. Cosas elementales, cogidas a
puñados de la Tierra, en handillo o a brazadas, y.... Ya está. Son algo tan
simple que podríamos, incluso definirlo, pero no acertaríamos. Al definir
limitaríamos, tendríamos la fórmula, podríamos venderla para la exportación y
estaríamos al que nos la comprara, sin darnos cuenta. Porque las alfombras son
como un brote espontáneo, como un borbotón insospechado que se extiende, como
un reguero, por las calles de la Villa en el día del Corpus. Cierto que las
hacen sus hombres. Cierto que son preparadas, soñadas, realizadas en fin por
esos hombres. Cierto que hay un amanecer alborado de gentes que dibujan sobre
los lienzos verdes del brezo. Cierto que la mañana y anula tarde son testigos
de su afán artístico. Pero hay algo, sobre todo esos elementos, que escapa al
estudio. No sé si son sus calles o las casas o el aire o todo a un tiempo.
Tampoco lo sabe nadie allí ni a nadie preocupa. Aquello llega, a un tiempo, y
nada más. Igual que una cosecha. Viene porque tiene que venir, porque hay un
ritmo en la Orotava que no se interrumpe, que no cambia. Porque el brezo está
en las cumbres y están las flores y están las manos para deshojarlas, y los
ojos para buscarles los colores. Y estuvo, en un tiempo, Don Felipe. Y ahora
está Don Pedro. Todo así brotando del tiempo como brota el cielo azul de una
primavera o como mana la lluvia. Sucediéndose sin intención, sin preocupación,
perfeccionándose a solas, con propios ímpetus. Naciendo un amanecer y muriendo
una tarde. ¿Que son las alfombras de La Orotava?. ¿Nos atrevíamos a
contestar?....¿De que vid es este vino?. Yo sé que es de una vid y no de otra.
Y que no hay otro como este vino. ¿Las Calles, las casas, el aire?. La Orotava
tiene un misterio luminoso y único.
Efectivamente
ALMADI, las Alfombras y tú Orotava, es lo que tú pinta, lo que tú canta, los
que tú resalta. Tu llegaste hasta Pedro, pero el tiempo continuó hasta hoy con
Domingo Expósito, ante pasaron Pepe y Ezequiel. Esto no se han ido aún, están
expectante de los que hace Domingo, pero hay que impulsarle a ellos, para que
terminen su arte en su plaza en su cátedra, como terminaron tus conocidos
Felipe y Pedro. Hubo otro que no nombraste. De apellido Perera, lo sé porque lo
he descubierto en mis crónicas de la Villa, no sé como no lo resaltaste, esto
no importa todo somos humanos y todos nos equivocamos. La Orotava sigue siendo
el corazón de ALMADI, el Misterio luminoso y único. Esperamos que se le
corresponda y se le recuerde en una de sus calles, que tanto amó, que tanto
cantó y adoró hasta su retiro definitivo. Bordamos la producción literaria de
ALMADI por ella misma, al margen de las circunstancias históricas en que se
produjo y que lógicamente, algo o mucho tuvieron que influenciarle. Podríamos
entrar por el terreno aparentemente fácil de analizar aquellos poemas, aquellas
prosas, en que ahora, desde la perspectiva del tiempo, podríamos deducir
aquello del carácter eminente de la literatura villera y orotavense.
En Noviembre
de 1.956 un encuentro con su viejo profesor Don Antonio Sosa Hernández le lleva
a una velada homenaje al músico bohemio de la Villa, lo curioso de Almadi es
que desconocemos su faceta musical como compositor, parece que aquí le cantó
demasiado a su villa, porque hemos leído en el desaparecido “Canarias”
correspondiente al año 1.956, un homenaje que la Orotava le tributo al último Bohemio
de la Música maestro Don Antonio Sosa Hernández, en el desaparecido y recordado
Bar -- Restaurante “La Academia”, Almadi acompañó a piano a la excelente
cantante tinerfeña Libertad Álvarez con dos composiciones suyas “Elegía a una
flor” y “Canción de Sueño”. Aun ignoro por qué el villero Almadi decide irse a
vivir a Santa Cruz, y el cambio lo hizo de adulto, donde ya era un dandy, un
tanto egocéntrico, de carácter y humor volubles y fina sensibilidad. Estas
últimas características se iban haciendo más evidentes a medida que avanzara su
vivencia en Santa Cruz., lo que no debería sorprender, pues típico del cambio.
Aunque es difícil asegurar en qué medida este carácter de Almadi está
influenciado por el recuerdo de su noble Villa, el hecho de que ese oscilante
modo de querer acompañe con frecuencia a su Orotava, y que ello se haga más
patente con la evolución de su querido pueblo natal, hacen que esta asociación
parezca muy probable. Y, evidentemente, esa combinación, esa mezcla de
exultante pasión y profunda amargura por los destrozos del Valle, ese abrupto
contraste, aparecen de forma constante en sus escritos, en su literatura y en
su música. Los amigos de la Orotava lo describieron con acierto: “¿A qué se
parece Almadi?: a sus prosas, a sus versos y a su forma de querer. No todo, sin
embargo, fue negativo en la estancia santacrucera. Almadi estaba cada vez más
enamorado de su Villa, como refleja lo que cada uno dice del otro en la
correspondencia a sus amigos. Es la época en la que Almadi y La Orotava muestran
mayor entusiasmo hacia lo bello y lo espiritual, y mejor disposición a tolerar
las mutuas peculiaridades por la distancia y por el tiempo.
BRUNO JUAN
ALVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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