Década de los años cincuenta del siglo XX, muelle pesquero
del Puerto de la Cruz, Ginés Oliver y sus helados de vainilla, fresas y fresas
y vainilla. Siempre le faltaba el de chocolate, el predilecto de aquella
chiquillada.
Me cuenta el amigo del Puerto de la Cruz; ANTONIO PÉREZ
CARBALLO: “… Don Ginés era peninsular, creo que era Mallorquín.…”
La verdad que este oficio radicaba en todas las
fiestas mayores y patronales de la isla por esa misma época, la producción de
estos refrescantes y sabrosos helados eran de procedencia casera, utilizando
para su distribución un pequeño carrito, a veces los bidones los llevaban al
hombro, anunciando con el eco festivo “Ay helados…”
Los bidones que eran de fabricación artesanal,
eran de doble forro de madera para incluir hielos de la fábrica, la última capa
interior estaba forrada de chapa metálica con un tapón metálico color plata. Y
el protagonista siempre llevaba un vestuario blanco cubierto con gorrito tipo
de soldados americanos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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