Decía Agustín
Armas Arocha, en La Cruz Santa en el año 1947 que; “… La Orotava de mágicos
confines, Tus palacios muy bellos, tus jardines, Tus templos y tus plazas son
dechado. Por doquier derrochas tu cultura. Y es tan impresionante tu hermosura,
Que el visitante quedase admirado…”
El día 20 de
Mayo de 1888 se inauguró en La Orotava la Exposición de Horticultura, está
exposición constituyó por largo tiempo, unos de los acontecimientos más
brillantes y memorables de los anales orotavenses, la comisión organizadora
realizó una empresa de titanes, porque tuvieron que vencer bastantes
dificultades, dados los recursos de que disponían para la ejecución del magno
proyecto. Pero aquellos hombres patriotas se multiplicaban y convirtieron en
realidad lo que parecía un sueño. Decía el desaparecido periódico local
"EL Valle": Que nunca la Villa de La Orotava había presenciado un
acontecimiento tan digno de eterna remembranza y de consecuencias más
trascendentales, como el que a las dos de la tarde del 20 de Mayo del año 1.888
llamaba la atención de más de 10.000 espectadores que escalonados en la calle
del Calvario y formando apretado haz en la plaza de San Agustín(La Alameda del
Kiosco), parecían demostrar la parte importantísima que tomaban en la feliz
realización de un pensamiento, que empezó a formularse como idea utópica, y
terminó, a través de mil vicisitudes, por constituir un hecho que debe
enorgullecer a sus iniciadores y, al entonces hermoso diamante de Tenerife,
como le llamó a la Orotava, el elocuente orador sagrado Don Silverio Alonso del
Castillo. El día amaneció espléndido, en oposición al anterior en el que unos
ligeros chubascos amenazaban destruir la magnífica labor de muchos días. El
aspecto que presentaba la Orotava, desde el amanecer era el de las grandes
solemnidades. Casi todas las casas se hallaban engalanadas con colgaduras y
banderolas; las calles, llenas de una intensa variedad de éstas; se mejoraban
las iluminaciones que eran de bellísimo aspecto y el vecindario y forasteros
invadían la población. A las ocho de la noche de la víspera las campanas de
todas las iglesias fueron lanzadas al vuelo y la Charanga del Batallón
Cazadores de Tenerife, que dirigía el inspirado e inolvidable músico villero
Don Juan Padrón, saliendo de los claustros del viejo ex-convento Dominico, se
ponía en marcha, acompañado de los graciosos enanos, fogosos corceles y
alusivas caricaturas, dominándolo todo, monstruoso y hexagonal farol. El
público que acompañaba a esta retreta, muy numeroso, le siguió por las calles
de tránsito: Agua, Carrera, San Francisco, Hoya, León y San Agustín hasta la
Alameda. Allí se disolvió aquel gran anuncio de la fiesta que iba a celebrarse
al día siguiente. Dicha Alameda lucía magníficos adornos: artísticos
pedestales, arcos, guirnaldas, etc...
A las diez
salió de su ermita del Calvario, la imagen del patrón San Isidro Labrador,
seguido de Santa María de la Cabeza, hasta la iglesia de San Agustín,
acompañando a esta procesión dos bandas de música. Enseguida comenzó la función
religiosa, cantándose la misa de Calahorra, que oían con la veneración de
costumbre más de 2.000 personas, congregadas en el augusto recinto y que apenas
podían moverse para acompañar las ceremonias del culto. Ocupó la sagrada
Cátedra el ya mencionado Iltmo. Señor Alonso del Castillo, Gobernador
Eclesiástico de la Diócesis. Su discurso, como todos los de este notable
orador, fue de enaltecimiento al pobre labrador, a quien la Iglesia elevó a los
altares, exaltando el trabajo y al trabajador. Terminado el acto religioso, la
multitud que llenaba el templo, unida a la que no pudo entrar al mismo y
esperaba en la plaza, precipitándose hacia la elegantísima verja que daba
entrada a los jardines de la Exposición(los de la señora Marquesa viuda de la
Quinta Roja) verja que hace honor al talento artístico de su director, Don
Felipe Machado y Benítez de Lugo. Por allí entró el cortejo de Autoridades, Presidentes
de sociedades científicas, literarias, económicas y de recreo; Directores de
establecimientos públicos docentes, Prensa, Presidente de las Subcomisiones
organizadoras y Delegados de la Comisión en los distintos pueblos, con el fin
de proceder al solemne acto de la inauguración. La Charanga de Cazadores se
hallaba colocada en un elegante kiosco, que dominaba la rampa de entrada, los
largos y la soberbia escalinata que daba acceso a los jardines, trabajo debido
a la dirección y constancia de Don Nicandro González Borges(el insigne e
inolvidable orotavense). El momento aquel, a la que tanto contribuyó la música,
fue verdaderamente impresionante. Los invitados se fueron colocando en el
estrado que se había dispuesto bajo elegante baldaquín, en la explanada
inferior del Mausoleo, que aún se conserva en el mismo sitio. Allí tomaron
asiento el Alcalde Presidente accidental Don Francisco Casanova Díaz(un buen
patriota); la autoridad militar del Distrito de La Orotava, Don Camilo Benítez
de Lugo; el señor Beneficiado Rector de la Iglesia Matriz de la Concepción, Don
José Borges Acosta; la representación del Cuerpo Consular de Santa Cruz de
Tenerife; la del Colegio de Abogados de La Laguna; la de la Económica de
Tenerife; la del Casino de Tenerife; la del Gabinete Instructivo; el Director
del Instituto; el director de la Escuela Normal; el señor Alcalde de la
Capital; el de la Laguna; un representante de la subcomisión de Icod; el
Director de El Diario de Tenerife; representantes de Las Novedades, La Opinión.
El Laúd Canario, El Memorando y el Valle de La Orotava; el Presidente
accidental de la Comisión organizadora y numerosa representación de la misma y
el Secretario del Ayuntamiento de La Orotava. El Señor Alcalde concedió la
palabra al miembro de la Comisión Don Tomás Zerolo. Lo que este dejó con la
lectura de su inspirado discurso, ya pueden suponerlo los que conocieron su
extrañadle cariño hacia La Orotava. Fue un canto a nuestra Villa y al Valle, y
un resumen brillante de lo que significó aquel acto debido al extraordinario
esfuerzo de los patriotas orotavenses que trabajaron sin desmayo por que
tuviesen un feliz remate, colocando el nombre de La Orotava a la altura que le
correspondía entre los pueblos de Tenerife. Al final de la lectura estalló una
estruendosa salva de aplausos. A continuación el Señor Alcalde declaró abierta
la Exposición provincial de Horticultura, y comisionados y particulares, unos
vistiendo el ceremonioso frac y otros la más cómoda levita o el corriente
chaquet, se desparramaron acá y allá, admirando las bien dispuestas
instalaciones, los elegantes kioscos, los bien conservados ejemplares de aves y
pájaros, insectos y fósiles, las monstruosas aves de corral, nuestros frutos y
cereales, envuelto y como poetizado todo por el follaje y aromado ambiente de 5
a 6.000 macetas, procedentes del cuidado particular. Añadía “El Valle”:
que pocas veces, habían sentido en nuestra vida una impresión más grata que la
experimentada en aquel ameno recinto, cuando al girar en torno cívico y escrutadora
mirada, vieron confundidos en el mismo y grandioso pensamiento, el pensamiento
y el amor de la patria, al anciano encanecido, a la joven encantadora,
eclipsando con sus naturales colores el color de las rosas, prestando noble
perfume al ambiente que se respiraba, saturado por las emanaciones odoríferas
de tantas plantas y de tantas flores, comunicando ese encanto especial que la
mujer comunica a todo lo que toca. Allí se vio a la entonces juventud
masculina, hija de este precioso Valle, irradiando de sus ojos el legítimo
placer de la victoria, alcanzada merced a su querido pueblo, que en esta
ocasión consiguió un triunfo que lo enaltece tanto a los ojos de los que han
nacido al abrigo de nuestras montañas y de nuestros Valles, como a los de
aquellos que de extranjera tierra han venido a participar de un momento que
hará época en los fastos de nuestra historia. A unos y a otros, a jóvenes y
ancianos, naturales y extranjeros, hay que dar gracias por su concurso a obra
tan meritoria. A los primeros, porque con su entusiasmo y sus consejos han
llevado a feliz término una obra, para algunos, imposible; a los segundos,
porque con su concurrencia al certamen, han dado una prueba de su amor a la
provincia a que pertenecen y al pueblo donde vive. Gracias se le dieron a la
señora Marquesa Viuda de la Quinta Roja, que con su desprendimiento digno de
ser imitado, proporcionó la Villa de La Orotava el inolvidable momento que
imperfectamente dejamos descrito. Y ¿ha de perderse para este pueblo ese
luminoso despertar que lo ha colocado de un salto a la cabeza de los pueblos
cultos? No, de ninguna manera. Un acto que revela genio; -frase del orador
sagrado Señor Alonso del Castillo- no puede pasar como un meteoro en la
esplendorosa esfera de esta tierra bendecida. “¡Juventud de la Orotava ¡En
torno a ti se despliega un vasto panorama, rico de luz y de colores, de
ambiente puro y de sin par belleza. Tiende las alas de tu inspiración por el
ancho espacio que a tus miradas se presenta, y sin temor a caer como el
atrevido personaje de la fábula griega, llegarás a la cima de tus aspiraciones;
al renombre y engrandecimiento de la patria común”. Y lo verdaderamente
extraordinario, que el proyecto surgió en época en que el país aun se hallaba
bajo los efectos catastróficos de la depreciación de la Cochinilla y la
situación económica de todas las clases sociales dejaba que desear; pero
ocurría que, si el bolsillo de nuestros patricios estaba casi exhausto, en sus
corazones, que fueron siempre manantial de virtudes cívicas, quedaba el calor de
ese amor a su pueblo, el impulso de una hidalguía que venía de atrás, no
privilegio de una clase social, sino escudo y cimera de todos, porque aquí la
hidalguía no era virtud de unos pocos sino que se practicaba por todos, con
noble generosidad, sin esperanza de recompensa. Don Tomas Zerolo y Herrera,
ilustre Cirujano, fue el que se encargó de representar al “Diario Tenerife” en
la reunión preliminar, para tratar de la Exposición, en nuestro Ayuntamiento.
