El amigo desde la infancia de la Villa de
La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN, “ESPECTADOR”, remitió entonces (2015)
estas notas que tituló; “EL ERROR DE CHUCHO DORTA”: “…Chucho Dorta era un quisquilloso alborotador desde que tenía quince años, en el colegio
salesiano de La Villa. Las clases de Física y Química se las tomaba con mucho
alborozo, quería hacerse notar, pretendía manejar los aparatos y la alquimia de
modo autodidacta, sin las instrucciones del prospecto, sin la ayuda del
profesor. Yo fui su profesor por corto espacio de tiempo y una vez se puso a juguetear en mi mesa con un viejo
artilugio que había en el colegio de San Isidro de La Orotava desde antes de la
guerra, de cuando lo regentaban los Hermanos de La Salle. Era un chisme
metálico con un aro y una bola de hierro atada a una cadenilla
independiente, en cuya bola se aplicaba
una llamita de modo que se demostraba
que el calor dilata los cuerpos. La bola en frio entraba y pasaba por el aro
(dócilmente, si hablamos en metáfora) y
al calentarla, dilataba, se trababa y no podía pasar.
Mucho tiempo después, el
ex presidente de Venezuela, Rómulo Bethencourt,
se estaba paseando, en aquellos días de junio de un año de los primeros
ochenta, por La Orotava en loor y olor de multitud, aroma de alfombras,
sabor de romería. El templete del kiosco de la plaza de La Alameda fue el
púlpito improvisado desde el cual Chucho Dorta enarboló con descaro, sin miedo,
una perorata disidente, anárquica y acusadora en sí misma, contra el ex
dirigente venezolano.
Años más tarde, en el
muelle del Puerto de la Cruz, observé a Chucho el día martes de la Embarcación,
empapado hasta el cuello, sin orden ni concierto, saltando a la quilla de la
barca mayor, la barca donde iba la Virgen del Carmen.
Fue, pues, la de Chucho
una vida inquieta. Y para terminar yo acabo de leer en un crucigrama un
simpático y al mismo tiempo extraño título de un compendio de reflexiones del
cineasta José Luis Cuerda: “Si amaestras una cabra, llevas mucho adelantado”.
Chucho quiso amaestrar a
todas las cabras desordenadamente. Ese fue el error de su alborotada existencia…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario