El amigo de la Villa de La Orotava; JOSÉ RODRÍGUEZ MAZA remitió entonces
estas notas referente a su libro “LOS REYES DE LA OROTAVA”, que tituló:” DON
FRANCISCO ÉVORA REYES”: “…Don Francisco Évora Reyes, presbítero y coadjutor de la parroquia de
Nuestra Señora de la Concepción de La Orotava y Mayordomo de la Capilla
mortuoria del Cementerio Católico de dicha Villa desde finales del siglo XIX a
principios del XX, nació en el propio municipio norteño el 9 de octubre de
1842, siendo el menor de los 3 hijos que tuvieron el orotavense Jerónimo Evora
Melchor y la granadillera Margarita Reyes.
Al igual que sus hermanos Agustín y Tomás, Francisco nació en la casa
familiar que poseían en la calle Calvario y en donde sus padres tenían una
panadería. Aunque tras su nacimiento se trasladaron a vivir al número 16 de la calle
Verde (hoy calle Nicandro González Borges), casa en la que pocos años después
nació también su primo Francisco Reyes de León, administrador tanto de Diego
Ponte del Castillo, VIII marqués de la Quinta Roja como de su madre Sebastiana
del Castillo y Manrique de Lara.
Desde siempre el deseo de Francisco fue hacerse sacerdote, por lo que su
padre, para agilizarle y facilitarle el acceso a las Sagradas Órdenes,
formalizó una escritura de Patrimonio Vitalicio para así asegurarle el que
nunca le faltara el alimento. Esta práctica era muy habitual ya que con ello se
conseguía demostrar que uno no se hacía clérigo para que la Iglesia lo
mantuviera, sino que lo hacía por vocación. Por ello su padre se presentó el 14
de enero de 1867 ante el escribano del Puerto de la Cruz Sixto González
Regalado para formalizar dicha escritura de Patrimonio Eclesiástico, tratando
de promover así el oportuno expediente ante la Muy Reverenda Curia Eclesiástica
de esta diócesis y solicitando que su hijo fuese ascendido a las Sagradas
Ordenes a título de patrimonio.
En dicha escritura Jerónimo Évora expresó y acreditó que era dueño legítimo
de una casa terrera en la calle Verde de La Orotava de 235 pies cuadrados y de
un valor de venta de 3.150 escudos y de renta anual de 144 escudos, y de un
trozo de terreno para sembrar hortalizas con nopales y árboles frutales situado
en la Dehesa baja de dicha Villa de 6 almudes y que según el perito tiene un
precio de venta de 900 escudos y de renta anual de 45 escudos. Con dicho
patrimonio pretende acreditar la renta anual de 100 ducados (110 escudos) para
congrua sustentación en conformidad de lo prevenido en el artículo 2 del RD. De
30/4/1852, con lo que constituye sobre las dos fincas designadas y a favor de
su hijo Francisco la pensión anual de 80 escudos sobre la casa y de 30 sobre el
terreno.
Pero Jerónimo Evora le puso 2 condiciones a su hijo. Primero, que no
cobraría nada, hasta el día que fuera promovido al sacerdocio, y segundo que
esto debería ocurrir antes de cumplir los 30 años. Además Jerónimo le aseguró
que estaría cobrando dicha cantidad hasta que falleciera o hasta que adquiriera
un beneficio eclesiástico de renta superior o equivalente.
Tras esta escritura, Jerónimo Évora otorgó un poder a varios procuradores
de los juzgados de La Laguna y de La Orotava y del Tribunal Superior de la
Provincia para que participen en su nombre en todos los pleitos y negocios que
pudiera tener, sea cual sea su clase y para gestionar las diligencias que va a
practicar para formalizar dicho patrimonio alimenticio a favor de su hijo
Francisco.
