Fotografía de la
desaparecida entonces Asociación Juvenil Cultural “Tauro” de la Villa de La
Orotava, en la Romería de San Isidro y Santa María de La Cabeza a su paso por
la calle La Carrera, año 1977.
El amigo y compañero de docencia en el IES La
Orotava Manuel González Pérez; AGAPITO DE CRUZ FRANCO expone en su libro “LA
OROTAVA, CURRÍCULUM VÍTAE”, en las páginas 101, 102, 103, 104, 105, 106, 107,
108 y 109, que tituló “ASOCIACIÓN JUVENIL “TAURO” DE LA OROTAVA (1973-1978)”: “…En el marco social y político del año 1973,
cuando faltaban casi tres años para la desaparición física del dictador Franco
y el país vivía un momento de tránsito hacia una nueva sociedad, surgió en La
Orotava un movimiento juvenil de clara base estudiantil denominado “Tauro”. Sin
su existencia, sería imposible entender la historia política y social de los
últimos cuarenta años de La Orotava. Se produjo en los ambientes del entonces
único Instituto de Bachillerato situado en La Torrita, el 17 de marzo de 1973
–fecha de su acta fundacional–, debiéndose su nombre al ser este signo del
zodíaco el mayoritario entre los 32 alumnos/as que pusieron en marcha esta
asociación.
Tuvo su caldo de cultivo, alimentado por un
profesorado que en una época como esta rompía ya moldes en la educación. Me
refiero sobre todo al entonces director del mismo y profesor de Dibujo, el
valenciano Francisco Vicente Ballester, “Paco”, que, aunque con un carácter
peculiar, conectaba con el alumnado en base a una pedagogía comprometedora y
participativa ajena al sistema político imperante, y de la que este movimiento
juvenil sería una de sus consecuencias.
De hecho, el espíritu de “Tauro” (respeto,
cordialidad, complicidad, compañerismo, autonomía, aprendizaje compartido,
intereses sociales y culturales, actitud emprendedora, deseos por cambiar el
sistema, acción directa, etc.) fue imbuido en parte por él. La vertiente
operativa la capitalizaría otro de los profesores, José Florencio La Vieja
Fernández de Yepes, “La Vieja”, asturiano, profesor de FEN (Formación del
Espíritu Nacional) y Gimnasia y en el polo opuesto al anterior, pues pertenecía
al “Movimiento Nacional”. Este último fue el catalizador y a través del que se
dan los pasos formales para su legalización, cuya primera sede, tras el uso de
un aula vacía del viejo instituto, sería el local de la OJE (Organización
Juvenil Española) en el nº 20 de la calle Sor Soledad Cobián, hoy un centro de
actividades culturales gestionado por el Cabildo Insular de Tenerife. Sin
embargo el choque de mentalidades e idiosincrasia entre la OJE (una entidad
tradicional y franquista) y Tauro (movimiento mixto en cuanto a sexos, ideas
democráticas, etc.) hizo que antes de un año se rompiera el acuerdo (se les
abriría un expediente por considerarlo un insulto a la OJE pues “La Vieja”
quería una cosa diferente y perseguía su integración en esta ante su declive).
Es entonces cuando el movimiento juvenil despega y comienza a volar solo,
yéndose –previo paso por una casa que hoy ya no existe, en la confluencia de
las calles Calvario y La Sidrona– a un local alquilado en el número 5
(actualmente se corresponde con el nº 4) de la calle Fernando Fuentes, al lado
de la iglesia de San Juan, en la Villa de Arriba. Aquí disponía de una amplia
planta, además de un sótano para sus actividades con escenario y cantina
incluidos. El local sería arreglado y amueblado por la propia asociación, que
pagaba una cuota mensual de 6.000 Ptas. por el alquiler.
Llegó a planificar incluso una campaña
popular: “La silla”, con el fin de recabar muebles y reciclar más de uno.
Esta sería la sede definitiva de “Tauro”, la
cual se mantendría hasta su desaparición a finales de 1977 y comienzos de 1978,
con las primeras elecciones políticas, aunque el último documento oficial que
yo he encontrado de la asociación es de fecha 22 de abril de 1977, con motivo
de las actividades del Día del Libro.
En ese sentido no se puede delimitar una
fecha exacta de clausura, sino un período difuso a caballo de esos dos años en
que desaparece de la escena y otros actores ocupan el espacio que deja.
Disponía de una junta directiva que se reunía
cada 15 días y se renovaba teóricamente cada dos años. Sus presidentes fueron:
Sebastián Hernández Gutiérrez, Ernesto Rocío, Domingo Hernández Pacheco, Julio
Hernández Belza, Abel Hernández Belza, Raúl González y Sixto Sánchez Perera.
Contaba también con secretarios,
vicepresidentes, tesoreros y un equipo de vocales que a su vez se repartían la
coordinación de las diferentes comisiones: información, cultura, deportes,
arqueología, música, historia canaria, cine, teatro, fotografía, biblioteca,
etc. Bien como parte de las diferentes juntas directivas, como socios o como
colaboradores o, de alguna u otra forma, participantes en Tauro, he encontrado
nombres como: Casiano García Torrens, Eduardo Gadella, Eliseo Álamo Domínguez,
Rafael Gómez León, Azucena Val García, Demetrio García Álvarez, Daniel
Fernández Galván, Federico Rodríguez Franco, Antonio Hernández, Angelita Correa
Santana, Mila Expósito González, Tere Trujillo Delgado, Ricardo González
García, Ignacio Rodríguez, Miguel García García, Fermín Delgado García, Nicolás
Rodríguez Luis, Fernando Delgado, Toño Sánchez Perera, Antonio Hernández, José
Luis Hernández Pérez “Orozco”, Jesús Franco, Cecilio Arbelo, Silvestre Marrero,
Toño Mesa, Concha Reyes, Maikel Breen, Cayetano Barreto, Juan Luis Fernández
(Chela-2), Benjamín Afonso, Miguel Ángel y Aníbal Reyes, Paco Polo, Adolfo
Travieso, Miguel Ángel Martín entre tantos y tantos otros nombres que pueden
darse aquí, por citados dado el gran número de ellos.
Los socios supusieron un total de 125 y
disponían de su propio carnet. Pagaban una cuota mensual de 25 Ptas. siendo el
75% de ellos aproximadamente de la Villa de Arriba y el 25% de la Villa
de Abajo. Algunas de estas personas ya han desaparecido como: Inma Ortiz,
Domingo Domínguez Luis, Javier Montesdeoca de Las Casas, Juan “García”, Manuel
González González, el periodista José H. Chela o el ya citado Domingo Hernández
Pacheco, un auténtico genio del dibujo. Contaban también con la figura de
socios protectores, los cuales aportaban la cantidad de dinero que creían
conveniente.
Aunque la mayoría preferían el anonimato, han
quedado registrados nombres como; Vicente Miranda (Librería Miranda), Carlos
Arguelles, Urbano Sosa (carpintero de la calle Nueva), Rafael Hernández,
Milagros Sánchez, Antonio García, etc.
Tauro, al menos como yo lo he podido analizar
por los documentos y contrastar con testimonios directos, tuvo cuatro fases: una
primera propiamente “escolar” por transcurrir en el ámbito del Instituto La
Torrita y que tiene que ver con su estancia en el mismo y en el local de la
OJE; una segunda “central y autónoma”, que coincide con su traslado a la Villa de
Arriba, en la que despliega una frenética actividad, con una especial
efervescencia creativa y donde Tauro se consolida como tal movimiento juvenil.
De hecho llegan a recibir el Primer Premio
Nacional a la Asociación Juvenil con más actividades culturales de España, y es
en esta etapa cuando evolucionan del estilo jerárquico de junta directiva a la
amplia participación de los socios/as que se involucran en comisiones diversas;
una tercera de “declive” donde es clave la infiltración de las élites políticas
de extrema izquierda que surgían entonces; por fin una cuarta, que, en mi
modesto entender, sobreviene paradójicamente al extinguirse y que tiene tanta
importancia como la segunda: la influencia, reflejo o efectos que luego tuvo en
los nuevos movimientos sociales o políticos en La Orotava.
Su actividad ha quedado en la memoria de
muchos orotavenses, aunque existen revistas que editaba la propia asociación
cuyos contenidos se corresponden con cada uno de sus períodos. “Chinguaro” fue
la primera, con una estética propiamente estudiantil y escolar.
Las dos siguientes las denominarían “Época-1”
y “Época-2”. La amplia actividad que desplegó “Tauro” puede catalogarse en seis
apartados: –Cultural: Creación de un cine-club, cine social no comercial con
mucho rigor y desarrollado en el Cine de Arriba (actual “Sala Teobaldo Power”).
Hay que resaltar que desde 1974 a 1977
realizan cada año y de forma consecutiva la alfombra del Corpus Christi en el
lugar que actualmente la lleva a cabo el grupo gallego de “Ponteareas” frente a
la fachada de la iglesia de La Concepción, con uno de sus presidentes, Julio
Hernández Belza como diseñador. –
De ocio: Bailes, guateques (modalidad de
encuentro juvenil en un momento histórico con casi todo prohibido a este
nivel), excursiones tan dispares como las habidas a los “Sanfermines” o al
Barranco del Infierno en el Sur de Tenerife, por ejemplo, sorteos varios
(cassettes, libros, etc.).
Hoy recuerdan “Tauro” con nostalgia –y como
congelado en el tiempo–, quienes de una u otra forma vivieron como actores su
aventura o disfrutaron como espectadores y espectadoras de su acción humanista,
cultural, medioambiental, deportiva, social y política…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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