Jesús Dorta Díaz “Benahuya”, amigo de la infancia, jugábamos en la
plaza de Franchi Alfaro, en la calle Verde (Nicandro González), en el Campito.
Siempre en la lucha por el origen de nuestro terruño, de nuestra identidad
Canaria, con su reivindicativo atuendo campesino en la Romería de San Isidro y
Santa María de La Cabeza de La Villa de La Orotava, le acompañan los cabreros y
sus cabras de los alto de la Villa. Siempre abría el cortejo con el sonido
lejano de su silbido, con el toque de su tambor, con las notas de su timple y
el eco de la caracola.
No solo su pueblo natal la Villa está en su deuda, sino el Puerto de la
Cruz donde restauró la fiesta de San Juan, el Baño de Cabras en el Muelle, la
apertura de la procesión terrestre y marítima de la madre del Carmelo, La
Virgen del Carmen, en unión de los hombres portuenses de la mar.
Masca era su terruño de identidad, su voz poética, su poesía. Y eso que
nunca faltó a las manifestaciones del terruño isleño y canario, sin olvidar el
deporte, En el fútbol con el CD. Tenerife, le acompañaba a sus jugadores
siempre con el vestuario de Guanche en el Baloncesto y demás.
Chucho Dorta, esté donde esté espera el merecido homenaje de sus amigos, de
sus enemigos, muchos le llamaban locos, para estarlo, no era capaz de todo
aquello que él defendía con honradez y con sinceridad.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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