Con
sandalias y zariana que se usaban entonces en el vestuario infantil y
juvenil en el mes de junio del año 1954,
con tres años a punto de cumplir los cuatros, en las Fiestas Mayores de La
Villa de La Orotava, siempre acompañado de
mi querido e inolvidable padre Juan Álvarez Díaz.
Acostumbraba
mi padre a llevarme consigo a todos sus favoritos eventos, tal como fiestas,
fútbol, amigos e incluso a entierros. En esta panorámica el fotógrafo “Ortega”,
lo deja bien claro, en la calle El Calvario a la altura del original Bar
Parada, al norte de la del Templo de San Agustín del ex convento agustino de
Nuestra Señora de Gracia de La Villa de La Orotava.
Detrás
vemos los famosos ventorrillos de sabrosos turrones de Tacoronte.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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