Mediado
de los años cincuenta del siglo XX. Mis tíos; Antonio Ordoñez León y María Rosa
Álvarez Díaz y mis primos Antonio Ordoñez Álvarez y María del Carmen Ordoñez
Álvarez, en defensa de los rayos solares, bajo aquellas recordadas casetas que
colocábamos en la limpia playa de Martiánez del Puerto de la Cruz.
Al
igual que muchísimas familias de la Villa de La Orotava, bajaban en los tiempos
estivales a Martiánez en horario de tarde, debido a que se decía entonces que
las aguas marinas eran más estables que por las mañanas.
Muchas
familias teníamos casetas fabricadas por ebanistas de la Villa, con tela de
fábrica de colchones. La nuestra era colchonera del Atlético de Madrid.
Y
bajábamos previstos de grandes cesta con paladares de tortillas españolas,
frutas y bocadillos.
Hacíamos
cola en la orotavense calle El Calvario, para coger la guagua de turno que nos
llevaba a Martiánez, y a la subida otra vez cola en la esquina del paseo de Las
Palmeras con la vieja piscina de Martiánez.
Las
guaguas siempre venían llenas, por lo que subíamos en la última que era la de
Melchor García, que nos daba cabida por donde sea, puesto que nos podíamos
quedar en Martiánez a lo largo de la noche.
Un día
de aquel verano cuando llegué al Charco de la Soga, me encuentro a mí primo
Antonio Ordoñez Álvarez (Toñín) por fuera de la caseta de mis tíos, con una rajeta
en la corona de su cabeza, miro para mi tía María, la encuentro sin habla y con
preocupación. Parece que subió a una de las rocas, resbaló y se dio un fuerte golpe. El susto quedó en
una simple herida, le pusieron agua del mar para que se le fuera cicatrizando
(asuntos de la época).
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario