Fotografía remitida por el amigo de la Villa de La Orotava; EDUARDO SÁNCHEZ
GARCÍA “DARDI”.
Panorámica donde está Santiago Palmero junto con Isidoro Sánchez García,
Francisco Sánchez García, Gilberto Machado con sus respectivas esposas y Paco
Afonso Carrillo el mítico alcalde del Puerto de la Cruz y gobernador
civil de Tenerife, fallecido muy joven en el trágico accidente de la Gomera en
el mes de septiembre del año 1984.
(Muy buena esta foto, que recuerdos y que tiempos…).
El amigo de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; Francisco
Sánchez García remitió entonces la biografía del que fue su secretario particular
durante muchísimos años natural del Realejo Bajo; Santiago Palmero, un
personaje popular del Valle de La Orotava.
Cada vez que hablaba con él en el despacho de Francisco, me decía; Bruno
que no se te olvide que ambos Realejos en su momento cuando eran municipios
separados limitaban desde el monte al mar.
Por cierto fue el principal promotor de la fundación del grupo político
local AIO (Agrupación Independiente de La Orotava), que con el tiempo se
transformó en ATI, AIC y finalizar en Coalición Canaria: “…Nacido en agosto de
1943 en la finca de los señores de la Cruz, en El Castillo del Realejo
Bajo, de Pedro y Luz, y fallecido en el Hospital Universitario el día de reyes
de 2004, tuvo tiempo en sus sesenta años para dejar su impronta personal
singular tanto en su pueblo como en el Puerto de la Cruz y La
Orotava.
Estudió en el Colegio de San Agustín de su pueblo,
teniendo como profesores entre otros a Don José Estévez y a Don Rafael Yanes, a
quienes admiraba. Cuando empezaba el Preuniversitario 1959/60 en el
Instituto Cabrera Pinto de La Laguna dejó los estudios, según su
familia, por comodidad y cabezonería; según él, por razones económicas. Lo
cierto fue que, enrabietado, se empleó en el Bar Dinámico del Puerto de la
Cruz, antes de trabajar en las empresas de Demetrio Domínguez, de Manuel Perez
Siverio y de Manuel Yanes Barreto, desde donde formó, hace treinta años, con el
que suscribe, el despacho profesional que continuamos en la
Villa de la Orotava en el que asesoró con su sabia praxis
jurídica a varios profesionales que empezaban y en el que se retiró
laboralmente por su enfermedad renal.
En todo ese tiempo se atrevió con la corresponsalía
deportiva del Aire Libre en Los Realejos utilizando el abreviado Sanpalgar,
coincidiendo con Paladín y con Juan Cruz, a los que reconocía. Fundó el Juvenil
Hispano de Los Realejos, en el que comenzó a brillar por sus magníficas dotes
organizativas, pero en el que sufrió los contratiempos de las rivalidades entre
el Realejo Alto y el Realejo Bajo. Y después de pasar una corta etapa como
directivo de la U.D. Realejos, con el que tuvo la desgracia deportiva de
descender a segunda regional, se destapó en la secretaría de su Juvenil
Longuera.
Logró convertir a este su equipo U.D. Longuera en
modelo deportivo de Tenerife, por supuesto que con la colaboración de sus
amigos Antonio Oliva (del alma), Alfonso Fernández, Marcos, Carmelo etc,
y de unos extraordinarios jóvenes deportistas entre los que señalaba a Farray,
Platero, Jose, Pedrito. Por sus dotes gestoras incluso convenció a Don Antonio
Yeoward para que cediera graciosamente una de sus fincas para convertirla en el
campo del Longuera, en cuya construcción también implicó a varios amigos
empresarios del Valle. Y para que no se borraran las virtudes marcadas por este
equipo, centró con otros compañeros, en la figura de Mario, su símbolo,
constituyendo la asociación de amigos de Mario de la que era su secretario.
Cuando trabajaba en el Puerto de la Cruz, formó
parte de una tertulia que se reunía junto al Cine Olimpia, en la
Plaza del Charco en la que predominaba la ideología socialista y de cuyos
contertulios, principalmente de Genaro y de Don Jesús el Villero, adquirió lo
mejor de dicha ideología (lo malo de la misma la dejó en Cuba cuando la visitó
por primera vez para comprobarla in situ). En el Puerto, últimamente seguía
reuniéndose con Roberto Hernández Illada, su hijo, Manolo el Flaco, Peri,
Acevedo....., habiéndonos deseado felicidades las últimas Navidades en el
Chinchal de Santa Ursula. Se consideraba también muy amigo de Paco Afonso y de
Salvador García.
Por todas esas cualidades personales, le resultó fácil
colaborar en la creación y en los primeros servicios de Apymevo (Asociación de
los pequeños y medianos empresarios del Valle de la Orotava).
