Pregón
que remitió entonces (2015) mi amigo y convecino del Puerto de la Cruz y
compañero de docencia, JOSÉ MANUEL AFONSO CARRILLO. Durante años director
pedagógico del Colegio de San Isidro de La Villa de La Orotava.
Leído
en el salón de acto del mencionado centro colegial, el día 24 de Abril del
2015, como preámbulo a la celebración de la festividad de María Auxiliadora,
que tituló “PAISAJES DE MI VIDA CON MARÍA AUXILIADORA AL FONDO”: “…Esta canción me la enseñó mi nieta Nerea,
cuando apenas sabía hablar. ¿Quieres subir y cantárnosla a todos? María está
pasando por aquí, María está pasando por aquí,
y cuando pasa, todo se
transforma, la alegría viene, la tristeza va.
Porque
la tristeza viene para quedarse. Sin embargo, la alegría siempre es fugaz, hay
que entretenerla mucho para que no se vaya…
y quiero empezar este pregón con
la intención de que sea el primer volador del mes de María Auxiliadora,
anunciando el mes más alegre del año para todos los que de una forma u otra
formamos la gran familia salesiana.
Señor Director,
salesianos de don Bosco, Señor Presidente del Patronato San Isidro, cooperadores
salesianos, miembros de la Asociación de Mª Auxiliadora, compañeros profesores,
alumnos y exalumnos, amigos todos,
buenas noches.
Muchas gracias a mí
querido amigo, hermano, Juan Manuel Perera por sus generosas palabras que
ensalzan mi humilde persona. Perdonen que en su presentación haya podido más el
cariño que me tiene, que es mutuo, que el rigor. De todas formas se las
agradezco de todo corazón.
A mis padres, a mi hermano Paco, a Don Evaristo, que ya gozan
de la presencia de nuestra madre Auxiliadora, les pido que me iluminen para
poder transmitir a los presentes todas las vivencias salesianas que he compartido.
Con Don Evaristo tuve la fortuna de poder disfrutar de un día en su compañía,
apenas dos semanas antes de su muerte. Tuvimos todo un día para hablar. Entre
otras cosas comentamos el borrador de este Pregón. Me propuso varios libros
para consultar datos. Las referencias que hago sobre su persona ya estaban
escritas y he decidido dejarlas tal cual. Eso sí. Uno mi voz a las que ya han
pedido al Ayuntamiento a que se perpetúe su vida y su obra dando a una calle el
nombre de este sacerdote que tanto amó a La Orotava.
En primer lugar, quiero
comenzar expresando mi agradecimiento a don Ernesto y a los salesianos en
general, por haber pensado en mí para hacer este pregón haciéndolo coincidir
con mi último curso como profesor de este colegio. ¡Qué honor más grande puedo desear que culminar mis cuarenta
y tantos años en el centro que despedirme agradeciendo a María Auxiliadora que me haya ayudado en todos
mis proyectos!
La celebración de la fiesta de María Auxiliadora
cumple años en 2015. ¡Doscientos, ni más ni menos! Esta es su apasionante
historia. El emperador Napoleón desterró por la fuerza al papa Pío VI, que
murió en Francia. Y lo mismo hizo con su sucesor, el papa Pío VII, que, al ser
detenido por las tropas francesas, no quiso que lo defendieran los guardias
suizos para evitar un baño de sangre. Napoleón lo llevó de malas maneras a
Francia y tuvo la alocada idea de que el Papa dejara Roma para residir en
París. Napoleón comenzó a perder batallas y pensó que el tener prisionero al
Papa le atraía la maldición de Dios. En esas circunstancias, el Papa y la
Iglesia se encomendaron a María, que es Auxilio de los Cristianos.
Por fin, Napoleón dejó al Papa volver a Roma. Pío VII
entró en Roma el 24 de mayo de 1814. Si a esa fecha le sumamos doscientos años,
nos encontramos en 2014. El Papa, agradecido a la Virgen, tuvo la feliz idea de
establecer la fiesta de María Auxiliadora. Lo hizo en el mes de septiembre del
mismo 1814. Esa fiesta se debía celebrar el 24 de mayo, o sea, el mismo día de
su llegada a Roma. Si el Papa estableció esa fiesta en el mes de septiembre de
1814, la primera celebración fue la del 24 de mayo de 1815.