A finales de febrero de 1867, el obispado para comprobar la veracidad de
todo lo concerniente a las fincas que han de constituir el patrimonio
vitalicio, toma declaración a 8 testigos, 6 de parte, Manuel Padilla, Manuel
Padrón, Fernando Pineda, Agustín delgado, Juan Suárez y Pedro Hernández Ortega,
y 2 de oficio Telesforo García y Lorenzo García, quienes avalan la veracidad de
dicho patrimonio. Por lo que el Provisor y Vicario General de la diócesis
nivariénse José Martín Méndez aprueba el mencionado
Patrimonio y lo declara título suficiente de ordenación, para que en su
virtud reciba las Sagradas Ordenes Francisco Évora Reyes.
Tras hacerse sacerdote Francisco es destinado a la parroquia de la
Concepción de La Orotava en donde es nombrado coadjutor de término. La
parroquia de la Concepción constituida en curato desde 1503 y con beneficiado
propio desde 1533, contó desde 1863 y por la R.O. de 22 de septiembre con una
coadjutoría de término, cargo que ocupó Francisco Évora varios años después,
acompañando al párroco propio José Borges Acosta.
Además y dado que Francisco era el encargado de la Cofradía de Ánimas de
dicha parroquia, pasó a ser designado Mayordomo de la capilla mortuoria del
Cementerio Católico de La Orotava. Dicha capilla, fue inaugurada y bendecida
eclesiásticamente en octubre de 1884, pese a que el cementerio estaba aún
declarado por el obispado en entredicho, aunque fue el propio clero el que
autorizó su bendición.
Tras la inauguración, la comisión del cementerio, presidida por el alcalde
de La Orotava le solicitó al párroco de la Concepción José Borges Acosta que le
diera posesión eclesiástica de Mayordomo de la capilla de dicho camposanto a
Francisco Évora Reyes para que comenzara a encargarse de todo lo concerniente a
dicho cargo, debiendo comunicarle además que deberá presentar anualmente las
cuentas a la expresada comisión, y deberá destinar sus productos a los gastos
de la referida capilla.
La capilla del cementerio fue realizada con el pórtico de la desaparecida
iglesia de San José del monasterio de monjas clarisas, colocándose además en
ella un Cristo crucificado de dicho templo, lamentablemente desaparecido hoy en
día tras el incendio que se originó en dicha capilla el 2 de noviembre de 1986,
siendo sustituido por una obra del escultor orotavense Ezequiel de León
Domínguez.
Gracias a Francisco Évora, la capilla que nació carente de cualquier valor
artístico, fue mejorando su decoración, Así por ejemplo, compró en 1886 una
cruz, un INRI y unas potencias doradas para el Cristo de la capilla, y un año
más tarde encargó a su amigo Nicolás Perdigón Oramas un dosel negro con flecos
y franjas doradas en madera de pinsapo.
Francisco pasó a vivir a finales del siglo XIX al número 11 de la calle de
la Iglesia (hoy calle Inocencio García), junto con su tía materna Catalina
Reyes y su joven sobrina Consuelo Évora de la Concepción, abuela del destacado
músico y compositor orotavense Pedro Pérez Delgado. En esta casa llegó a
pernoctar el obispo de Tenerife cuando visitaba la parroquia de la Concepción,
estando destinada una habitación de la casa para tal fin.
Francisco Evora Reyes, gran amigo del destacado escultor y restaurador
orotavense Nicolás Perdigón Oramas, falleció en Santa Cruz de Tenerife el19 de
marzo de 1922. La prensa tinerfeña se hizo eco de tan lamentable perdida pocos
días después: "el lunes se celebraran solemnes funerales en la parroquia
de la Concepción por el alma del que fuera su coadjutor, el venerable sacerdote
y respetable amigo don Francisco Évora y Reyes fallecido en esa capital el 18
del corriente. El señor Évora que contaba con 79 años desempeñó desde su
juventud el referido cargo, distinguiéndose siempre por su natural bondadoso y
caritativo, por su celo en el cumplimiento de sus deberes religiosos y por su
gran afecto a la Iglesia en que ejerció su sagrado ministerio todo lo cual le
granjeó la general admiración y ha hecho que su muerte haya sido sentida en
esta Villa"…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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