Por su generosidad, servicio a los demás y espíritu
socialista le fue cómodo el gran esfuerzo que hizo para organizarle a Don
Víctor, Melo, Isidoro, Antonio Santos, Nélida, Ruperto, Manolo, Javier,
Américo, Rigo, Ana María, María Isabel, Isaac, Mensa, Pedro Delgado, Ramón
Fariña, Manolo Sánchez, Tomás, Cristóbal, Gelasio, Antonio Hernández
etc.. la Agrupación Independiente de la Orotava (AIO) para
las elecciones municipales de 1979, en las que me ayudó a proclamarme Alcalde
de la Villa de la Orotava. Su laboriosidad, lealtad y
fidelidad fueron importantes virtudes con las que consiguió con facilidad
mantener abierto nuestro despacho profesional, al mismo tiempo que servir de
eficacísimo secretario particular de la Alcaldía1979-1983, con coste cero
para la municipalidad. .
En 1983, al decidirse por sus promotores fundadores la
formación de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), no sólo
aportó ideas sino que mecanografió varias veces por sus sucesivas
modificaciones, en su Underwood, los primeros estatutos de este Partido que se
llevaron a la Notaría de La Laguna de Cruz Auñón para su
fundación.
Intervino también conmigo en las diferentes
reuniones Norte, Capital, Laguna, Sur para incorporar gente. Fue el “culpable”
directo de que no se presentara la candidatura de ATI al Parlamento de Canarias
1983-1987 por su posible confusión con CD, AP, hoy PP. Sabía de las reuniones
el último día de la presentación de la plancha con este partido para conformar
juntos dicha candidatura, por lo que me llamó por teléfono a Santa Cruz donde
me encontraba por razones laborales, para comunicarme que le habían llamado
varios compañeros del Norte anunciándole que si se confirmaba la presentación
conjunta, ellos y él se retiraban. Fue lo que no podía permitir y me obligó a
comunicarme con Alfonso, Froilán y Elías, para entre los cuatro decidir cerrar
la oficina de Santa Cruz y trasladarnos a La Laguna, donde Santiago y
Manuel Martín entre otros realizaron los últimos trámites para cerrar y
presentar la plancha del Cabildo.
Sus conocimientos sobre la política y geografía de
Venezuela, incluso antes de visitarla, lo que hizo por dos veces, (una con su
amigo Felipe Acevedo, y otra para conmemorar el décimo aniversario de la muerte
de Rómulo Betancourt) dejaron impresionados incluso a Don Edgard
Sanabria, Presidente que fue de dicha República, cuando éste estuvo de visita
en La Orotava, de donde procedía. Era tal su saber sobre América del Sur
que cuando, por ejemplo, hablaba de Argentina, su conocimiento sobre este país,
que no visitó nunca, era de tamaña magnitud, que confundía a los propios
argentinos con sus precisiones geográficas obtenidas de su importante librería,
que sus familiares quieren donar al pueblo de Los Realejos.
Le echarán de menos en su tertulia mañanera en la
peluquería de Pedrito Toste, porque ya no le oirán sus cultos y expertos
comentarios sobre la política municipal, nacional e internacional, ni le podrán
cabrear con su secretariado Insular de ATI. Pero siempre sonreirán con su
recuerdo que no les podrá abandonar.
Hace unos quince años y hasta su muerte se destapó en
otra faceta humana importante. Porque fue tan importante y efectiva la ayuda a
sus amigos que se la solicitaron de Cuba, que por dos veces fue invitado
a Miami, lo que da fe de su generosidad en favor de los peor tratados,
entre los que incluía a su tía anciana recientemente fallecida en Cuba para la
que consiguió alguna que otra ayuda económica del Gobierno de Canarias. Otros
inmigrantes cubanos le están agradecidos especialmente porque gracias a sus
gestiones han obtenido su residencia legal en esta isla.
Así vivió Santiago sus sesenta años, pendiente y al
servicio de los demás, con lealtad y fidelidad inigualables, propias de una
personalidad singular que le hacía en algunas ocasiones ser brusco, lo que le
justificábamos precisamente por esas virtudes que le rebosaban, y que le
convirtieron igualmente en un aficionado especial de su Real Madrid.
Era tan especial que, después de muerto, y a través de
su familia que la autorizó, correspondió con el que le había donado el riñón
para que salvara su vida, aceptando la autopsia sobre su cuerpo que le pidieron
los servicios médicos de trasplantes renales del Hospital Universitario, para
que averiguaran las causas desconocidas que le llevaron a su muerte, y, de esa
manera evitárselas a otras personas. Hasta después de muerto, fue leal,
fiel y solidario con la humanidad.
Gracias Santiago por haberme enseñado tanto y por
haber servido especialmente a la juventud y a la sociedad de tu Valle. Que Dios
te lo pague con tu merecido reposo…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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