Y aquí salta la gran sorpresa. Unos meses más tarde,
el 16 de agosto de 1815, nació el niño Juan Bosco.
Por tanto, la fiesta de María Auxiliadora y Don Bosco
comenzaron a caminar juntos en la historia. Parece providencial que, desde su
cuna, él estuviera arropado por María Auxiliadora.
Pío VII nunca pudo imaginar que la fiesta de María
Auxiliadora iba a encontrar, en un niño nacido en 1815, al apóstol de esa
devoción universal en toda la Iglesia. Hasta el Concilio Vaticano II consideró
el título de María Auxiliadora como uno de los más universales en toda la
Iglesia.
Hoy día, la Familia Salesiana, que trabaja en 130
naciones del mundo, es la que actúa como apóstol de esa devoción, continuando
lo que comenzó Don Bosco. Así María Auxiliadora y la Familia Salesiana siguen
caminando juntos.
La llegada de los salesianos a La Orotava
significó la introducción y posterior desarrollo de la devoción a María
Auxiliadora en el Valle. Ya en el primer año de estancia, don Claudio Sánchez
Martín, Director del Colegio, pide una imagen, costeada por los propios
alumnos, a los conocidos talleres de Olot (Gerona). Entre tanto, para el mes de
mayo preside la capilla, situada en esta misma sala, una imagen pequeña,
propiedad de doña Candelaria González de Chávez, llegada a La Orotava, por las
mismas fechas y posiblemente, por el mismo conducto que las de Arafo y San
Benito: la presencia en Tenerife de un grupo de misioneros salesianos. Aquí
tengo que hacer mención a don Antonio Jiménez, consiliario de la Asociación de
María Auxiliadora durante más de 30 años, fiel exponente del fomento a la
vocación a nuestra Señora.
La nueva imagen llega el 6 de mayo de 1.949
y es presentada por el Director a los alumnos en el momento de la pequeña
reflexión que se acostumbraba hacer por las tardes (“Buenas tardes”) con estas
palabras. “Ya tenemos Madre. Ha llegado la imagen de María Auxiliadora, la que
nos va a presidir desde nuestra capilla”. Se instala provisionalmente en esta
misma sala para luego exponerla en el escaparate de la joyería de don Antonio
Santos, frente al Ayuntamiento.
Trasladada a la parroquia de la Concepción,
el día 24 tiene lugar su bendición. Allí permanece hasta el día 29 donde se
hace la fiesta principal. A primeras horas de la mañana hay Misa de Primeras
Comuniones para 18 niños y después función solemne, oficiada por el párroco de
La Concepción don Manuel Díaz Llanos. Terminada la ceremonia, se traslada la
imagen en procesión muy concurrida hasta la capilla del Colegio. A su llegada
se imparte la bendición de María Auxiliadora y se distribuyen medallas a todos
los asistentes.
Veinticinco años más
tarde, nuestro querido y recordado don Víctor Rodríguez con el soneto que
leo a continuación obtuvo, en Alicante,
el primer premio nacional de sonetos dedicados
a la Virgen. En él recuerda la llegada de la imagen de María Auxiliadora
a La Orotava.
Aquí el soneto de don
Víctor Rodríguez: Yo recuerdo la nube cadenciosa, / hecha de rima azul y de palmera, / llegar aquí y estar como si fuera, / sobre flor nueva. Nueva Mariposa. / La vida era lo mismo, y no había cosa / para el presagio, sino primavera, / cuando aquí se asentó, como en la era / se deja el segador cuando reposa. / Cinco
lustros el tiempo con su paso / patinándolo
todo, y ella atenta / guiándonos sin
mengua y sin ocaso. / Yo la recuerdo, y hasta siento ahora, / siempre fiel contra el sol y la tormenta, / que me sigue amparando, Auxiliadora.
