Lectura del amigo de la infancia en la calle El Calvario de La Villa de La
Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, el jueves 28 de junio del 2012: “…Nació en el municipio de San Andrés y Sauces, en la isla de la Palma,
el 29 de Mayo de 1910. Hijo de don Antonio Martín Herrera y Doña Celedonia
Martín Rodríguez, don Máximo es el mayor de tres hermanos y vive en el seno de
una familia de clase media dedicada a la agricultura, principalmente al cultivo
de la caña de azúcar, con un trapiche de su propiedad.
Su primera inquietud
fue emigrar a Cuba, para trabajar en el negocio de la caña de azúcar que ya
conocía. Su padre le hace desistir y le pide que estudie primero el
Bachillerato y luego se dedique a lo que quiera. Empieza los estudios a los
dieciocho años en Santa Cruz de la Palma y los termina un año después en la
Laguna, con Premio Extraordinario.
A su regreso a Los
Sauces insiste en emigrar a Cuba, pero su padre le encarga que viaje a Málaga a
visitar al Marqués de Larios, con quien ya tenía una relación comercial, para
cerrar un negocio. No llegan a un acuerdo y su padre le dice que siga viaje a
Madrid y estudie una carrera universitaria. El joven palmero piensa en ser
ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, pero al plantearse el coste y tiempo
de la misma decide estudiar Medicina y se da un plazo de tres años para
terminarla, objetivo que consigue alternando Madrid y Salamanca.
Sus profesores alaban
su extraordinaria inteligencia y capacidad de trabajo. Le apodan “Cajalito”,
haciendo referencia a don Santiago Ramón y Cajal. Estudia cuatro horas diarias
todo el año de cuatro a ocho de la tarde, para después dar su habitual paseo,
de ocho a nueve, por la Plaza Mayor de Madrid y también de Salamanca, centros
de la vida social de ambas ciudades en aquella época. En Salamanca practica el
boxeo los sábados por la tarde y los domingos es el portero de la U.D.
Salamanca cuando jugaba en casa. Allí comparte pensión con otros estudiantes
canarios, entre otros con nuestro paisano don Juan del Castillo Díaz.
En Madrid hace las
prácticas de Medicina y Cirugía en el Hospital de San Carlos y tiene como
profesores a los Doctores Carlos Jiménez Díaz y Gregorio Marañón Posadillos,
quienes tuvieron una gran influencia en su formación. Le admiran por su talento
y les proponen al Doctor Martín y Martín que se quede con ellos en Madrid con
la intención de prepararle para hacer cátedra. Don Máximo le da dos razones
para rechazar tan honrosa oferta. La primera es que no tiene medios económicos
para seguir en Madrid y la segunda que habrá una guerra civil y prefiere
regresar a su tierra.
Se licencia en
Medicina y Cirugía el 13 de octubre de 1933 y regresa a Los Sauces con la
intención de ser Director de la Casa de Socorro del municipio, pero llega tarde
porque la plaza se acaba de adjudicar. Entonces el alcalde palmero le da una
carta de recomendación para don Antonio Lugo y Massieu, un ilustre palmero que
residía en La Orotava, y quien, cosas del destino, sería posteriormente su
suegro. Mediante sus gestiones Don Máximo es nombrado Director de la Casa de
Socorro de La Orotava junto al Hospital de la Santísima Trinidad. Se da de alta
en el colegio de médicos tinerfeño el 9 de Abril de 1934 con el número 199, y a
continuación abre su primera consulta en una casa situada frente a la Plaza del
Ayuntamiento. Comienza aquí su carrera como médico en la Villa de La Orotava.
Contrae matrimonio el
15 de Noviembre de 1934 en la Parroquia de la Concepción de esta Villa con la
Señorita Nieves Lugo – Viña y Benítez de Lugo. Fruto de este matrimonio son sus
cinco hijos: Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y
Miguel Ángel. Poco después traslada su consulta al patio de la casa de su
suegro, en la calle de La Hoya 37, hoy Hermano Apolinar.
En 1936 abrió en La
Orotava la Clínica Nuestra Señora de las Nieves en la calle de San Juan 10, en
la antigua casa de su suegra Doña María Benítez de Lugo y Velázquez. Fue la
primera clínica privada del norte de Tenerife. Su existencia hizo posible que
muchísimos enfermos y familiares no tuvieran que trasladarse a las de Santa
Cruz lo que supuso comodidad y ahorro para la gente de la zona. Allí se
practicaba tanto la medicina como la cirugía, maternidad, etc., Los grandes
conocimientos médicos de don Máximo. Especialista también en Niños, hicieron
posible dos cosas de extraordinaria repercusión: (I) el descenso de mortalidad
infantil y (II) los nuevos métodos de tratamiento domiciliario de la
tuberculosis.
Durante la guerra
civil y hasta 1944 ejerció como alférez medico en el cuartel de San Agustín de
esta Villa.
Inicialmente don
Máximo había solo movilizado, a petición del Dr. Tomás Zerolo, para destinarlo
a Hospitales de campaña, pero al quedarse el Norte de Tenerife sin médico
militar, se optó porque ocupara ese puesto.
Finalizado su
compromiso militar es nombrado Director del Hospital de la Santísima Trinidad y
Asilo de Ancianos de la Orotava. Después de muchos años de trabajo incansable
en esta institución propone al Cabildo de Tenerife, por motivos de salud, que
le sustituya su médico personal, amigo y colaborador, el orotavense Dr.
Buenaventura Machado Melián (fallecido).
Los mejores testigos
de su labor son las Hermanas de la Caridad de la época y los descendientes de
las personas atendidas allí. Quiero recordad a la irrepetible Sor Severina,
ayudante personal en el quirófano, y a los practicantes Pedro Melián, Sandalio
Reyes, don Felipe Hernández y su hijo Luis. Todos ellos constituían un
grupo de trabajo como no se había conocido antes en La Orotava. En el entorno
de la Plaza de San Francisco se vivió un ambiente médico – sanitario que formó
parte de la historia de esta Villa: las consultas de los doctores don Domingo
González, Don Máximo Martín y Don Buenaventura Machado, y en medio, la farmacia
de Don Carlos Domínguez.
Entonces los doctores
Don Tomás Zerolo y Don Tomás Cerviá, le propusieron a don Máximo que se fuese a
trabajar con ellos a Santa Cruz de Tenerife para conformar el equipo médico del
que luego fue el Centro Médico, pero él declinó la honrosa oferta alegando que
su vida, familia y obligaciones ya estaban enraizadas en la Orotava. Para el
bien de todos no se marchó.
Pero llegó el momento
en que la salud de este trabajador infatigable empezó a fallar. Primero fue una
apendicitis aguda de la que tuvo que ser operado de urgencia en su propia
clínica, con la participación de don Tomás Zerolo como anestesista, de sus
colaboradores habituales y de su médico personal y amigo el Doctor Buenaventura
Machado Melián.
Luego, en junio de
1956, sufre su primer infarto, tan grave que le pone de nuevo a la puerta de la
muerte. No quiso ser ingresado en el Hospital de Santa Cruz, prefiriendo
quedarse en su casa bajo la vigilancia continua de Don Buenaventura Machado
Melián. Una vez más su médico amigo está a su lado. Inexplicablemente a los dos
meses vuelve a trabajar.
En aquella época lo
más duro para don Máximo fue la enfermedad y muerte de su esposa, el 14 de
octubre de 1958, Doña Nieves Lugo era el amor de su vida, su mano derecha en la
consulta, centro y vida de toda la familia.
Desde ese momento
renunció a la dirección del Hospital y dejó de hacer visitas a domicilio,
porque le faltaron las fuerzas de tantos años dedicados a los demás.
Don Máximo contrajo
matrimonio en segunda nupcias con doña Victoria Machado y falleció a
consecuencia de un aneurisma de aorta, el sábado 27 de junio de 1981, contaba
con 71 años de edad y fue enterrado en La Orotava el domingo 28 de junio,
día grande de la Romería de San Isidro y de Santa María de la Cabeza, patronos
de esta Villa…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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