miércoles, 28 de junio de 2017

EN LA PLAYA DE MARTIÁNEZ (II)



Mediado de los años cincuenta del siglo XX. Mis tíos; Antonio Ordoñez León y María Rosa Álvarez Díaz y mis primos Antonio Ordoñez Álvarez y María del Carmen Ordoñez Álvarez, en defensa de los rayos solares, bajo aquellas recordadas casetas que colocábamos en la limpia playa de Martiánez del Puerto de la Cruz.
Al igual que muchísimas familias de la Villa de La Orotava, bajaban en los tiempos estivales a Martiánez en horario de tarde, debido a que se decía entonces que las aguas marinas eran más estables que por las mañanas.
Muchas familias teníamos casetas fabricadas por ebanistas de la Villa, con tela de fábrica de colchones. La nuestra era colchonera del Atlético de Madrid.
Y bajábamos previstos de grandes cesta con paladares de tortillas españolas, frutas y bocadillos.
Hacíamos cola en la orotavense calle El Calvario, para coger la guagua de turno que nos llevaba a Martiánez, y a la subida otra vez cola en la esquina del paseo de Las Palmeras con la vieja piscina de Martiánez.
Las guaguas siempre venían llenas, por lo que subíamos en la última que era la de Melchor García, que nos daba cabida por donde sea, puesto que nos podíamos quedar en Martiánez a lo largo de la noche.
Un día de aquel verano cuando llegué al Charco de la Soga, me encuentro a mí primo Antonio Ordoñez Álvarez (Toñín) por fuera de la caseta de mis tíos, con una rajeta en la corona de su cabeza, miro para mi tía María, la encuentro sin habla y con preocupación. Parece que subió a una de las rocas, resbaló  y se dio un fuerte golpe. El susto quedó en una simple herida, le pusieron agua del mar para que se le fuera cicatrizando (asuntos de la época).

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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