Mis padres, Francisco
Afonso y Mª Rosa Carrillo, contrajeron matrimonio en 1947, es decir, el año anterior a la llegada de la Comunidad
Salesiana a La Orotava y ya en su casa, en la calle Valois en el Puerto,
colgaba el almanaque de María Auxiliadora.
Según me contaba mi
madre, alguien se ocupaba de traerlos de Santa Cruz, donde ya había una
Comunidad salesiana, y los repartía entre los feligreses de la Parroquia de
Peña de Francia. En ese hogar cristiano nacimos cinco hermanos, todos varones: Paco,
Julio, Rafa y Santiago, más un servidor que era por orden de edad el segundo de
los cinco.
La lámina del almanaque
de María Auxiliadora se repetía cada año. Representaba la imagen de la Virgen
del altar mayor del Santuario de Turín.
Y es que la Auxiliadora
salesiana no corresponde formalmente ni a la Virgen del Rosario en sus
expresiones de fines del siglo XVI y XVII, salvo detalles menores, ni a la
representación de Espoleto. Don Bosco quiso otra cosa, más ilustrativa y, por
qué no, en su eclecticismo, más original, más exclusiva. Encargó el cuadro
destinado a presidir el altar mayor del nuevo Santuario al pintor Tomaso
Lorenzone y le dio unas indicaciones precisas, que el artista, por motivos
técnicos ineludibles, se vio obligado a modificar en no escasa medida. El
Fundador pretendía que el cuadro recogiera sugerencias y episodios en tal
cantidad y consecuente abigarramiento, que no cabía compatibilizar tantos
elementos y su visibilidad desde lejos en una dimensiones que habían de ser
necesariamente las dadas.
A pesar de la obligada simplificación, les
aseguro, ya que he tenido la suerte de contemplarlo de cerca en varias
ocasiones, el cuadro es grandioso, complejo y sugerente, y bien merece la
atención especial de que ya ha sido objeto. Del empeño material que supuso para
el artista esta aparatosa pintura, cabe señalar que fue necesario alquilar en
el Palazzo Madama un salón de alto techo donde hubo que trabajar durante tres
años. El enorme lienzo no cabía en ningún espacio del Valdocco de entonces, ni en el taller del artista, y la realización
de la pintura requirió casi tanto tiempo como la construcción del templo que la
acogería. La Virgen y el Niño ocupan el lugar de honor, sobre un pedestal de
nubes y una ruptura de cielo presidida por Dios Padre en forma de ojo inscrito
en triángulo y el Espíritu Santo con la consabida apariencia de paloma;
angelotes en vuelo a uno y otro lado; ocho apóstoles con la simbología alusiva
a sus martirios en un nivel más bajo, y en la parte inferior San Pedro y San Pablo
en el centro y, encuadrándalos, los cuatro evangelistas y Santiago el Mayor;
Quince santos en total, a saber; el Colegio Apostólico completo, incluido San
Matías, que ocupa el lugar de Judas el traidor; más San Pablo, San Lucas y San
Marcos, En el espacio abierto entre Pedro y Pablo, quedan netamente
representados el Santuario y todo el complejo de Valdocco, e insinuada sobre el
monte del fondo, la Basílica mariana de Superga. La Señora está de pie, viste
túnica rosa y manto azul oscuro; no se toca de velo, antes bien está
representada con el cabello descubierto cual corresponde a las doncellas,
símbolo neto de la virginidad; lleva corona real y sujeta un cetro en la mano
derecha, indicando su realeza; con la izquierda entroniza, más que sostiene, a
un Jesús Niño coronado también y de brazos abiertos, en gesto que parece de
llamada y acogida -de entrega prefiere interpretar don Bosco-, vestido de verde
pastel y manto de un anaranjado suave. Si nos fijamos en lo elemental, la
Señora de don Bosco es Virgen, es madre de Dios y nuestra, y es Reina. Y, por
serlo y además le corresponden todas las facies teológicas relacionas e
implícitas, es la que recibe, escucha, media y ayuda. Es la Auxiliadora. No hay
capricho en los elementos iconográficos, sino doctrina; una doctrina, además,
de fuerte inspiración cristológica, aunque parezca paradójico por la
centralidad de María desde el punto de vista compositivo y referencial.
