Homenaje a un día grande como es el 24 de mayo, grande en el recuerdo de mi
infancia y juventud en el colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava,
siempre en unas fiestas grande a María Auxiliadora colegiales, como alumno de
bachillerato con los padres salesianos, lo gozo en el recuerdo y aún más cuando
sale en procesión y baja por mi calle villera El Calvario el trono de María
Auxiliadora, visitando los impresionantes adornos florales de los escaparates comerciales que
don Claudio Sánchez Martín entonces primer director del colegio de la era
salesianísta trajo a este ambicioso pueblo orotavense.
En esta ya famosa procesión de María Auxiliadora, los 24 de mayo por la
noche a título anecdótico y como recuerdo y homenaje a mi gran amigo Paco
Hernández Álvarez (fallecido), cuando bajaba el trono al hombro de costaleros
AA. AA. Salesianos por la calle El Calvario a la altura de la desaparecida peletería de mi infancia “La
Campana”, el amigo Paco se metía debajo de la imagen, tocaba el pitorro a los
costaleros de atrás y los traseros a los delanteros, lo que hacía que el
trono de María Auxiliadora se moviera un poco precipitadamente.
Esta tradición tiene sus orígenes en el siglo XVI, los mahometanos estaban
invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones
para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y
destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de
los católicos, Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia
Antigua. Llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya
estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice
Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para
que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen
ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se
encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los
mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores
en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron,
oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezó el Rosario y entonaron un canto a la
Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del
ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los
cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban,
y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el
viento. Pero luego – de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió
fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con
fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga
tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar,
que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud
de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles
recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan
espléndida victoria San Pio V mandó que en adelante cada año se celebrara el
siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara
siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.
El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María
Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una supuesta cadena de favores, su
constructor fue un sacerdote italiano conocido por Juan Bosco, humilde
campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años
quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en
casa pidiendo limosna. La Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que
adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para
educar a muchos niños pobres.
Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo
y que la invocara con el título de Auxiliadora.
Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron
tantos supuestamente los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor
de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica.
Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción bajo el
título de Auxiliadora.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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