miércoles, 24 de mayo de 2017

MARÍA AUXILIADORA Y EL 24 DE MAYO



Homenaje a un día grande como es el 24 de mayo, grande en el recuerdo de mi infancia y juventud en el colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava, siempre en unas fiestas grande a María Auxiliadora colegiales, como alumno de bachillerato con los padres salesianos, lo gozo en el recuerdo y aún más cuando sale en procesión y baja por mi calle villera El Calvario el trono de María Auxiliadora, visitando los impresionantes adornos florales de los escaparates comerciales que don Claudio Sánchez Martín entonces primer director del colegio de la era salesianísta trajo a este ambicioso pueblo orotavense.
En esta ya famosa procesión de María Auxiliadora, los 24 de mayo por la noche a título anecdótico y como recuerdo y homenaje a mi gran amigo Paco Hernández Álvarez (fallecido), cuando bajaba el trono al hombro de costaleros AA. AA. Salesianos por la calle El Calvario a la altura de la   desaparecida peletería de mi infancia “La Campana”, el amigo Paco se metía debajo de la imagen, tocaba el pitorro a los costaleros de atrás y  los traseros a los delanteros, lo que hacía que el trono de María Auxiliadora se moviera un poco precipitadamente.
Esta tradición tiene sus orígenes en el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.  Llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezó el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego – de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pio V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.
El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una supuesta cadena de favores, su constructor fue un sacerdote italiano conocido por Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres.
Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora.
Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos supuestamente los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica.
Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción bajo el título de Auxiliadora.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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