Acudimos a la Madre, pero es el Hijo quien acoge, concede y se da.
Aunque quizá no sea ésta la representación
más antigua de la advocación que don Bosco tuvo, el origen iconográfico de las
Auxiliadoras salesianas, tanto las pictóricas como las escultóricas, radica en
este gran lienzo de la Basílica de Valdocco. La figura de nuestra Señora
constituye el modelo de la Auxiliadoras salesianas del mundo, por muy distintas
que puedan luego resultar en el destalle. Aparte lo que la pintura de Lorenzone
contiene, armoniza y sugiere, interesan esas líneas maestras de la presentación
de la Virgen María, que están en el origen de las variadas Auxiliadoras
existentes en las iglesias y casas salesianas de las cinco partes del mundo, y
de las representadas en las pequeñas imágenes y en las estampas que en sus
hogares veneran los devotos. Lo normal es que en las representaciones
posteriores aparezca la Auxiliadora estante, como en el cuadro de Lorenzone,
aunque en ocasiones las encontremos sedentes, sin menoscabo de sus notas
características.
Hasta mucho tiempo
después, no se utilizaron, para los almanaques, otras imágenes de la Virgen de
las diferentes comunidades salesianas. Aquí un recuerdo especial a Don Evaristo
que, mientras estuvo aquí, siempre se ocupó de que a mi madre no le faltara su
almanaque.
Mis padres siempre
desearon una educación cristiana para nosotros. Una vez instalados los salesianos
en La Orotava, matricularon a mi hermano Paco, con seis años recién cumplidos,
en la clase chica de este centro, donde cursó en año 1954-55. Luego, con la
llegada de la Comunidad Agustina al Puerto, nos fuimos incorporando, todos los
hermanos, al Colegio que regían en la Casa Ventoso en la plaza Concejil.
El 24 de mayo de 1955, mi
hermano Paco hizo aquí su primera comunión,
a la que asistí junto con mis padres. Fue mi primer encuentro con el
colegio y con nuestra María Auxiliadora. Tenía sólo 4 añitos por lo que sólo
recuerdo alguna pincelada de ese día. No era festivo, cayó en martes. Al parar
el coche por fuera del colegio, un grupo de chicos corrió a nuestro encuentro
desde la plaza y al grito de “ahí llega otro”, rodearon el coche y jalearon a
mi hermano quien sonreía nervioso a sus compañeros. Y de ahí a la capilla. Me
extrañó mucho el escaso parecido de María Auxiliadora con la de las láminas de
casa. Mi madre se encargó de explicarme que era la misma Virgen María. Y otro
recuerdo de ese día la grandiosidad del patio central con su suelo que me
pareció tan brillante y uniforme. Y de ese día les aseguro que no recuerdo nada
más, ni siquiera repasando las fotografías que nos sacaron por fuera del
Colegio al final de la ceremonia religiosa.
Después de alguna visita esporádica participando
en los juegos escolares cuando estudiaba en los Agustinos del Puerto, volví al
colegio cuando ya había acabado Magisterio a sustituir a don José Quintero
cuando contrajo matrimonio con doña Rosa Elvira. Eso fue en Diciembre de 1970.
Gané dos grandes amigos con los que he compartido muchísimas cosas. Mi primer
día de profesor, el 7 de diciembre de 1970. Se celebró una misa para todo el
colegio en el patio central, en honor de la Virgen para celebrar el día de la
Inmaculada, ya que el día 8 era festivo.
En el patio central
todos los alumnos del centro, desde 1º de primaria hasta 6º de bachiller, todos
de pie y perfectamente alineados ya que cada uno tenía que descansar los pies
en un mosaico determinado. Me admiró como cantaban. Allí escuché por primera
vez “Santa María de la Esperanza” y siempre que la escucho me lleva a ese
primer día como profesor del colegio y a ese patio central presidido por María
Auxiliadora.
