En la
azotea de mi casa en la calle El Calvario de la Villa de La Orotava, una mañana
temprano del día uno de mayo del año 1958, entonces fiestas nacional, presidida
por el generalísimo Franco en el Estadio de Santiago Bernabéu.
Retratado
antes la cámara de mi tía Esperanza Rodríguez Fernández, que supo captar el
levantar del día en pleno sol primaveral en la misma azotea de mi casa.
El día
anterior por la noche se había casado mi hermana mayor Lola Álvarez Abréu y
mientras ella empezaba su luna de miel, en casa nos quedamos nosotros, los
menores, los niños de la familia.
Vemos
en la azotea, los gallineros que poseía mi madre María del Carmen Abréu González,
el bidón donde entonces se depositaba el agua procedente de la dula, y la
máquina de bombeo para subirla al bidón de la azotea que entonces se había
fabricado en el nuevo cuarto dormitorio de mis padres.
Hablando
del recién entrenado dormitorio de mis padres, que se construyó en la parte
trasera de la mansión donde nací en la calle El Calvario de la Villa de La
Orotava, fue realizado por la empresa de don Manuel Martín Méndez amigo de mi
padre Juan Álvarez Díaz, encima de la azotea que estamos viendo en la imagen.
Por
primera vez en mi vida, observé un baño interior y un armario empotrado de un
metro cuadrado.
De
izquierda a derecha; Ana Rosa Pérez Barbuzano, un servidor, Quique y María Esperanza Abréu Rodríguez. Los
tres primos hermanos míos. Curiosamente estoy con pantalón de pijama y camiseta
que usábamos en esos tiempos y que muchas teñís de color para jugar al
baloncesto y para equipar al equipo infantil de Baloncesto Águila del Valle que
llegué a entrenar diez años después, además los pantalones que fueron hecho por
mi madre María del Carmen (modista de caballeros) eran de tela con los que se
forraban los colchones, del color del Atlético de Madrid CF. que por eso le llamaban
–llaman- los colchoneros.
Mi
prima Ana Rosa Pérez Barbuzano ya estaba vestida para irse a su domicilio en la
calle de La Marina de Santa Cruz de Tenerife, donde vivía con su abuela, mi tía
Anita González Díaz y mis primos Enrique (Quique) y María Esperanza (únicos por
parte de mi madre María del Carmen, estaban ya arreglados para irse con sus padres
(mi tíos Enrique Abréu González y Esperanza Rodríguez Fernández, a los Álamos
en Playa de San Juan – Guía de Isora donde mi tío regentaba un empaquetado de
tomates del señor “Negrín”)
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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