Parece que no fue Don Patricio Estévanez el exclusivo promotor de la misma.
¿Razones? Porque, sencillamente. Don Tomás era su intimo amigo y, a
veces, un colaborador en sus iniciativas beneficiosas para la isla, en las que
el nombre del señor Zerolo no aparecía por ninguna parte. Además. Don Tomas
- así le llamaban todos: clientes, amigos y sus alumnos de “Retórica y Poética”
- era un delicado artista y admirador de la belleza en sus diversas
manifestaciones, y, sobre todo, de nuestro Valle, de sus atractivos, de sus
flores. Con fecha del 27 de junio le comunicó a Don Patricio el resultado de la
reunión, el día 23. La presidió el alcalde, Don Diego García, que dio cuenta de
los motivos de la misma; se leyeron las adhesiones de la prensa, que ofrecía su
incondicional apoyo, leyéndose las cartas de los directores del “Diario”, “Las
Noticias” y las “Novedades”, que tuvieron su representación en el señor Zerolo.
La misma manifestación hizo Don Vicente Martínez de la Peña en nombre de “La
Opinión”. Hubo “una animada discusión sobre la excelencia del proyecto y modo
de llevarlo a cabo, en la que tomaron parte varios señores”, señalando, por
unanimidad. La fecha de su realización, que era el día de san Isidro, Patrono
de La Orotava. Y quedó nombrada la comisión organizadora, en la siguiente
forma: Presidente, Don Ubaldo Pimienta; Vice Presidentes, Don Antonio
Monteverde y Germán Wilprest; Tesorero, Don Ignacio Llarena; Secretarios, Don
Albelo Cólogan y Don Vicente Martínez de la Peña; Don Lorenzo Machado, Don
Tomas Zerolo, Don Antonio Llarena, Don José Lugo García, Don Fernando Fuentes,
Don Cándido Acosta, Don Juan González, Don Enrique Ascanio y Don Bernardo
Cólogan. Y comunicaba su representante al “Diario”. Terminó la reunión dando el
Alcalde las gracias a los periódicos allí representados, por haber concurrido
al acto y por los ofrecimientos que tanto estimaba. Inmediatamente después de
levantada la sección, se constituyó la comisión organizadora y tomó varios
acuerdos. “A juzgar por las manifestaciones de la opinión general, es de
esperar que este gran pensamiento llegue a tener vida practica. Lógico parece
que así suceda en este Valle que siempre ha sido una espléndida exposición
permanente de plantas y de flores y cuya actual sociedad está bien dispuesta,
como se ve, a marchar por el camino de las reformas provechosas”.
Todos, pero
particularmente estos últimos párrafos, se los brindaba el seudónimo “AGULO”,
escritor del “Canarias” en Enero del año 1955, a la entonces juventud
orotavense. Ere la esperanza de tu pueblo; de los viejos y maleados, de los
egoístas y ambiciosos, poco puede esperarse. Los jóvenes no tienen historia;
cuando más, como decía un escritor, son páginas de una novela, donde brilla la
imaginación y el juego de la fantasía. Que ese brillo, y los latidos del
corazón, los consagres a la patria. Trabaja por ella con generosidad y nobleza.
Las censuras del presente, que engendran la maledicencia y la envidia, nada
deben importante. Lo esencial es el juicio sereno del mañana; y si este no
resplandeciera por parte alguna, bástese él haber cumplido con tu deber,
sirviendo noblemente a tu patria, habiendo sido útil a tus hermanos, que es
mucho para satisfacción de tu conciencia.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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