Al comenzar el curso siguiente,
el 71-72, se me contrata como profesor por el Patronato San Francisco de Sales.
Empecé a enseñar en 1º de primaria. Al año siguiente me toca hacer la Mili.
Aclaro a mis más jóvenes amigos que la Mili es el Servicio Militar que
obligatoriamente teníamos que hacer todos los españolitos de entonces y que
duraba de 15 a 18 meses. Pasada esa etapa, me reincorporo en enero de 1974 y
hasta ahora… He dado clase en prácticamente en todos los cursos de la antigua
EGB, y últimamente en el primer ciclo de la ESO.
Los alumnos. Nuestros
queridos alumnos. El centro de nuestros esfuerzos y preocupaciones. Para ellos
una reflexión. Cuenta
Ken Robinson (educador británico experto en creatividad y motivación) que un día visitando un colegio vio a una niña de
seis años concentradísima dibujando. Le preguntó: "¿Qué dibujas?". Y
le contestó: "La cara de Dios". ¡. ..! "Nadie sabe cómo
es", observó. "Mejor, dijo ella sin dejar de dibujar, ahora lo sabrán".
Porque todo niño cree
ciegamente en su propio talento. La razón es que no tienen ningún miedo a
equivocarse... Hasta que el sistema no les va enseñando, poco a poco, que el
error existe y que no deben avergonzarse de él. Si se compara el dibujo de esa
niña con el de la Capilla Sixtina, desde luego que sí, pero si se le deja
dibujar a Dios a su manera, esa niña seguirá intentándolo.
La niña que dibujaba nos
dio una lección: si no estás preparado para equivocarte, nunca acertarás, sólo
copiarás. No serás original. La pregunta no es cuánta inteligencia, sino qué
clase de inteligencia tienes. La educación debería ayudarnos a todos a
encontrar la nuestra y no limitarse a encauzarnos hacia el mismo tipo de
talento.
Tenía previsto que, en
este momento del pregón, un alumno viniera
en mi ayuda. Se trataba de un “re alumno” es decir fue alumno su padre y,
algunos años más tarde, él. Ya ha terminado sus estudios en el colegio, pero
sigue aquí en el Movimiento Juvenil. Es nuestro flamante Don Bosco en el
Musical que se estrena mañana: Héctor Iván Rodríguez García. En las fiestas
patronales de nuestro pueblo, desde muy pequeño, Héctor, le canta a la Virgen
el Ave María. Cuando le propuse que lo cantara en medio del pregón no solo no
puso ninguna pega sino, creo, que le gustó la idea. Hoy, en estos momentos,
está en el ensayo general. Me dice don Ernesto que se quedó desconsolado al no
poder venir. No importa. Tendrá muchísimas ocasiones de cantar a la Virgen.
Contraje matrimonio con
Maite Pestana en 1975 y desde aquí le tengo que agradecer su constante ayuda y
su insufrible capacidad de aguante… Recuerdo que cuando me despedía de mis
compañeros al finalizar mi etapa como director del centro, yo, que estaba muy emocionado, agradecí a los
profesores su incondicional colaboración. Me tributaron un aplauso tan cerrado,
que salí llorando de este salón de actos, regresando unos minutos después sin
poder apenas hablar. Juan Manuel Perera recordó en voz alta que la mitad de ese
aplauso era para Maite. Sí, la mitad o tal vez mucho más de la mitad.
Hemos tenido tres hijos.
Natalia, Hugo y Luis María. Todos fueron ofrecidos a María Auxiliadora, pues
fueron bautizados en su capilla. También hicieron aquí su primera comunión,
excepto Natalia, ya que por aquel entonces no teníamos niñas de esa edad en el
colegio. ¡Mis hijos! ¡Qué decir de mis hijos! Aquí les robo las palabra a José
Saramago, pero el sentimiento es mío: “Hijo es un ser que Dios nos dio para
hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de
cómo cambiar nuestros peores defectos
para darles nuestros mejores ejemplos y, de nosotros aprender a tener coraje,
Sí, ¡eso es!, Ser padre o madre, es el mayor acto de coraje que se pueda tener,
porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de
estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder?
¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo… El más preciado y maravilloso
préstamo ya que son nuestros sólo mientras no puedan valerse por sí mismos,
luego le pertenece a la vida, al destino y sus propias familias. Dios bendiga
siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos.”
Van pasando los años, acostumbrándonos
a contarlos de mayo a mayo, con las festividades de Santo Domingo Savio, de
Santa María Mazarello y San Isidro
Labrador, con los escaparates de las tiendas adornadas con alusiones a María
Auxiliadora, con la Olimpiada escolar, con el Cross… y un día de mayo, don
Felipe Acosta, Inspector salesiano por aquellas fechas, me propone hacerme
cargo de la dirección del centro. Esto me cogió tan desprevenido que le pedí 24
horas para pensarlo. Y corrí a la capilla. Fue lo primero que hice. Me senté y
miré la imagen de la Virgen, que parecía
sonreírme. “Ella lo ha hecho todo” decía Don Bosco. Lo pensé y lo repensé y
luego lo consulté con Don Evaristo. Todavía recuerdo literalmente lo que me
dijo: “Pepe, si estuvieras en la enseñanza pública ya serías director desde
hace algunos años. Así que no lo pienses tanto. ” Comprendí que tenía razón, ya
que mis compañeros de promoción, con los que mantengo contacto varias veces al
año, la mayoría ya eran directores de sus centros. Pues 14 años estuve de
director de centro. Mis compañeros, mis compañeras, la Asociación de padres y
madres de alumnos, los mismos alumnos, me lo hicieron muy fácil. Siempre
colaborando y siempre trabajando por el colegio. Desde aquí gracias a todos y a
todas por la ayuda y el cariño demostrado durante todos esos años.
Se me acaba el tiempo
como docente en mi Colegio. Por suerte, seguiré vinculado al centro. Por un
lado como representante de la dirección en el Consejo Escolar (ya le he dicho a
don Ernesto, desde que me comunicó el nombramiento, que puede contar conmigo
mientras le sea de utilidad) y por otro, como miembro del Patronato de la Fundación San Isidro.
Por voluntad del
fundador don Nicandro González Borges, en testamento fundacional que se otorgó
el 1 de mayo de 1916, la Fundación San Isidro tiene como órgano de gobierno un
Patronato formado por cinco miembros, tres de carácter electivo y dos con
carácter nato, que son el párroco de la Concepción y el Director del Colegio. En
sus casi cien años de vida (los cumple el próximo año) tan solo ha tenido siete
presidentes, desde el primero don Domingo Salazar y Cólogan al actual don José
Luis Taoro Pérez. Especial mención a don Juan Cullen Salazar, quien perteneció
al Patronato desde 1973 y fue su presidente desde 1984 hasta que presentó su
renuncia, por motivos de salud en julio de 2012. Él presentó mi candidatura
para miembro del Patronato y al le debo el conocimiento y admiración que le
tengo a la figura de don Nicandro y además el haber asumido sin ningún género
de dudas el respeto a su voluntad. También al actual presidente le he
comunicado mi disposición mientras les sea útil.
Y volverá la procesión de María Auxiliadora,
aunque este año debido a las Elecciones Municipales y Autonómicas la
celebraremos en dos etapas. El miércoles 20, después de la novena será la
procesión de subida (hasta la parroquia de la Concepción) y allí quedarán las
imágenes (la nueva de don Bosco con Domingo Savio y la de María Auxiliadora)
hasta el día 23, desde donde saldrán a
las 19:30 para llegar al Colegio a las 21:00. De todas formas, La Orotava, de nuevo, engalanará sus balcones,
fachadas y sus empinadas calles esperarán a María Auxiliadora.
La Concepción, seguro, albergará a gran
cantidad de fieles. Y las calles se vestirán de celeste y rosa. Y saldrá Domingo
Savio con San Juan Bosco. Saldrán los ciriales y una nube de incienso se asomará
a la calle y pondrá brillo en los ojos que aguardan. Y el Niño que se adelanta
de los brazos de su Madre, con esos nervios de niño que no se puede estar
quieto, abrirá de nuevo sus brazos a la tarde de La Orotava.
Tras Él, la Madre, que con su mirada de
Auxilio va buscando ya a quien la llama y le reza y la espera. Aquí abajo,
sobre sus faldones, la Virgen llevará grabado en las niñas de sus ojos todas
las casas y calles de La Orotava.
Y ya estaremos todos con Ella. Entonces ya
el corazón será Suyo, todo cariño y devoción. Su mano izquierda es una bella
enseñanza de Madre para nuestra vida, pues, como al Niño, también la mano
protectora de la Virgen nos sostiene bien segura. Pero nosotros tenemos que
estar dispuestos y ponernos de pie, es
decir, decididos a actuar, a ayudar a cambiar el mundo, a construir un mundo más
justo, más fraterno, más digno para todos.
No podemos abandonarnos solo al auxilio de
nuestra Madre sin hacer nada, sino que tenemos que poner de nuestra parte,
siguiendo el ejemplo de Jesús, de pie ante el mundo, con los brazos abiertos,
ofreciendo todo nuestro ser por el Reino de Dios.
El cortejo acompañará a la Virgen, y todo
la villa será cortejo: niños y niñas vestidos como en su Primera Comunión,
insignias de las diferentes asociaciones y grupos salesianos, Asociación de
María Auxiliadora, representación de las Hermandades y, como escolta de gala,
el señor cura párroco de La Concepción, el Director del Colegio, y a
continuación los demás patronos de la Fundación y cerrará el cortejo, como es
habitual, el Señor Alcalde y las demás autoridades municipales.
Al llegar a la plaza del quiosco, se hará
un alto. Silencio total. La Coral del Liceo Taoro le tributará su anual
homenaje. Y la procesión seguirá hacia la Plaza del Llano. Al llegar al Colegio
y tras la bendición de María Auxiliadora la despediremos como siempre con
fuegos artificiales. Y con el último volador esperaremos un nuevo mayo. Y atrás
habrán quedado los escaparates engalanados, las festividades de Domingo Savio,
María Mazarello y San Isidro, la Novena, la tómbola de don Antonio, la Olimpiada
Escolar, el Cross, la procesión…
Quiero terminar con un soneto de don
Antonio Márquez. SU VIRGEN (la de don Bosco). Del libro de poemas que dedica a
don Felipe Acosta, con motivo los 50 años de la presencia salesiana en La
Orotava, he encontrada este precioso soneto: Si duerme, con amor sueña con Ella
/ y si vela, encamina Ella su paso. / La
amó desde su infancia hasta su ocaso / y en su frente Ella fue radiante
estrella. / De su ardoroso pecho tal centella / saltaba el nombre de Ella en
todo caso. / Jamás obra emprendió por mero acaso, / que siempre le guio su
Lumbre bella. / En todo instante fue su Auxiliadora, / Su norte y meta y quicio
y puerto y guía / y luz del pensamiento,
en noche fría… / Con emoción, mirando a la Señora: ¡”TODO LO HA HECHO ELLA
–dijo- TODO”, con solícito afán, materno modo!
Personalmente, no olvidaré jamás la llamada
de auxilio que en cada viaje escolar (donde nuestra responsabilidad se
multiplica) hacíamos a la Virgen. Comenzábamos los viajes invocando su
protección y siempre los terminábamos dándole las gracias. Nunca nos abandonó.
Como no abandona nuestra jornada escolar que siempre comenzamos con una pequeña
oración que termina con la jaculatoria “María, Auxiliadora de los cristianos,
ruega por nosotros. Muchas gracias.
Bibliografía: De azul y rosa. (Antonio
Jiménez Romero, Víctor Rodríguez Jiménez y Pedro Ruz Delgado). Los salesianos
en La Orotava (Guillermo Navarro González). El Colegio Salesiano San Isidro de
La Orotava (Juan Cúllen Salazar). La devoción salesiana a María Auxiliadora
(Luis García Iglesias). La Orotava a Don Bosco 50 años después… (Antonio
Márquez Fernández). Boletines salesianos…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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